Sunday, December 8, 2013

CIVILIZACIÓN EN PICADA

Asisto azorado y asombrado, a una civilización, a una especie --la humana-- que se hunde en picada, hacia un desastre final.

El elemento clave que determina eso, es la abundante cantidad de personas con escasa o ninguna educación.

Y tras de eso está la decadencia y la ausencia de valores morales, y de civilidad.

Las gangs, las bandas, las hordas salvajes de individuos que aparentemente hallan una satisfacción psicológica en romper y destruir todo lo que encuentren a su paso, es un triste y deprimente corolario de todo ello. 

La carencia total de un sentido de dignidad personal y de honradez, hace que muchos cometan delitos como si no fuesen tales, sin conciencia de que robar es un grave delito, y asaltar lo es peor, y matar es gravísimo.  Aunque hay lugares en que las leyes son tan malas, tan débiles, que alguien que mata a una pesona puede pasar de 12 a 15 años en un penal y sale libre. 

En Estados Unidos de América, la pena por homidicio es prisión perpetua o la muerte.  Yo no estoy de acuerdo con la pena de muerte, pero me parece que hay casos tan graves, que una persona no deberia salir nunca más en libertad.

Cuando se habla de embarazos precoces, de la ausencia de padres, de madres solteras, de gente en situación de calle, de individuos a quienes no les remuerde la conciencia el estar sin estudiar ni trabajar,(en otras palabras, ser verdaderos parásitos sociales)  y de violencia doméstica y familiar, no estamos sino apuntando a otros índices que marcan el acentuado deterioro de la sociedad.

Pero aún en gente culta, en gente con civilidad, hay un quebrantamiento de normas que en lo personal para mi siguen vigentes como un imperativo ético. Por ejemplo, una correspondencia siempre se contesta, y a tiempo.

Antes, cuando llegaban las fiestas tradicionales la gente se enviaba hermosas tarjetas postales. ¡Si habremos mandado con mi esposa, tarjetas a familiares y amigos, aquí en Estados Unidos y en el exterior!

Ahora, la internet nos posibilita enviar tarjetas virtuales. Yo el 6 de diciembre envié tarjetas virtuales a 142 personas. Ni siquiera todas las abrieron y vieron. Unas cuantas sí, otras supongon que lo harán en algún momento. 

Pero de todas esas que abrieron la tarjeta y se encontraron con mi mensaje, ni una me envió su tarjeta con su mensaje para mi.

Puedo suponer que aguarden hacerlo más cerca de la fecha de las fiestas. 

Pero no deja de llamarme profundamente la atención.  Siento que estamos perdiendo las buenas costumbres de un relacionamiento humano de calidad.

Siento que a jirones estamos dejando por el camino prácticas y costumbres que han significado por siglos algo tradicional y hermoso.

¿Hacia dónde vamos con esta dejadez, este restar importancia a cosas que la tienen, este no responder, no comunicarse?

Para mi es un signo más de decadencia. Un signo más de valores que se van perdiendo, y que al parecer a muchos no les importa perder.

Tal vez les traga el consumismo. 

Tal vez su vida y sus valores giran en el entorno de las cosas superfluas: la fiesta de fulano, el cumpleaños de mengano, el vestido de Versace, el perfume de Ralph Laurent, el jean Levis, y los zapatos deportivos Nike. Quién ganó o perdió tal partido de fútbol, o acaso un encuentro de tennis. Qué marca y modelo de automóvil se van a comprar. Si tienen o no el último juego electrónico, la pantalla grande de televisión, el equipo de audio estéreo, y el último hit de Miley Cyrus o Lady Gaga (¡vaya gustos!).

Afortunadamente el consumismo no hace escarnio de mi persona.

Yo no sucumbo a tales formas de pensar y de proceder.

La vida en plenitud no consiste en cuántas cosas tenemos, sino en cuánto más somos.

Agradezco al Ser en Sí, que hay algunos otros seres humanos como yo, con los que nos entendemos en nuestra forma de vivir y en nuestros valores, adjudicando importancia a aquello que lo merece.

 enigma
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