Monday, August 31, 2009

AMAR Y QUERER


Amar y querer: en la literatura, en las letras de músicas, y en el diario vivir, han llegado a ser sinónimos y son por tanto intercambiables.

Lo que importa sustancialmente, no es el sustantivo en sí, sino el contenido que conlleva.

Si por querer, quiero significar el sentimiento profundo, intenso, continuado, que tengo por una persona. Si por querer entiendo mi gusto y deleite con la forma de ser de esa persona, con su impronta personal, con su decir, con su inteligencia, con su sensibilidad, con su sinceridad, con su responsabilidad, con su físico, y con su correspondencia a mi sentir, entonces, puedo decir que ese querer es exactamente lo mismo que el amor.

No importa qué palabra use, el significado es el mismo.

Cuando quiero, anhelo estar con la persona querida, la extraño si estoy lejos, me desespero si no se comunica, quiero saber de ella casi a cada instante, la necesito conmigo, le dedico lo mejor de mi, y me doy a mi mismo para ella y por ella.

En tanto y en cuanto ese querer sea recíproco, poco importa que se le llame “querer” o “cariño” en vez de amor. En esencia, es lo mismo.

En otras palabras, el nombre no hace a la cosa. Lo que importa es el contenido detrás de la palabra utilizada.

Ahora bien, claro está que si decimos que “queremos” a alguien, y ese “carniño” es una aceptación de la otra persona en reconocimiento a sus valores, y un gusto por mantener una amistad –con todo lo de importante que una amistad es— pero no toca a las fibras más íntimas de nuestro sentir, no es un gusto por el otro o la otra, que va más allá de la apreciación de su personalidad, entonces claro, eso no es comparable al amor.

El amor es en buena medida, arrebato, explosión de maravillosa irracionalidad.

No hay razones para amar, amar es la razón.

Y es posible que cuando se ama se idealice en parte a la otra persona, pero aún a riesgo de esa idealización, sin embargo, se aplica aquella máxima del sabio Leonardo DaVinci quien decía “cuanto más se conoce, más se ama”.

Y si dos personas han llegado a conocerse bastante, se han transparentado claramente en sus sentimientos, abarcando toda la gama de los mismos, desde los más generales –se podría decir—hasta los más recónditamente íntimos, entonces, cuando no queda nada por ocultar, ni nada que se haya ocultado, cuando dos seres han avanzado en conocerse tanto y tan bien, si realmente se quieren, es que se aman, y si se aman, no pueden negarlo, porque es una especie de suicidio.

El amor no reconoce barreras, se expresa y se vive.

El amor es, o no es tal. En el amor no caben los “si…” o los “pero…”, no hay razones para excusas.

De modo pues que querer, con la intensidad y en la dimensión a que me refiero más arriba, es estar enamorado.

Y los enamorados saben de arrobamiento y arrullos, de romance, de palabas sutiles, de expresiones casi sobrentendidas, de un universo que es exclusivamene de ellos, y de nadie más. Que ellos lo viven y lo hacen realidad, donde no entra más nadie.

Hay otra realidad, que es la cotidiana, la rutinaria, la que puede absorbernos las jornadas.

Pero el tiempo del amor, es un tiempo aparte, y es una dimensión diferente.

Y es exclusivamente de dos, de dos que quieren ser uno.





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Saturday, August 29, 2009

LA AURORA

La aurora es cuando el Sol despunta al alba. Es el anuncio de un nuevo día.

Una nueva jornada en nuestra vida. Una nueva página en blanco, que Dios nos abre para que la escribamos con lo mejor de nosotros.

Y lo mejor de nosotros, siempre será el darnos generosamente, el acudir en ayuda de los necesitados, el no olvidarnos de los que la sociedad margina, el tener sentimientos bien fuertes, y no tener miedo de tenerlos. Y por sobre todo, amar, amar, y amar.

Cada día tenemos que levantarnos dando gracias por la posibilidad de vivirlo. Si con salud, tanto mejor.

Cada día tenemos que comenzar perdonándonos a nosotros mismos, sabiendo que nuestra mayor fortaleza consiste en que somos débiles, e imperfectos, e impuros, sí, si nos comparamos ¿con quién?, no con otros congéneres, sino con Jesús.

Pero sabemos que Jesús es inalcanzable, de modo que debemos conformarnos con lo que nuestra estatura humana nos permite llegar, siempre intentando ir a más, y no a menos.

El apóstol Pablo lo describió muy bien en un pasaje de su Carta a los Filipenses, en el Capítulo 3, los versículos 13 y 14:

“Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta….”

Perdonarnos pues a nosotros mismos, es parte del cumplimiento del segundo mandamiento: “como a ti mismo/a”, así es como debemos amar al prójimo. Si no nos amamos o nos amamos muy poco a nosotros mismos ¿cómo y cuánto podremos amar al prójimo?

Amarnos a nosotros mismos es sentirnos felices y gozosos por lo que somos.

Sentirnos felices de nuestro cuerpo. Mirarlo, y admirarlo.

Sentirnos felices de nuestra salud.

Sentirnos felices de todas las cosas que podemos hacer, y de todo el conocimiento y la experiencia que hemos podido acumular.

Sentirnos felices de tener buenos sentimientos, de amar a nuestros seres queridos, de amar a quien ocupa un lugar en nuestro corazón.

Sentirnos felices de poder vivir el romance, y también la pasión.

Sentirnos felices de ser quienes somos, un hombre, o una mujer.

Y a partir de ahí, estar abiertos a una sociedad que nos necesita, nos quiere, nos busca, nos reclama y espera de nosotros.

Y también estar abiertos a sentir al corazón que vibra y late junto al nuestro, casi como si fuera el nuestro propio.

A descubrir las sutiles coincidencias que nos hacen uno, capaces de vencer distancias y trabas o dificultades. Y no temer.

No temer ser nosotros mismos. No temer ser auténticos. ¡No temer ser humanos!

Por tanto, imperfectos sí, falibles también. Sabiendo que podemos caer, pero tenemos las fuerzas para levantarnos. Sabiendo que podemos equivocarnos y luego enmendar el error.

Sabiendo que tenemos un manojo hermoso de dulces y tibios sueños que podemos hacer realidad porque están a nuestro alcance, si queremos y nos atrevemos a vivirlos, y no sólo a soñarlos.

La aurora es el despertar de un nuevo día.

¿Cómo te tratarás hoy a ti mismo, a ti misma? ¿Cómo harás de este día, un gran día?

Perdónate y perdona. Ámate y ama.

¡Que tengas una jornada feliz!



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Friday, August 28, 2009

"NO QUISIERA QUERERTE, PERO TE QUIERO..."

Ya he dicho que por medio de este blog, no sólo quiero compartir con ustedes ideas, sentimientos, reflexiones, vivencias profundas del alma, sino también, el lenguaje universal de la música, en sus más variadas vertientes.

El Río de la Plata (Argentina, Uruguay) es fecundo en música folklórica, y dentro de ella se destaca una que es la samba (¡por favor no confundir con el samba brasileño!).

La samba es una canción cadenciosa, algo tristona, que cuenta experiencias de vida, que dice de sueños, anhelos, cosas cotidianas del hombre y la mujer del campo.

De entre un vastísimo y variado repertorio, he escogido esta canción que lleva un título muy particular, que en definitiva nos habla de la complejidad del ser humano y su psique, de cómo a veces tememos amar, de cómo sin quererlo a veces labramos nuestro propio drama.

Para mi, en cierta medida esta canción nos habla de un amor reprimido, de alguien que no ha llegado a la madurez suficiente para vivirlo a pleno, con toda intensidad y en todo su alcance. O que, pudiendo hacerlo asi se frena, no obstante, por socioconvencionalismos, el que diran, o ciertas pautas que ya no se aplican en el Siglo que vivimos.

Tal vez, esta canción ayude a alguien a reflexionar sobre su propia posible situacion.

Tal vez alguien --lector, lectora, y ahora escucha de esta canción-- encuentre una descripción casi igual a si mismo/a, a lo que le está pasando.

Ojalá que si así sucediera, no encuentre en la canción el "consuelo de tonto", de que "a otros les pasa lo mismo", sino la luz roja de alerta para darse cuenta que el amor descrito por la canción, aunque fuerte y sincero, es cojo, le falta una pierna, no puede andar todo el camino.

La canción en sí es hermosa, y he encontrado a una intérprete femenina de la misma que tiene una voz hasta cierto punto dramática y potente, que la dice muy bien.

Aquí va entonces "No quisiera quererte, pero te quiero".




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Wednesday, August 26, 2009

¡EL SOL BRILLA ESPLÉNDIDO!


Tiempos turbulentos se dan en nuestra existencia.

A veces nos toman totalmente descolocados y por sorpresa.

Pero la vida es así.

Debemos admitir que los seres humanos somos complejos, y que las circunstancias a veces nos crean tales tremendas tensiones y estrés, de los cuales es difícil salir. Y somos como absorbidos por una vorágine, como por un tornado o torbellino.

Y cuando estamos en esas circunstancias, pues estamos en medio de una tormenta. No son nuestros mejores momentos.

Pero como escribí hace unos días, siempre ocurre que las tormentas pasan, las oscuras nubes se disipan, y el cielo se abre y vuelve a verse el sol.

Obviamente, estoy hablando en términos alegóricos.

Y puedo asegurarles que hoy, miércoles 26 de agosto, fue un día que comenzó todavía con la presencia de una tormenta que se cernía toda la madrugada….que nos impidió dormir ya por tres dias, en forma adecuada.

Pero hoy el Sol brilla espléndido. El cielo se despejó luego de las 11 hora local mía aquí en el Este de Estados Unidos, y realmente estoy disfrutando a pleno, y no saben cuánto y cómo.

Así que celebro con ustedes la presencia del Astro Rey, en medio de un cielo azul, diáfano, y un calor agradable, propio del verano de este hemisferio.



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Tuesday, August 25, 2009

COMO SE ARRANCA UNA MUELA

Cuando desarrollamos un sentimiento profundo, pero muy profundo, que se arraiga en nosotros como las firmes y gruesas raíces de un arbol, no es facil desterrarlo de un plumazo, como si nunca hubiera existido, como si hubiese sido un sueño, como si nada hubiese pasado.

Más bien hay que poner todo el empeño, toda la voluntad, y todo el aparataje para extraerlo como se arranca una muela.

Y cuando nos extaen una muela, queda un vacío que recuerda de inmediato lo que allí hubo. Y aunque la encia y hasta la mejilla nos queden insensibles por la anestesia, quitar la muela también implica derramar sangre, aunque poca, pero sangre al fin.

La sangre, elemento vital por excelencia. Representación de la vida misma.

Sangre pues, y un lugar vacío de su contenido son los resultados de tal extirpación, que demanda, como digo aparataje, intencionalidad, propósito deliberado, y por sobre todo, una razón.

En el plano de los sentimientos auténticos, verdaderos, intensos, esos que se llevan muy dentro, esos que pasan a formar parte de quien es uno, esos sin los cuales ya no se puede vivir, no es posible que algo se borre de un saque, --como quien arranca una muela. No es posible que lo que hasta hace pocas horas fue una realidad, deje de serlo súbitamente.

Porque entonces uno tiene el legítimo derecho a preguntar: ¿y todo lo anterior qué fue?, ¿una trágica parodia?, ¿una mentira deliberadamente sostenida por ver hasta cuándo y cómo funcionaba?, ¿un jugar con los sentimientos del otro o la otra persona?

Cuesta mucho aceptar como respuestas válidas cualesquiera de esas opciones planteadas como preguntas.

Cuando la otra persona es seria, honesta, sincera, no podemos pensar ni en parodia, ni en mentira, ni en juego. Tenemos la obligación de aceptar como totalmente válido las expresiones de sus sentimientos.

¿Cómo comprender entonces un dar vuelta la espalda de golpe?

Alguien me dirá: “razones habrá”. ¿Por ejemplo? Preguntaría, y me podrían responder, suponte que una de las partes traicionó a la otra, simplemente la dejó por otro amor, --para el caso de que sea éste el sentimiento en juego.

Ahí de golpe se puede producir una ruptura.

Supongamos que una de las partes descubre en la otra una conducta inaceptable, pero verdaderamente inaceptable, reprochable, un desliz grueso de inmoralidad o algo así.

Bueno, diría yo, así también lo entiendo. Pero tiene que ser algo realmente grosero, algo grave. Caso contrario no habría razón.

La persona pudo haberse sentido ofendida, seriamente ofendida.

Si es así, el que ofendió está obligado a reconocer la ofensa y a disculparse sinceramente, aguardando ser perdonado, y la persona ofendida, tiene que tener la gracia, en último término el gesto de compasión, de perdonar.

Porque se nos perdona cuanto perdonamos.

Y del perdón viene la reconciliación, y de la reconciliación la paz, y de la paz, el entendimiento, y del entendimiento, la re-creación de una relación que tal vez nunca tuvo por qué terminar, y menos de golpe.

Amiga, amigo: ¿has tenido algún desengaño últimamente?, ¿te has sentido herida o herido por algo o alguien?, ¿has averiguado bien si hubo mala intención, propósito deliberado? ¿te sientes capaz de perdonar? ¿valoras todo cuanto has edificado como para cuidar que de golpe no se derrumbe?

Fija condiciones, establece parámetros claros, pero no dejes de perdonar, no dejes de querer, no termines fulminantemente con un sentimiento profundo.

Porque será como si te arrancaran una muela. Sentirás luego dolor, cuando la anestesia se vaya, y te costará sangre, y un espacio que de golpe queda vacío….

Piénsalo, piénsalo bien. ¿Vale la pena?



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Monday, August 24, 2009

CONOZCO UN ALMA BUENA


Conozco un alma buena.

¿Me permitirían la travesura de definirla como “un alma buena en un cuerpo inquieto”?

Porque yo creo que ella es así.

Pero sé que su esencia es de madera buena y noble.

Que ama el bien. Que detesta la hipocresía y la mentira. Que se compadece de los necesitados, que ayuda a cuantos puede, y que tiene un corazón sensible.

Que vive atareada todo el día, casi que corriendo para dar abasto con todos sus compromisos que son muchos y a veces se acumulan en tropel.

Y eso le genera estrés, y tensiones, y es como una bomba…y de pronto explota.

Y cuando explota dice cosas horrorosas. Cosas que no se compadecen con la esencia de su ser. Con quien ella es y cómo es. Cosas que no querría decir nunca. Pero las dice, y las argumenta, y se enfada, y….

Después, bastante después, cuando vuelve la calma, cuando las obligaciones amenguan, cuando los días difíciles pasan, cuando todo se hace más normal y controlable, siente la ausencia del bien perdido, o sea la ausencia de todo aquello que la ha cobijado, rodeado, y acompañado con cariño y paciencia por largos meses.

Y entonces, como si no hubiera pasado nada, como si no hubiese estallado la bomba, como si no hubiera provocado daños y destrozos, retorna con frescura a lo de siempre, a lo que fue antes del estallido, a recomponer los vínculos, a re-andar el camino, a decir bien y pensar mejor. A sentir cosas hermosas y compartirlas. A escribir prosa y poesías inspiradas e inspiradoras. A ser otra vez ella, esencialmente ella.

Ella que tiene esa particular mezcla de alma buena en cuerpo inquieto.

Un cuerpo que siente hambre y sed, y quiere saciarse.

Un cuerpo que reclama las delicias de la pasión, simplemente porque le son propias, entendámonos. (¿o acaso no somos todos así?)

Y a mi me gusta conceptualizarla y pensarla en ambos aspectos, porque ambos juntos, inseparablemente juntos, son ella. ¡Genio y figura!

Algunos de ustedes se estarán preguntando ¿quién es ella, dónde está, cómo se llama?

Ella está en todas partes.

Ella, simplemente, se llama: mujer.


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UN NUEVO DÍA, UN NUEVO SOL

La existencia humana está expuesta a acontecimientos felices y dolorosos. Así es siempre. No se puede evitar.

Pero especialmente luego de cada acontecimiento aciago, debemos renovar nuestras fuerzas, redoblar nuestro ánimo y seguir adelante.

Porque luego de cada tormenta, sale nuevamente el Sol.

Después de todo, las tormentas son pasajeras. Hay que verlas desde esa perspectiva. A veces se dan ciertas condiciones meteorológicas que las provocan. Pero esas mismas condiciones, afortunadamente, son cambiantes. No se estancan, no quedan para siempre.

La atmósfera es dinámica, y de ella tenemos que aprender.

Luego de cada episodio luctuoso, la vida sigue brillando y sigue estimulándonos a continuar adelante, a vivir intensamente el presente, y a aguardar con esperanza el futuro.

Como ha escrito una gran amiga:

es darse cuenta de la fragilidad de la vida, y por eso mismo
exprimirla al máximo y disfrutar de ella...
estar vivo!, y poder tocar, oler, palpitar!
enamorarse y amar, reir, sufrir y aun así, volver amar!
de eso se trata la vida, de ser feliz!

Es cierto que los reveses duelen, y mucho más cuando nos llegan gratuitamente, sin merecerlos, como chaparrón intenso caído desde oscuros nubarrones.

Pero sabemos por experiencia, que los nubarrones se disipan, que los vientos les empujan y se van, y cielo azul se abre, y el Sol vuelve a brillar.

Yo quiero de corazón, que los nubarrones se vayan lejos, se disipen pronto, porque quiero celebrar ver de nuevo el Sol.



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Saturday, August 22, 2009

DÉJENME SER


Déjenme ser

Por un momento,
Por una instancia
Por una ocasión

Déjenme ser,
Permítanme ser
Déjen que muestre
Y demuestre de qué soy capaz

Dejen que otros
Pueda valorar mi quehacer
Denme la oportunidad
De estar, de mostrarme

Ábranme el camino
Para que otros sepan de mi
Permítanme que mi decir
Aumente su alcance

Permítanme que otros
También disfruten lo que ustedes
Permitan que muchos
Puedan conocer

Los tesoros que he desgranado
Las reflexiones que he expuesto
Las poesías que he escrito
Las propuestas que he planteado

No importa que luego las discutan
No importa si después las comparten
Pero déjenme decir
Déjenme hacer

Por un momento
Por una instancia
Por una occasion

Déjenme ser
Permítanme ser
Sin competir con nadie
Sin opacar a nadie

Yo solo por mis méritos
O con mis defectos
A puro esfuerzo
Y todo corazón

Por un momento
Por una instancia
Por una ocasión
Déjenme ser

enigma – 21:10 Agosto 21, de 2009

Reacción rápida: Ya hubo alguien que me preguntó, con buen espíritu solidario: “¿de qué manera te podemos dejar ser?, ¿a qué te refieres más precisamente?”

Contesto: Tengo un libro que escribí para que fuese leído en toda América Latina. Ganó un premio internacional y se publicó en España. Pero no hubo mecanismos de mercadeo y distribución continental. Lo mismo ocurrió con una versión actualizada publicada en Uruguay.
He aguardado que un país con capacidad para ambas cosas pudiera publicármelo, por ejemplo México. Hace casi medio año envié el manuscrito a dos editoriales mexicanas, hasta hoy no he tenido respuesta.

Quisiera hacer un programa de radio, dialogado, con buena música, lejos de la mundanal chabacanería que nos agobia abundantemente. Preferentemente de noche, para un público especial, con el cual compartir mucho de lo que está en este blog. Un programa a mi estilo.

Tengo cinco conferencias, ilustradas con imágenes en Power Point a las que deseo agregar e intercalar imágenes de video, para preparar DVDs y hacer que pueda usarse ese material en televisón, como programas autocontenidos. Tengo todo. No dispongo de los instrumentos y la pericia para la tarea de edición.

Bueno. Está todo dicho. Ahora las respuestas las tienen ustedes.

Gracias.

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Friday, August 21, 2009

LA CONFIANZA

“La confianza mata al hombre” dice uno de esas expresiones que pretenden ser de “sabiduría popular”, pero que en el fondo, son de cinismo popular.

La confianza no mata a nadie, no destruye a nadie, no le hace mal a nadie, cuando es aplicada a quien la merece.

El problema no es la confianza, sino en quién se confía.

Si confiamos en la persona equivocada, seguramente vamos a tener problemas, y a veces muy graves. Vamos a sufrir consecuencias imprevistas.

Entonces voy a hablar de los fundamentos de la confianza.

La confianza se cimenta sobre la base de tres pilares: honestidad, transparencia, responsabilidad.

Lo primero que se requiere para que alguien confíe en uno, es ser honesto. No mentir, no esconder cosas, hablar en forma directa, lisa y llana. Llamar a las cosas por su nombre, no tenerle miedo a la verdad, tener un sentido solidario.

Lo segundo es ser transparente. Es abrirse a que a uno le conozcan y le conozcan plenamente. Y a dar razón, y a demostrar hasta documentadamente si ello es necesario, que se es de una manera, que no hay tarmpas, escamoteos, falsedades, ocultamientos, disimulos, poses que no se corresponden con la realidad. Mostrarse tal cual uno es, de modo que la otra parte sepa claramente a qué atenerse con uno. Qué puede esperar o no de uno.

Lo tercero es ser responsable. Se promete algo y se cumple, se ha de ralizar una tarea, y se hace a cabalidad sin necesidad de una supervisión ante la cual quedar bien, sino que uno siente la necesidad intrínseca de quedar bien por uno mismo. Si se asumen compromisos, se cumplen.

Cuando estos tres factores se dan mancomunadamente, los cimientos están puestos firmes para que sobre ellos se edifique la confianza.

Esa confianza nos llevará a compartir nuestra misma intimidad. Esa confianza hará que otros se abran a compartir la suya, sin temores, sin miedos. Cuanto más se conocen las personas que se confían mutuamente, más aumenta la confianza.

Saberse el uno del otro, asegura que uno no sólo pueda hablar y compartir con la otra persona cualquier cosa, sino que se tiene la seguridad de que esa otra persona no va a estar desparramando por ahí, lo que sabe de uno, lo que conoce de uno, esa transparencia de la que ha sido depositaria. Y que tampoco va a usar todo lo que conoce de uno para fines inconfesables. Y eso es recíproco, pues la confianza supone un vínculo personal entre una persona y otra o varias.

La confianza no surge de repente. Se construye de a poco. La confianza es abonada por el tiempo.

Se da muestra de ella cuando se pone a prueba, y la persona no falla. Y se hace otra prueba, y tampoco falla. Entonces la confianza –como una planta—crece y aumenta, cada vez más, hasta hacerse total.

Tuve un gran amigo, estuvo hasta que falleció en la lista de los mejores, y había ocupado cargos de responsabilidad, y de tesorero en una institución. Y era tan honesto, tan leal, tan noble, que yo siempre afirmaba ante quien me quisiera oir, que mi confianza en él era total. Y lo ponía con un ejemplo muy gráfico. Decía que le podía dar a mi amigo algo de extraordinario valor, y yo estaba seguro que lo iba a cuidar más aún que a sus propias pertenencias. Justamente porque no era algo propio.

Así ha de ser la persona en la cual se puede confiar. Y cuando la persona es así, honesta, transparente, responsable, tener confianza es un placer y trae paz a nuestro espíritu. Esa confianza no mata, no nos destruye, no nos complica la existencia, no la transforma en miserable. Por el contrario, nos sentimos felices de tener personas en quienes confiar.

Así se cimenta, surge y crece la confianza.

La confianza, finalmente es la forma que tenemos los humanos de creer los unos en los otros. Y esa confianza es la que sostiene y nos da esperanza.

Creer finalmente, es confiar plena y totalmente.

¡Dichosos quienes tienen confianza, quienes pueden confiar, quienes son confiables!




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Thursday, August 20, 2009

SENTIR...SIEMPRE SENTIR...Y AMAR!

No me importa que hoy he añadido un día más a mi existencia.

Tampoco me importa que este día más cumplo años, contados desde cuando nací.

No me hace a quién soy, a cómo soy, a lo que he llegado, a lo que puedo llegar a ser.

No le hace a todos quienes me quieren bien, a quienes me aman, a quienes son mis amigas y amigos esparcidos por el planeta.

Sólo quiero hoy decir una cosa que me parece esencial al ser humano. Algo que cada vez estoy convencido es lo más fundamental, lo que tendría que caracterizarnos por sobre toda otra consideración o aspecto, y eso es nuestra capacidad de sentir. O sea de tener sentimientos enormes, profundos, arrasadores.

Sentir con ganas, apasionadamente. Sentir. Porque eso nos da la pauta de que realmente estamos vivos.

Sentir que, desde mi punto de vista, se ha transformado en la quintaesencia y definición del ser humano.

El desarrollo de los sentimientos al grado máximo posible es lo que nos distingue de las fieras y del resto de la naturaleza.

Claro está que me refiero a sentimientos buenos, positivos, edificantes, a sentimientos que tienen como base el amor.

Si no sentimos amor, no somos humanos.



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Wednesday, August 19, 2009

REFLEXIONANDO...

La existencia nos impone un fragor, un estrés, una aceleración en todo cuanto hacemos, que de tanto en tanto necesitamos ineludiblemente, hacer un alto.

Dejar el ruido, el tráfico, el reloj, los horarios, los compromisos, el trabajo, todo….quedarnos en silencio, sin apuros, sin exigencias ni demandas, quietos, quedarnos con nosotros mismos.

Y cuando estamos así, es bueno primero hacer un repaso sumario de lo que ha sido nuestra vida hasta este preciso momento.

¿Qué circunstancias duras, difíciles, aciagas hemos tenido que afrontar?. ¿Cuáles han sido felices, hermosas, exitosas, y nos han dado satisfacción?.

¿Qué frustraciones de pronto arrastramos, cuántas cosas quisimos hacer y no logramos concretar?. ¿Cuántas otras –que aún ni imaginábamos—fuimos capaces de realizar?.

¿Dónde nos encontramos geográficamente, y qué determina ello en cuanto a la calidad de vida que llevamos, a los servicios de que disponemos, a la gente que nos rodea, a las amistades, a las posibilidades de desarrollarnos más plenamente, de cultivarnos, de alcanzar otras metas?.

¿Cómo es nuestra familia, cómo está compuesta, a quiénes realmente queremos, a quiénes no nos importaría dejar, o no nos importaría tanto?. ¿Cómo nos relacionamos con nuestra familia y nuestros familiares con nosotros?. ¿Qué posibilidad existe de hacer planes juntos, o de hacerlos por separado?. ¿Hasta dónde podemos andar con la familia, y cuánto sentimos que tenemos que andar solos/as?.

¿Qué queremos ser, y qué estamos siendo?. ¿Qué nos falta para ser lo que queremos y como lo podemos alcanzar?.

¿Debemos seguir una rutina en la que estamos inmersos, o debemos abrirnos a opciones, oportunidades, invitaciones y perspectivas nuevas?.

¿Hemos llegado a la cúspide o aún estamos subiendo la empinada cuesta?.

¿Cómo nos vemos a nosotros mismos, y cómo nos ven los demás?. ¿Las visiones coinciden mayormente, o difieren?. ¿Entendemos por qué?.

Nuestra existencia ¿tiene sentido, o nos resulta un sinsentido?. ¿Tiene un propósito, o no tiene propósito alguno?.

¿Nos sentimos parte de un todo inmensamente grande, o nos consideramos solitariamente aislados y uno más en una muchedumbre de miles de millones de habitantes del planeta?.

Finalmente, ¿qué estamos dispuestos a dar, qué estamos dispuestos a arriesgar, de qué situaciones o cosas estamos dispuestos a desprendernos?

Hay algunas paradojas interesantes: Cuanto más nos damos, más ganamos. Cuanto más cosas tenemos menos somos. Cuanto más escuchamos, más aprendemos. Cuanto más hablamos, menos oímos.

Si estas preguntas les han ayudado a encontrarse más a ustedes mismos/as, mi misión por hoy, está cumplida.

Siempre vuestro,

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Friday, August 14, 2009

¿CÓMO ES UN ÁNGEL?

¿Cómo es un ángel?

No, no es un niño regordete con alitas en la espalda.

Cabellos rubios ensortijados y cachetes rosados

Ojos celestes y piel blanca

Los verdaderos ángeles eran poco más que seres humanos.

Con ciertos poderes muy especiales

Manejaban a gusto la genética,

y también la energía nuclear.

Sabían enseñar a cultivar la tierra y a trabajar los metales

Eran guardianes de los humanos

Anunciadores de mensajes importantes

Y cuidadores de que les fuera bien a quienes sabían recibirles

Pero solemos tener una idea más romántica de un ángel

Que puede ser masculino o femenino

¿acaso no decimos “ella es un ángel”?

Y a ese carácter de ángel le adherimos bondad, paciencia,

Dulzura, comprensión, perdón, guía, compañía segura, y amor

Ernesto Cortázar tiene una música que tituló

“God sent me an Angel”, (“Dios me envió un Ángel”)

Y cuando buscamos a ese ángel no mirando hacia el cielo

Sino mirando a la altura de la gente, aquí en la Tierra,

Descubrimos que de pronto sus cabellos son negros

Y sus ojos marrones, y su sonrisa no está excenta de picardía

Y abriga un corazón dadivoso y de oro

Que se compunge por la infelicidad de los minusválidos

Y observa con dolor a los desvalidos, mientras

Arrulla a los niños y les da su protección

Y en el secreto más recóndito de su intimidad

Guarda una caldera de pasión que se enciende

Cuando se pronuncian ciertas palabras “mágicas”

Y el ángel se da por entero con generosidad y fruición

Y en ese momento Cielo y Tierra son Uno y el Todo

Yo conozco que ángeles tales les hay, y una en particular.



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Thursday, August 13, 2009

CUANDO LAS PALABRAS NO ALCANZAN

Las palabras son herramientas que nos permiten comunicarnos, expresarnos, compartir nuestros pensamientos y sentimientos.

Las palabras son un vehículo socio-cultural.

Nos basamos permanentemente en ellas para vivir.

Aún los mudos, por señas, se comunican con el mundo y el mundo con ellos.

El lenguaje es parte de nuestro ser.

Pero hay momentos y circunstancias en la vida, en que las palabras huelgan, en que no es menester decir nada, pues todo resulta demasiado explícito.

Mas hay otros momentos y circunstancias, tan conmovedores, tan profundos, o tan maravillosos, que las palabras no alcanzan, no son suficientes, o más bien, no hallamos palabras que puedan adecuadamente permitir expresarnos.

La fuerza de cuanto sentimos rebasa totalmente nuestra capacidad de decir, y se abre entonces un silencio, un silencio que no es vacío, sino un silencio pletórico de significado, un silencio lleno, tan lleno que revienta y nos supera.

Quisiéramos poder conectar electrónicamente nuestro cerebro al de otra persona a quien queremos hacer saber qué sentimos y pensamos, para que su cerebro le permitiera captar en su completa dimensión cuánto llevamos dentro.

¡Ah, si ello fuese posible!

Entre tanto, son también esas veces cuando quedamos apabullados por los pensamientos y sentimientos de otros/as hacia nosotros.

Es tanto lo que nos dan, lo que nos brindan a raudales, hermosamente, que no atinamos siquiera a poder de alguna manera corresponderles.

Pero sí tenemos claro, bien claro y nítido, cómo y quién es cada quién.

Entonces agradecemos sus expresiones. Sus prosas y poesías, sus canciones dedicadas expresamente, sus chats, y sus búsquedas, y los encuentros.

Es en medio de estas estupendas experiencias que siento el gozo de vivir, de estar aquí, de saberme en este planeta azul, y siento también un agradecimiento que con humildad declaro “urbi et orbi”, por todas y todos quienes me proporcionan tanto.



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Monday, August 10, 2009

EXISTIR IMPLICA FINITUD, PERO…

El gran maestro de teología Paul Tillich, separaba lo que ser de lo que es existir.

Y para ponerlo bien claro, él decía que Dios es, en tanto el humano existe.

En el ser se conjuga una permanencia eterna, expresada bíblicamente en el Yo Soy, quintaesencia de la divinidad. O sea, Soy el que Soy, el que soy siempre, y por tanto fui, soy y seré.

En el humano habita el ser, pero éste se manifesta en una existencia material tridimensional, y esta existencia es la que tiene un comienzo y un final.

Nuestro ser, que es parte del ser cósmico, imposible de imaginar, menos aún de trazar una imagen del mismo, al cual llamamo Dios, y que mucho mejor aún Tillich llamaba el Ser en Sí, tiene por tanto un contenido de eternidad, puesto en un continente efímero.

Lo que es prima facie tangible para nosotros, lo que vemos, tocamos, es la existencia tangible de cada uno de nosotros.

Pero somos no lo que se ve, se palpa, se huele, sino lo que no se ve, lo que está antes y más allá de nosotros en esta etapa de existencia. Nuestro yo profundo, nuestro yo íntimo, nuestro yo indiscernible por los sentidos. Nuestra identidad propia, única e irrepetible.

Esa identidad propia, única e irrepetible, es la que no desaparece cuando en el proceso transformacional en el que abandonamos esta existencia, y dejamos esta base biopsicofísica que es nuestro cuerpo, --proceso al que llamamos muerte—ocurre.

Son muchos los medicos y antropólogos que nos han citado múltiples y bien establecidos ejemplos de que hay vida más allá de esta vida. Otra vida, o más bien, vida en otro nivel, en otra dimensión, en la que no existimos pero seguimos siendo. Y lo que es más apasionante aún, es que mantenemos conciencia de nuestra identidad.

Esta semana que pasó, me tocó acompañar la experiencia de mi madre, luchando por seguir existiendo, pero a punto de haber podido dejar de hacerlo.

Hace poco un amigo del alma, pasó por una experiencia similar, y sigue estando entre nosotros.

Pero estas experiencias del encuentro y del contacto a través de otros, con la perspectiva cierta de dejar en algún momento de existir, nos ayuda a reflexionar sobre el valor que tiene esta existencia de la cual ahora disponemos.

Y por otro lado, le quita todo poder terrorífico a lo que llamamos muerte. No, la muerte, el dejar esta existencia no es nuestro fin, sino el fin de una etapa de quienes somos. Una etapa que fue precedida por otra vida anterior, que también abandonamos. Me refiero a la vida intrauterina, para la cual un día morimos, y ese día, es el que desde esta dimensión existencial llamamos nacimiento.

De lo cual aprendemos que, para pasar de una vida a otra, es menester abandonar la anterior.

Entonces, cuando nos animamos a pensar por un instante en que cada día de nuestra existencia es una posibilidad que se abre como una página en blanco para escribirla con lo mejor que tenemos dentro, debemos ser agradecidos al Ser en Sí por la posibilidad que nos da, y no estropearla sino aprovecharla al máximo, para crecer ya no en estatura física, sino en la estatura de nuestro ser interior.

Y por sobre todos los factores que contribuyen a ese crecimiento interior, hay uno que es el máximo, el superior a todos, pues es el que tiene una conexión directa con la esencia misma del Ser en Sí: el amor.



enigma

Sunday, August 2, 2009

¿ACASO EL AMOR TIENE CADENAS?

Es bueno reflexionar sobre esta pregunta.

Porque hay personas que creen que si existe una relación de amor en la pareja, esa relación les obliga con decreto “ad aeternum” a estar unidos, juntos, a no poderse separar, ni siquiera circunstancialmente, para que ella vaya de compras con sus amigas, y él a ver un partido de fútbol con sus amigos.

Hay quienes piensan que siempre deben estar los dos juntos, en todo lo que puedan. ¡Menos mal que en general, las horas de trabajo se salvan!, pero en todo lo demás, lo conciben como una existencia en que tienen que vivirla pegados, como estampilla al sobre.

Pues la realidad nos indica a diario todo lo contrario.

Dos seres por más que se amen, y claro está que si ello ocurre querrán estar juntos lo más que puedan, no obstante, no deben perder nunca su indivudalidad, su caracter propio, su impronta personal, su manera de ser y hacer. No deben desdibujarse, anularse, porque el amor tiene que haber surgido de reconocerse tal cual son, y no de una imagen hipócrita de cada uno.

De modo que aquello de “hasta que la muerte nos separe” es un anticuado formulismo que sólo ha quedado como recitado en las ceremonias matrimoniales –no en todas, tampoco-- y que debería ser sustituído por “hasta que así lo queramos o la muerte nos separe”, lo cual tendria muchos más sentido y se aplicaría claramente a la vida tal cual es en este Siglo 21.

El amor auténtico, entonces, no tiene cadenas, no puede tenerlas. Si las mismas aparecen, entonces deja de ser amor, para ser una relación obligatoria y sin alternativas. Una especie de “dictadura matrimonial”, que impone condiciones, y demanda acatamiento total.

Frente a eso, se yergue el amor libre. O sea el amor vivido en la libertad de cada uno de los integrantes de la pareja, de ser espontáneamente tal cual son, sin más ataduras que las que surjan del sentimiento que les une, sentimiento que nunca puede determinar la anulación del otro, o la otra.

Y por la misma razón de que el amor no tiene cadenas, y no puede imponerse, cada quien es libre de amar todo el tiempo, o un tiempo, y luego cambiar de sentir o de parecer. De pronto, de descubrir que lo que creía era amor, era una atracción muy especial, pero que no llegaba a asumir el nivel del amor fuerte, intenso, profundo.

Tal vez era un arrebato pasional. Tal vez un entenderse de la pareja en la relación afectivo-sexual, pero poco más, si la pareja quería ir más allá en la vida.

Y para esa situación en que cada una de las partes, o una parte de la pareja, descubre que ya no siente lo que creyó sentir, tampoco pueden haber cadenas, sino que tiene siempre que haber libertad.

Es esencialmente la libertad de ser, de ser uno mismo, y la libertad de elegir. De elegir el tipo de vida que queremos, y con quién queremos vivirla.

Y eso, debe ser respetado, comprendido, y aceptado por la otra parte, aunque duela, aunque se sienta que de pronto el mundo se viene abajo, que todos los sueños, ilusiones, anhelos, esperanzas y situaciones esperadas, imaginadas, se desploman.

¡Claro que es una experiencia desagradable!, pero en aras de los valores profundos del respeto mutuo, así debe ser.

Y si una de las partes ha amado, y la otra descubre que no sentía amor, la parte que ama, por ese mismo amor, debe estar dispuesta a aceptar la realidad tal cual es.

No puede forzar a la otra a ser como no es, o a hacer lo que no está dispuesta a realizar.

El amor es una fuerza liberadora, no encadenadora.

De modo que en la libertad del amor, todo es posible. También, el adiós.



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