Thursday, March 15, 2012

Cuando a uno le conocen bien

Uno puede tener de sí mismo la idea que sea.

Solemos ser complacientes con nosotros mismos. A veces no queremos reconocer nuestras falencias, nuestros defectos, nuestros errores y equivocaciones.

Otras veces, queremos disimular lo que realmente somos, ocultarlo, usar la "diplomacia", que más bien es el nombre fino para designar a la hipocresía o el cinismo.

Pero si somos honestos y sinceros, y si somos personas de bien, aunque tengamos cosas para reprocharnos, para modificar, para cambiar y mejorar --a las cuales siempre tenemos que estar abiertos y dispuestos-- sin embargo, puede que tengamos de nosotros una imagen mínimamente aceptable.

Pero nada sustituye a cómo nos ven los otros. Quienes nos tratan cotidianamente, quienes tienen que lidiar con nuestro estado de ánimo, con nuestras ideas, con nuestra forma de ser.

Y como cada quien es como es, de ahí surge la riqueza de la variedad humana, pero también las coincidencias, encuentros, y disidencias y desencuentros. Las amistades enormes, maravillosas, y las enemistades profundas, aunque seguramente no buscadas.

Pocas personas en el mundo sin embargo, pueden conocernos tal cual somos. Sin máscaras, sin ocultamientos, sin nada que no sea auténtico, genuino. Pocas personas saben realmente quiénes somos y cómo somos.

Y el concepto que tengan de nosotros, será en virtud de cuánto nos hemos abierto a darnos a conocer sin ambajes, directamente y totalmente. Será un concepto surgido de mostrarnos tal cual somos. De revelar nuestros sentimientos, nuestros pensamientos, nuestras preocupaciones, nuestras alegrías y dolores, nuestras reflexiones.

Será también de vernos vivir o saber de nuestra vida, las luchas, las dificultades, los dramas que hemos debido enfrentar y superar.

Yo me siento halagado, y más que satisfecho, porque hay varias personas en el planeta que me conocen bien, pero especialmente unas, que me conocen a fondo, como nadie. Mejor incluso que cualquier familiar. Y esas personas sólo tienen para mi adjetivos elogiosos que por prudencia, me inhibo de repetir aquí.

Pero, eso me da una gran satisfacción. Son personas a las que les he permitido captar la quintaesencia de mi ser. A quienes me he mostrado tal cual soy. Y esas personas sólo tienen palabas de alabanza.

Me siento feliz por ello, pero a la vez siento que es un permanente desafío. A no defraudarles, a ser cada vez más tal cual me conceptúan y me ven. Eso demanda nobles sentimientos, sinceridad, honestidad, responsabilidad, lealtad, profunda amistad.




enigma

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