Monday, May 23, 2016

COSAS QUE ME DUELEN

Por supuesto, no vivimos entre algodones. La existencia tiene que vérselas con altos y bajos, con caídas y levantadas, con golpes y raspones, pero también con besos y abrazos, con caricias y felicitaciones, con horas de algarabía y felicidad.

Así de compleja es la existencia.

Hoy --suelo no hacerlo-- voy a referirme a cosas que me duelen, que de veras me duelen y hondo.

La primera, para no pensar en mi mismo, la situacion de mis compatriotas uruguayos, sumidos en la infamia de una falta de seguridad individual cada vez mayor. Expuestos cada día a ser asaltados, robados y asesinados. Y mientras tanto, un gobierno que no hace efectivamente nada, por cambiar radicalmente esta situación.

Todo da a pensar que hay una masa lumpen de individuos desclasados, y delincuentes, que son votantes del gobierno.
Un cambio del ministro del Interior es urgente, pero tras ese cambio, un golpe de timón de 180 grados respecto de la política de seguridad interna del ciudadano se impone.

El otro tema que ahora ha empezado a crear pánico y que va a conocer el dolor económico, es una serie de aumentos impositivos que van a castigar duramente los ingresos de la gran masa trabajadora, pero también el ámbito empresarial. Un país que en vez de vivir de su exportación, y tener creatividad respecto de qué exportar, quiere extraer dinero a sus arcas públicas de esquilmar con impuestos a su población, tiende a capitular en una gran crisis. 

Estas dos cosas me duelen profundamente, porque a pesar de vivir en Estados Unidos, quiero a mi país, el Uruguay.

La segunda cosa que me duele muy hondo, es la falta de comunicación. Que una persona sea tan obcecada y tan insensible al punto de cortar toda vía de comunicación, sin tener una razón fundamental para hacerlo, me parece un acto contrario al mero hecho de la relación entre seres humanos.

Y aún en la discrepancia, o en la queja que tuviese sentido plantear, siempre, siempre, mantener la comunicación, la vía abierta al diálogo, es esencial. Nos hace crecer a todos. 
Quisiera ver un cambio de actitud en esas personas que cortan las comunicaciones, bloquean puntos de encuentro, y se refugian --como caracol dentro de su caparazón-- en un aislamiento incongruente.

El futuro dirá qué pasará en Uruguay, y qué pasará con estas personas. Pero ambas situaciones, como digo, me duelen. 

Afortunadamente mantengo comunicación con muchas personas, pero hay un pequeño núcleo con el cual la comunicación es rica en cantidad y contenido, y es bueno saber que hay gente para la cual uno importa.


enigma
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