Monday, May 30, 2016

PIEDAD



                                            La Piedad de Miguel Ángel - Museo Soumaya, México
 Definición del diccionario
 (pje'ðað)
sustantivo femenino
1. sentimiento de compasión que produce el sufrimiento de otra persona.  Obrar con piedad

El sentimiento de piedad es uno de los que nos honra más como seres humanos. 

Ser compasivos con el prójimo, preocuparnos por quien sufre, procurar modificar su situación, o atenuar su sufrimiento, es una expresión de amor cristiano, de solidaridad entre pares.

Pero –aclaro enseguida— no se necesita ser cristiano para sentir piedad, y para extender una mano o un abrazo fraterno a quien lo necesita.
Tal vez esto esté en la intención de muchas personas. Pero de la buena intención hay que pasar al hecho.

La piedad implica no sólo un sentimiento, sino la acción positiva que le debe seguir. Tomar una iniciativa, cualquiera sea la necesaria, y llevarla a cabo.
La otra cara de la moneda, es la impiedad.

O sea cuando no nos importa el sufrimiento que ocasionamos a alguien, miramos con desdén la situación, o nos desentendemos totalmente de ella.
Sabemos que alguien sufre, sabemos que sufre por nuestra indiferencia, nuestro desprecio, nuestra actitud hostil, nuestros insultos y agravios, y seguimos tan campantes, como si de todo eso no fuésemos directos responsables. 

Como si esa bajura de nuestra alma, estrechez de entendimiento, y dureza de corazón, no importaran, no fuesen a la postre un demérito para nosotros mismos.

Eso se llama propiamente impiedad. 

Y los/as impíos/as son esencialmente los indiferentes al sufrimiento del prójimo, pero más aún, los hacedores de trato o circunstancias que crean el mismísimo sufrimiento; y ante eso, no importárseles nada, no tomar consciencia del daño que están haciendo, despreciar la vida humana que están afectando.

Eso es horrible, y lamentablemente, eso pasa.

La masiva persecusión y muerte de cristianos, hombres, mujeres, niños y ancianos por parte de los jihadistas musulmanes es tal vez el ejemplo más cruel que en este momento soporta el mundo. Y nos preguntamos ¿hasta cuándo?

30 criminales brasileños, en una favela, acaban de violar reiteradamente a una chica de 17 años. Es cierto, la chica salió un sábado de su casa a divertirse. Es cierto, la chica había consumido estupefacientes, aunque hacía un mes que no los probaba. Pero aún una vida no totalmente bien orientada (¿qué pasa con los padres de la chica que siendo menor de edad la dejan irse de la casa así nomás?), no justifica en lo más mínimo el horrendo y repudiable vejamen cometido contra ella.

La justicia debe ser muy dura con esos monstruos.

Pero no se necesita llegar a un caso extremo como éste, para que haya impiedad. Hay formas más sutiles o atenuadas de carencia de piedad que también hacen estragos en quien es víctima.

Eso también es repudiable, y no debería suceder.

Que cada quien piense cómo se relaciona con su prójimo. Especialmente si ese prójimo no es un extraño, sino alguien bien conocido. Un familiar, una amistad, un compañero de trabajo o de estudio, un vecino, etc.
                                                 

enigma
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