Saturday, April 3, 2010

EL MENSAJE DE LA RESURRECCION









Tuve un accidente….fue grave….tuvieron que operarme el corazón….en determinado momento desde cierta altura del quirófano, vi mi cuerpo y a los médicos trabajando, y al susto que tuvieron cuando mi corazón se detuvo.


Miré el reloj en la pared, eran las 3 de la madrugada….yo flotaba libre en el lugar, si el lastre de mi cuerpo que yacía en la camilla mientras los médicos se afanaban por recuperarme…me sentía feliz como nunca me había sentido…no quería volver a mi cuerpo…Volví.

Luego, en la mañana, el cirujano vino a verme a mi sala. Me preguntó cómo me sentía, le dije que algo cansado pero bien. Me habló de los medicamentos que me iban a dar y de mi recuperación. Y entonces, no pude aguantarme y le dije: “Doctor, ¡qué susto se dieron ustedes cuando me operaban, a las 3 de la mañana!”

La cara de asombro del médico fue indescriptible, y me entonces me preguntó: “¿y usted cómo lo sabe?”….y agregó, “a esa hora, Ud. hizo un paro cardíaco, y estuvo clínicamente muerto…fue un momento crítico”.

Sólo le respondí: “lo sé”.

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El relato que precede no es ficción.

La resurrección de Emmanuel (Jesús) operada por los ángeles en su tumba, transmite a la humanidad un mensaje esencial: esta existencia es parte de la vida, pero no es toda la vida.

La vida continúa luego de esta existencia.

Y continúa con autoconciencia de quien se es, aunque ya sin el lastre del cuerpo que nos ha servido durante décadas para poder vivir en esta etapa en que tenemos que lidiar con nuestra biósfera.

Así como existe una vida intrauterina a la cual dejamos de pertenecer y traumáticamente abandonamos cuando nacemos a esta vida fuera del útero, así tambíén este paso por la biósfera, no es más que una “gran matriz”, a la cual también dejamos de pertenecer, para seguir siendo sin necesidad de un cuerpo que es un medio de conexión y proteccion.

Era necesario que alguien especialísimo, único, pudiese con su persona revelarnos esta verdad trascendente.

El “estado de mesoidad” (como lo llamó un autor alemán) con que el resucitado se aparece inicialmente a María Magdalena y luego a sus discípulos, no hace más que enfatizar una transición entre la materialidad corpórea normal para nuestra relación con la biósfera, que Emmanuel tuvo hasta ser muerto, y su tránsito hacia la otra vida, a la cual irá definitivamente.

Pero la resurrección, que ocurre luego de lo que llamamos muerte, se proyecta hacia esta nuestra existencia como un desafío.

Cuando Emmanuel proclama “Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mi, aunque esté muerto, vivirá.” No hace más que proyectar para nuestro hoy existencial, la verdad trascendente, profunda, de su mensaje postrero.

Lo que nos compete a nosotros es creer en Su mensaje, es creer en Él.

Y en este caso, creer en Su mensaje y en Él, es aceptar la verdad que contiene. Una verdad no verificable desde nuestra realidad existencial tridimensional. Pero una realidad que Él mostró para siempre.

¡Feliz Pascua de Resurrección!

enigma

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