Thursday, February 11, 2010

UN DIA CON DOS SOLES


Al fin se detuvo la nieve. Al fin el cielo se abrió. Al fin volvió a verse el celeste color que nos atrapa, y el Sol brillando en el firmamento.

Hoy fue un día espléndido, de temperatura agradable, con 4 grados Centígrados sobre cero.

Hoy se pudo salir con el auto, hacer compras necesarias, y disfrutar el panorama, aún abrumadoramente cubierto del blanco manto de la nieve.

Pero después de tener días grises, brumosos, nevando, y de todo el esfuerzo físico que supuso despejar la nieve para poder salir de la casa, y luego de alrededor y de encima del auto, para poder movilizarse, ver brillar el sol, es una expresión rotunda de vida.

Las cosas toman color, las plantas parecen más verdes, el paisaje contrastando con el azul del cielo luce más hermoso.

Por eso es un día que levanta el ánimo, en el cual uno se siente más dispuesto a hacer cosas, creativamente.

Es un día en que uno tiene más razones para dar gracias al Ser en Sí.

Y entonces me lleva a decir que es un día con dos soles.

Ese, que brilla en el cielo, y uno que llevamos dentro nuestro, que nos proporciona la fe, el optimismo, las ganas de vivir, y que –en medio de múltiples y variadas circunstancias-- nos provee una serena felicidad.

Y éste que llevamos dentro nuestro, es el sol que nunca puede apagarse.

El que nos anima en las horas más aciagas, el que nos regocija en el encuentro con amigos y seres queridos, el que nos impulsa a trabajar y ser útiles en la sociedad, el que nos alienta a encarar temáticas de interés general, el que dispone nuestro ánimo al estudio y la investigación, el que nos impulsa a servir al prójimo, el que genera la más poderosa de las fuerzas: el amor.



enigma

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