Para la vasta mayoría
de los habitantes del planeta hay un lugar permanente para vivir.
Puede ser el mismo
lugar donde nuestros antepasados vivieron antes, la misma casa, o vecindario o
ciudad.
En parte porque se
tiene la principal actividad (trabajo o estudio) en esa área. En parte porque
quizás se es propietario de la vivienda.
De modo que, en
términos generales, podemos considerar que tendemos a ser sedentarios; el
nomadismo no es nuestro estilo de vida.
Pero precisamente por
eso, cuando tenemos vacaciones procuramos por todos los medios irnos a otro
lugar, escapar del lugar donde vivimos, ver otras tierras, conocer otros
océanos, encontrarnos con otra gente, formas de vivir, de vestir, de
alimentarse. En otras palabras, escapamos de la rutina.
Pienso que no es sólo
curiosidad lo que nos lleva a tierras extranjeras y muy lejanas, sino que es
también la necesidad de cambiar el ritmo de nuestras vidas, disfrutar un
ambiente diferente, diferentes condiciones meteorológicas, aún un diferente idioma.
Eso es parte del
sabor de estar viviendo, y de las oportunidades que tenemos para disfrutar.
Un viaje o muchos
viajes, una pequeña estadía o una extendida, un lugar sofisticado o uno
sencillo, no importa cómo o lo que pueda ser, debemos aprovechar cada
oportunidad para movilizarnos, para irnos a otro lugar y hacer muchas cosas que
habitualmente no hacemos cuando estamos ocupados en nuestra vida común.
Una vacación es
también un derecho humano.
Es algo que nuestra
mente y nuestro cuerpo necesitan por igual. Es algo saludable. Puede renovarnos
totalmente.
Personalmente, estoy
listo para eso.
Milton W. Hourcade
Texto protegido por derechos de autor
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