Friday, September 17, 2010

ME PASÓ HOY

Hoy tuve que ir a la oficina de correos de mi zona a hacer un trámite.

Hay dos formas de ir, una tomando el Beltway, que es una especie de gran circunvalación que desde los suburbios, rodea a la capital, Washinton D.C., y luego desviándose hacia otra arteria importante.

Y otra que es ir por calles, y salir a dicha oficina en menos tiempo, al evitarse una gran cantidad de semáforos, y en un trayecto mucho menos congestionado.

Ese fue el camino que me enseñó Alicia, y que, a su instancia e insistencia, aprendí a hacer por mi mismo. Ella tenia un gran sentido de orientación geográfica –del que carezco-- y una memoria de rutas y lugares.

Hoy hice el camino para ir, y regresé por ese camino, tal cual Alicia me lo enseñó, y cuando iba por el camino, y pensé en ella, consciente de cuántas cosas dejó en mi para siempre, de cuántas cosas me enseñó, especialmente en materia de rutas alternativas, no pude evitar que surgieran lágrimas en mis ojos.

Y cuando esas lágrimas cayeron sobre mi rostro, recordé que eso me pasó el jueves 15 de abril pasado, cuando regresaba de haberla dejado en el Hospicio, en Arlington, y sabía que de allí –a diferencia de sus cuatro internaciones anteriores en hospitales— ya no volvería más a casa. Que era definitivo.

Alicia está presente en muchas cosas, todos los días.

Está presente en el cuadro con su foto que tengo en el living de casa.

Está presente en los consejos culinarios y las recetas de comidas que me enseñó a preparar.

Está presente en las tarjetas que me escribió para mis cumpleaños, y que ella guardó en cierto lugar que descubrí recientemente.

Fueron 39 años de vida juntos. ¡No es un día ni un tiempo corto!

Demasiadas cosas llevan su impronta, en el mismo orden en que están ubicadas y distribuidas en la casa.

Su presencia aún se siente en algunas de sus ropas, que aún conservan el aroma de algún perfume.

Y en su letra temblorosa, de cuando adiestró su mano izaquierda para escribir, pues ya no podía usar la diestra porque estaba hinchada.

Y por sobre todo queda la impronta de su personalidad: fuerte, decidida, firme, habilidosa, perseverante, valiente, luchadora incansable, madre y abuela formidable, maestra por vocación.

Alicia ¡por siempre, Alicia! ¡Disfruta en la compañía del Ser en Sí, y de los tuyos que te precedieron!.




enigma

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