Wednesday, December 4, 2013

LA EXPECTATIVA DE UN VIAJE

Será quizás mi sensibilidad. Tal vez algo que me viene de mis abuelos italianos, pero cuando enfrento un viaje largo, que supone casi 12 horas totales de vuelo, no dejo de tener cierta aprensión.

Me gusta volar, y aunque esas horas son cansadoras, da gusto llegar a destino para encontrarse con familiares y amigos.

Emprender mi viaje anual a Montevideo, Uruguay, significa reunirme nuevamente con mi madre, con sus 100 años y medio de edad.

Tener gratisimos encuentros con gente amiga, ya sea individualmente, en grupo o con familias muy queridas.

Implica encontrarse con quienes compartimos temáticas afines para buenas reuniones de análisis y discusión de aspectos específicos.

Y de pronto, se da la oportunidad de viajar a Punta del Este, y poder dar un par de conferencias ilustradas con imágenes en Power Point, con finalidad educativa.

Y otras actividades que pueden surgir, sin descartar un cruce del Río de la Plata, para visitar a la familia de mi hermano en la Argentina, y encontrarme en Buenos Aires también con amigos.

Todo eso supone para mi un viaje al país que me vio nacer y donde viví hasta mis 49 años.

Y por supuesto, conocer gente nueva, trabar nuevas amistades.

Por sobre toda esa actividad y durante el tiempo que esté, cubriéndolo todo como un gan manto existencial, está el verano. Sol, playa, calor. 

Voy --también es honesto decirlo-- escapando al invierno de Virginia, donde las nevadas son frecuentes, y las temperaturas bajo cero,lo normal.

El conjunto de todos los elementos a los que me he referido, más los que puedan surgir, hacen del viaje una pequeña aventura, y una ocasión para expectativas, y nuevas experiencias.

Espero aprovechar este viaje al máximo. Estando allá, ya tendré oportunidad de ir compartiendo cosas con ustedes.

Este blog no va a ser un libro de bitácora, pero tendrá apuntes sobre cosas diferentes que pauten mi estadía en el Sur.


enigma
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