Tuesday, October 13, 2009

COSAS QUE NOS OCURREN

Estoy seguro que a ustedes también les ha sucedido, y más de una vez.

Hay cosas que no planificamos, sobre las cuales no hacemos ni planes ni tenemos proyectos, y que de pronto, son como puertas que se nos abren y nos ofrecen posibilidades no sólo imprevistas, sino extraordinarias.

Hace 20 años, trabajaba como periodista en una emisora, y tenía que preparar un informativo nocturno para el cual una colega dejaba grabado una cassette con noticias del ámbito cultural.

Escuchando la cassette previamente, para ver su contenido y extensión, me entero que una emisora internacional de gran prestigio, llamaba a concurso para locutores internacionales.

Ese fue el punto de arranque por el cual hoy vivo en Estados Unidos.

Me presenté al concurso, fueron ocho horas en total, con un descanso de 30 minutos al mediodía.

Luego vino el viaje pago, el cheque para instalarme en Washington D.C., y empezar a vivir una aventura casi –como dice la canción— “en la segunda mitad de mi vida”.

Me enteré que de toda América Latina habían concursado más de 200 colegas, y había sólo cuatro vacantes.

Una de ellas fue mía.

Pero yo no había hecho planes de viajar al extranjero, ni tenía hasta aquel momento idea de que había un concurso en vías de desarrollo.

Se dio, y encontré abierta una puerta grande y una posibilidad hermosa de realizarme no sólo yo, sino también mi familia y especialmente mi talentoso hijo.

Les cuento otra anécdota de algo para lo que no tenía planes, --era imposible que los tuviese.

Regresaba de mi habitual viaje a Uruguay en verano de 2008, y en el aeropuerto de Miami mientras esperaba el vuelo que me traía desde allí a Washington, me puse a conversar con dos damas latinoamericanas, una de ellas nicaragüense, la otra, boliviana.

Entre tanto, del otro lado se había sentado otra dama, que al momento no sabía quién era.

De pronto mis interlocutoras me preguntan de dónde soy, y les digo: de Uruguay.

Al decirlo, la dama que estaba del otro lado, se da vuelta y me pregunta: ¿usted no es periodista?, y le respondo afirmativamente, ¿usted no trabaja en “tal lado”?, sí le dije, ¿usted no es “fulano de tal”? también respondí afirmativamente, y lo que más me sorprendió fue su respuesta: “Lo reconocí por la voz”!!!

Me disculpé con mis interlocutoras y fui a hablar con esta dama que resultó ser alguien que hacía como 3 años atrás había tenido el gusto de recibir en la radio donde yo trabajaba, ya que venía acompañando a un grupo de periodistas latinoamericanos que estaban visitando Washington D.C. Ella entonces estaba trabajando para el International Center for Journalists, Centro Internacional para Periodistas.

La conversación derivó en que ella –que ya no trabaja para el ICFJ—sabía por sus contactos que estaban necesitando urgentemente alguien que pudiera coordinar seminarios para periodistas. Me explicó la situación y tuvo a bien darme los correos electrónicos de dos autoridades del ICFJ.

Ya instalado en mi hogar, les escribí a ambas autoridades y adjunté mi currículum vitae.

Poco después tuve una entrevista con ellos, y de la misma ya quedó establecida la relación por la cual firmaría un contrato como coordinador de seminarios. Así fue que primero coordiné un seminario que se llevó a cabo en Julio de 2008 en Ixtapan de la Sal, México, sobre temas de salud.

Fue la primera vez que –gracias a ello—viajé a la tierra mexicana, país que quería conocer.

El seminario fue tal éxito que los auspiciantes consideraron que había que encarar uno a nivel internacional, también sobre temas de salud.

Así fue como coordiné un segundo seminario –con una asistencia superior en total a las 50 personas—esta vez en un lugar hermosísimo, Puerto Vallarta.

Si me hubiese simplemente sentado en otro lugar en el Aeropuerto de Miami, o esa señora que trabajó para ICFJ no me hubiese escuchado, o alguno de los dos se hubiese retrasado en el vuelo, nada hubiera ocurrido.

Pero coincidió que ambos habíamos llegado viajando desde Montevideo –sin habernos visto en el avión. Que se sentó a espaldas de las damas que hasta ese momento eran mis interlocutoras, que reconoció mi voz, y bueno…lo demás ya se los conté.

Son tantas las coincidencias que tuvieron que darse, que si uno las planificara tal vez no se dieran.

Una puerta absolutamente no planeada, que se abrió de golpe y me concedió una oportunidad magnífica de trabajo, pero más que de trabajo, de vincularme internacionalmente, de adquirir experiencia en esa coordinación, y de estar listo para volverlo a hacer si ICFJ o cualquiera otra organización lo necesitase.

Por eso digo, hay cosas que nos ocurren de forma sorpresiva, inesperada, y que resultan maravillosas, y uno también puede preguntarse ¿por qué?

No tenemos la respuesta, que por supuesto va más allá de nuestras capacidades y talentos personales.

Hay cosas que se dan en otros planos, que vienen como “elaboradas” y que absolutamente no dependen de nuestra voluntad, iniciativa o imaginación.

Son cosas que nos ocurren…

Cuando esas cosas me pasan, suelo decir que "la mano de Dios" ha estado sobre mi.



enigma

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