Saturday, October 13, 2012

Ayer, un rudo golpe...

Ayer recibí un rudo golpe. Totalmente inesperado, imprevisible.

Soy un hombre que planifico las cosas con tiempo, toda vez y en cuanto dependan de mi.

Así iba llevando muy bien regulados los tiempos de un emprendimiento importante que me aguardaba para esta semana que se inicia mañana.  

El 15 de Octubre iría a ser un día clave para mi, y tenía todo listo para abordarlo.

Cuando de pronto, una comunicación urgente me desbarata absolutamente todo, de forma irreparable, de manera irreversible...y quedo...casi petrificado por la aciaga novedad.

Mentiría si no dijera que me tomó de total sorpresa. No esperaba que ocurriera, pero siempre dejé un margen ante la posibilidad de que se diera.  Quería estar equivocado, pero se dio.

¿Cómo sucedió todo?,... al parecer alguien vivió unos momentos indeseables y desagradables por culpa de terceros, y tuvo que cambiar sus planes irremisiblemente. No lo sé con exactitud. 

Si sé que muy recónditamente en mi alma, estaba preparado para ese golpe. Sabía que --por las razones que fuera-- podía ocurrir. Aún puedo decir más, hace apenas dos semanas, había planteado yo mismo la posibilidad de una variante que modificaría mi plan. Pero no, al parecer no era necesario modificar nada....todo estaba bien. Y de pronto, todo se derrumbó como castillo de naipes.

Sentí un nudo en mi estómago, pero asimilé la tremenda contrariedad. Enseguida me puse en actividad para desandar un camino trazado, y luego sí, tuve que procurar calmarme, pues realmente el impacto fue tremendo. 

Pero lo logré. De noche dormí muy bien, y hoy tuve un plácido despertar. Luego el día otoñal, hermoso, me ayudó a poder hacer varias actividades y de tarde a tener el placer de recorrer un polo comercial nuevo que se abrió cerca de donde vivo con tiendas, boutiques, restaurantes, cafeterías, y cine de alto nivel. 

Lo hice en la grata compañía de una buena amiga que cuando se enteró de lo ocurrido me dijo literalmente "esto me dejó aplastada", a lo que le contesté entonces: "te puedes imaginar cómo me siento yo".

Ella vino a verme para acompañarme, pensando que yo estaría hecho trizas, y necesitaría hablar y distraerme. Pero se persuadió de que me encontró bien, de que pude absorber el golpe con hidalguía y entereza.  Así que ambos disfrutamos la tarde, pero para mi fue un motivo más para estarle agradecido, y para poner de manifiesto ¡¡lo que vale la amistad!!

Reconforta encontrar que alguien se preocupa por uno, y se dispone a acompañarle en un momento que lo sabe difícil. Pero afortunadamente, hace ya un par de semanas que me había mentalizado para abordar una situación en forma totalmente distinta a las veces anteriores. Y este golpe de ayer, no tuvo las consecuencias desastrosas que hubiese podido tener en otro momento. 

Doy gracias por ello al Ser en Sí. 

Ahora, vivo en la aurora de un nuevo momento...y espero...espero con fé.

                                                Ernesto Cortázar - "Aurora"
enigma
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