Monday, September 20, 2010

Lo Posible y lo Conveniente, o del Querer al Deber

La vida nos plantea a veces situaciones imprevistas, impredecibles e insòlitas. Situaciones que nunca hemos vivido antes, y ante las cuales tenemos que gestar y elaborar pensamiento partiendo desde cero.

Nos obligan a ser igeniosos, creativos, y sobre todo, serenos y sagaces en nuestras decisiones.

Me he encontrado con una de esas situaciones, y para alguien desde fuera, alguien que "balconea" lo que ocurre, puede ser muy facil dictar recetas, "haz esto" o "no hagas tal cosa", pero hay que estar en la situaciòn, para poderla comprender en toda su dimensiòn y profundidad.

Hay cosas que no se resulven fàcilmente, de un plumazo, y sin dolor.

Entonces se plantea un primer juego de tesis y antìtesis: lo posible y lo imposible.

Siento y pienso que cuando se trata de cuestiones humanas, como dice una amiga periodista que lo ha adoptado como su lema "todo es posible".

Entonces lo imposible, como antìtesis, queda descartado. Sì, hay una resoluciòn posible, a la situaciòn.

Pero entonces se plantea una cuestion en segunda instancia. Siendo posible ¿es lo màs conveniente?, ¿quièn gana y quien pierde?, ¿son màs los valores que se pierden que los que se ganan?

Por supuesto que una reflexiòn semejante, ademàs de exigir madurez, demanda sacrificio personal. Sacrificar lo querido, lo deseado, lo anhelado, lo soñado, por el deber. El deber de optar por lo conveniente antes que por lo posible.

El deber de ceder el lugar a otros, a costa del sacrificio propio.

En el fondo, la situaciòn conoce de una soluciòn honorable, sì, pero que conlleva làgrimas y pena.

Es una soluciòn de amor agape, o sea de amor sacrificial.

Es una soluciòn donde nos toca "cargar nuestra cruz", y darnos en sacrificio, para que otros puedan vivir felices, estar a resguardo y tranquilos.

En una palabra, es una cierta forma de eucaristìa, o sea de compartir en carne propia --salvando las distancias-- el sacrificio cual Emmanuel.

Renuncio a mis sueños, renuncio a mi felicidad, renuncio a un futuro posible, por el bien de otros, que ni siquiera saben de esa mi renuncia.

Pero lo hago a conciencia, con paz en el corazòn, pensando que es lo mejor, es lo màs conveniente, y tal vez, a la postre, lo màs inteligente.

Y hacièndolo, siento que el Ser en Sì obra en mi, y mi comuniòn con Èl se agranda.

Pero crèanme que duele, y duele mucho....

Ojalà nunca se encuentren ustedes en una situaciòn asì.

enigma

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