Ya fatiga ver que cualquiera "juana de los palotes" --léase conductoras de programas de TV, o "periodistas"-- se creen dotadas del derecho a decir gruesas palabrotas para ofender a la Primera Dama estadounidense, o para denostar a su marido el Presidente Trump.
La irresponsabilidad llega a un grado máximo con estas sedicentes comunicadoras, que hacen escarnio de la profesión que pretenden ejercer, y dejan mal parados a los miles de colegas que cumplen su labor con responsabilidad y corrección, con respeto y altura.
Pero si estas personas proceden de manera incorrecta, es responsabilidad de los medios ponerles en el lugar que les corresponde, o sea, de patitas en la calle.
Si en cambio los directivos de esos medios no hacen nada, son cómplices de los agravios proferidos, y demuestran que su nivel humano está a la altura de un zócalo. Se suma a la irresponsabilidad de quienes tienen como empleados.
En hoteles de Punta del Este (el sedicente "balneario internacional" de los uruguayos explotado y expoliado por la masiva presencia de argentinos de toda calaña), personas que se han hospedado en los mismos, dejan no sólo algunas pertenencias olvidades, como puede ser una dentadura postiza, sino drogas. Y es fácil determinar quién ocupó la habitación y hacerle responsable del uso de drogas, e incluirlo en una lista para que si intenta regresar a Uruguay por cualquiera de las vías para hacerlo, tenga la entrada prohibida al país.
Ésto supondría contar con autoridades sensibles y responsables. Pero estoy seguro que nada harán, para poder vanagloriarse de la cantidad de turistas llegados, y de paso dejar que la soberania uruguaya sea pisoteada.
Otra vez, la impunidad y el delito crecen a la sombra de la irresponsabilidad oficial, la tolerancia, el hacer la vista gorda, cuando no, la complicidad.
Pero hay algo más grave como ejemplo del abandono de la responsabilidad. Algo que no hesito en tildarlo de crímen de lesa humanidad.
Son muchos los enfermos de cáncer en Uruguay, que necesitan ciertos medicamentos del alto costo. Pues el Ministerio de Salud Pública, ha elaborado una lista que restringe la importación de tales medicamentos, con lo cual condena de hecho a la muerte a cantidad de pacientes.
Al parecer al MSP uruguayo ni siquiera se le ha ocurrido negociar con las compañías elaboradoras de los fármacos para llegar a un acuerdo que reduzca costos, en función de una compra en gran escala, o bien que se intente expender en cantidades menores, o que se consiga la producción de genéricos, a más bajo costo.
Todas esas gestiones --que yo sepa-- no se han cumplido nunca, en cambio es más fácil que simplemente se diga que tal medicamento "no está en la lista" y por lo tanto no se puede recetar, y que la pesona siga sufriendo su mal hasta morir; a menos que la persona cuente con recursos suficientes para adquirírselo por sí misma.
Esto me subleva pues me parece extremadamente inhumano, y no tiene éticamente justificación alguna.
Duele y mucho, ver periódicamente llamados a la solidaridad para conseguirle a alguien uno de esos medicamentos que el Ministerio de Salud Pública uruguayo impide que lleguen a pacientes que los necesitan.
En mi opinion, la comodidad, el dejar pasar y dejar hacer, la falta de responsabilidad de cada quien en lo personal como en lo institucional, es la causa fundamental que da lugar a estas falencias. Tras ellas, hay una elemental falta de ética.
enigma
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