Sunday, August 16, 2015

MANEJÁNDONOS CON EL TIEMPO

"Del latín tempus, la palabra tiempo se utiliza para nombrar a una magnitud de carácter físico que se emplea para realizar la medición de lo que dura algo que es susceptible de cambio." [tomado de Definición.de]

Cuando pensamos en tiempo, solemos tener un concepto lineal del mismo, y lo vemos como una magnitud que transcurre (siempre hacia adelante, nunca hacia atrás) en que los acontecimientos se van dando en forma sucesiva, por lo cual podemos hablar de algo pasado, presente o futuro.

Pero, la magnitud tiempo está íntimamente relacionada con la magnitud espacio, que son los dos parámetros fundamentales de la existencia.

Einsten determinó la relación entre tiempo y espacio, y su relatividad dependiendo de dónde se ubique un observador.
De allí también que el espacio se curva, y el tiempo se dilata o contrae.

Para ello el factor fundamental es viajar a 300 mil kilómetros por segundo, o cercanos a esa velocidad que es la de la luz.
Es allí cuando un hipotético viajero en una nave espacial, mide 3 días de su vida, y cuando regresa constata que para quienes quedaron esperándole han pasado 30 años.

El tema es que para quienes estamos en la Tierra y el tiempo transcurre de igual forma y con la misma aceleración, lo que se nos plantea es no dejar transcurrir esa dimensión de nuestras existencias, como si fuese agua escurriéndose de las manos.

Debemos pues planificar nuestra vida, nuestro vivir mensual, semanal, cotidiano, de modo tal de exprimir el tiempo, de sacarle el mayor provecho posible, de no desperdiciarlo.

Porque tiempo perdido, es tiempo irrecuperable. Pero tiempo ganado rinde enormes frutos.

Para muchos asuntos a nuestra consideración, no podemos darnos el lujo de perder el tiempo. Tenemos que aprovecharlo al máximo.

Como muchos piensan, tenemos que vivir intensamente el hoy, porque es con lo que contamos con certeza.

No podemos despreciar oportunidades, aperturas a lo nuevo que se nos dan. Debemos aprestarnos a circunstancias que deseamos ocurran, cuando además las podemos hacer realidad.

El tiempo pasa inexorablemente, y por esa razón tan importante, lo inteligente es extraerle el mayor provecho posible. No desperdiciar ni postergar indefinidamente una situación, una acción, una decisión.

Porque --como decía el título de una otrora famosa película italiana-- "Mañana es muy tarde". Sí, mañana no sólo es muy tarde, sino que ¡puede resultar un nunca! 

Por eso, con el tiempo no se juega. No cabe especular, y ciertamente es muy sabio aquello de "no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy". 

El tiempo nos obliga. Nos obliga a ser responsables. Nos obliga a utilizarlo inteligentemente. Nos obliga a no derrocharlo.

¡Que no nos pase como a aquel señor que quiso siempre visitar a su amigo, y nunca iba, hasta que pasados años decidió finalmente irle a ver, y entonces se enteró que había muerto!

Pensemos que cada día que transcurre, es un día menos de nuestra vida. Es de pronto, una oportunidad que perdimos.

No dejemos pues de ser y hacer cuando podamos, cada día, todos los días.

Cada quien pues, que piense, que planifique, que ubique en un almanaque aquellos objetivos que desea cumplir, y que vaya dando los pasos para hacerlos realidad en forma oportuna. Esa es la manera más eficiente de extraer de la dimensión tiempo todo cuanto nos puede dar.



enigma
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