Wednesday, October 26, 2011

NO TE CANSES DE SER BUENO

Cuando la maldad nos toca o nos sacude, cuando la envidia o el despecho se nos arrojan encima, cuando la calumnia y la ignominia hacen blanco de nosotros, más estoicos, más firmes, más conscientes de nuestros valores personales que nunca, debemos plantarnos y no ceder un ápice de terreno.

No responderemos a la indignidad, a la miseria moral, a la inmundicia, volviéndonos nosotros otro tanto.

No podemos, porque somos de otra madera, porque estamos conformados por otros valores, porque esas cosas las dejamos para la resaca.

Seguimos entonces nuestro camino, impolutos, intocados, mirando con displicencia esa escoria humana.

No nos rebajaremos a semejante deleznable nivel. No está en nosotros, no somos así.

Estamos por sobre todo eso.

Cuando podemos sufrir los embates de esas fuerzas malignas, recordamos siempre la frase que un día pronunció un hombre de muchos puntos de vista excepcional: "no te canses de ser bueno".

Ganamos en vida, ganamos en salud, ganamos en mantenernos jóvenes y activos. No hay que cansarse de ser bueno, porque la bondad recoge siempre los mejores frutos.

Muchas personas me dicen que debo mi aspecto y mi vivir mucho más joven que mi edad cronológica por mi buen espíritu. Porque sonrío, porque me gusta hacer chistes con buen humor, porque establezco relaciones de empatía con la gente, aún con desconocidos.

Lo que me pasó en días recientes con enfermeras en el Fairfax Hospital, u hoy, con la optometrista, o días pasados con las empleadas del laboratorio de sangre. Lo que me pasó con un señor en la fila del correo, o con otro señor en la caja del supermercado.

Será que bajito, voy cantando, porque llevo alegría en mi corazón. Porque sé ser agradecido a las bendiciones que Dios me da cada día, y soy muy consciente de ellas.

Porque me siento agradecido a las amigas y los amigos auténticos, los que se juegan por uno, los que están ahí, solidarios, con nosotros, incondicionalmente, los que nos quieren de veras, y nos conocen bien.

Realmente siendo bueno es como se cosecha todo eso.

Y lo maligno de otros, es tan pobre, tan pequeño, tan mezquino, que queda ahí, marginado, hundido en su propia miseria, reducido a su más mínima expresión, la de la propia mediocridad que lo produce.

No, no me canso de ser bueno, porque eso edifica.



enigma


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