Wednesday, December 1, 2010

EL DERECHO A SER FELIZ

Una cosa es estar feliz, y otra, ser feliz.

Podemos estar felices por unas horas, o unos días, como cuando nos vacacionamos por ejemplo. Porque conocemos un lugar nuevo, porque fundamentalmente hemos salido de la diaria rutina, hemos dejado a un lado las obligaciones, nos olvidamos del reloj.

Ser feliz, en cambio, es un estado permanente que habla a nuestra calidad de vida. Ser feliz se enraba con la cotidianidad, con lo de todos los días, con lo que es o debiera ser una situación permanente en nosotros.

Somos felices cuando con nosotros tenemos a alguien que nos ama, que nos tolera, que nos corrige, que nos ayuda, sostiene, alienta, aconseja, hace suyos nuestros problemas, piensa por nosotros, nos sugiere soluciones o nos las ofrece luego de buscarlas personalmente.

Somos felices cuando se nos comprende, se nos perdona, se nos anima, se nos mima, se nos reconoce por cómo somos y quienes somos. Se reconoce nuestro talento, nuestra capacidad de trabajo, nuestra profesión, nuestro sentido de responsabilidad, nuestras ideas, nuestra sensibilidad, nuestros valores.

Somos felices cuando quien convive con nosotros, se siente a su vez feliz y orgulloso/a de ser nuestro compañero/a de vida, cuando pase lo que pase sabemos que estamos uno al lado del otro, respaldándonos mutuamente.

Somos felices cuando sabemos que no estamos solos, que contamos con ese ser maravilloso que junto a nosotros llega a formar parte inseparable e imprescindible de nuestra vida.

Ser feliz entonces se transforma no sólo en un derecho sino en un deber.

Si se es feliz, hay que serlo a pleno.

Y siendo feliz, nos asegura tener mejor salud. Está demostrado que la felicidad fortalece nuestro sistema inmunológico y nos previene de enfermedades, a la par que nos proporciona equilibrio emocional.

Siendo feliz se prolonga la vida, pues la felicidad provoca
un equilibrio biológico en nuestro organismo por el cual todos nuestros sistemas funcionan mejor.

Siendo feliz se logran solucionar muchos problemas en nuestro relacionamiento con otras personas, ya que nuestra sonrisa facilita obtener lo que necesitamos, o agradecer a quienes nos han hecho un favor. Todo funciona como sobre ruedas.

Pero si no se es feliz, entonces hay que buscar afanosamente la felicidad hasta hallarla.

Y cuando se la ha encontrado, no hay que dejarla perder, desatenderla, desaprovecharla, o permitir que se levanten barreras u obstáculos que la impidan o posterguen.

Hay pleno derecho a ser feliz. Hay pleno derecho a ser dichosos, ¡ya!



enigma

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