Wednesday, February 26, 2014

DICTADURAS PERSONALES


Los periodistas tenemos --por el mero ejercicio de nuestra profesión-- un arraigo fundamental a dos aspectos sustanciales de nuestra labor.

Dos aspectos que pasan a integrar nuestra filosofía de vida, el propio ser de cada uno.

Esos son: la libertad de expresión y de comunicación.

Vemos hoy, --claro como siempre-- que los regímenes dictatoriales y totalitarios se preocupan de inmediato de controlar los medios de comunicación. Los bloquean, los cierran, o los ponen a su servicio.

Así en Venezuela cerraron Twitter y conexiones por la Internet. El gobierno copó los medios de comunicación, no se tolera la difusión de opiniones disidentes, menos de convocatorias a protestas multitudinarias como las que hay, y se pretende que un pueblo amordazado se sienta feliz y apoye al dictador de turno.

Para bochorno y vergüenza de Uruguay, --lo digo de paso, y repudio este hecho-- el gobierno tupa-comunista va a recibir al dictador Maduro. Va a quererle dar la bendición de un "lustre" de democracia, para que siga matando a su pueblo impunemente. 

¡Qué país distinto en el cual nací y crecí!  Firmes en la libertad y la democracia, jamás hubiéramos prohijado a un régimen totalitario. 

Recuerdo de mi niñez, cómo se recibían a los refugiados argentinos que se enfrentaban a la dictadura de Juan Domingo Perón (en su primer período de gobierno). Y cómo un presidente como Don Luis Batlle Berres se plantó firme ante las actitudes del otrora "hombre fuerte" del Río de la Plata.

Recuerdo cómo se recibió a Fidel Castro cuando de lo que se trataba era de haber liberado al pueblo cubano de la dictadura de Fulgencio Batista. ¡qué golpe tremendo a la buena fe y la inociencia, fue lo que ocurrió después y perdura hasta el presente!

Recuerdo cómo los exiliados paraguayos estaban organizados en Uruguay, y había hasta un programa radial por CX-36 Radio Centenario, que combatía a la dictadura de Stroessner en Paraguay mientras la cadena ANDEBU, denunciaba cada mediodía por todas las emisoras, el cierre de una radio paraguaya.

Uruguay, el auténtico, el que fue tildado justificadamente entonces como "la Suiza de América", era así. Eso es lo que se enseñaba en las cátedras, como en la de Derecho Constitucional a cargo de un gran jurista como lo era sin duda el Dr. Aníbal Barbagelata.

De toda esa hidalguía, de toda esa austeridad cívica en pro de valores imperecederos, no queda prácticamente nada. Los inmorales (como dice bien el tango Cambalache) ejercen el poder y han convertido el otrora respetable y digno país, en eso, un cambalache.

Pero quiero hacer una pequeña digresión. 

Siempre sentimos repulsión por el cercenamiento de la libertad de expresión y comunicación que ejercen las dictaduras.

Y sentimos aversión ante los intentos de gobiernos autotitulados "populistas" que pretenden engendrar leyes para controlar a los medios.

Pero muy grave es cuando alguien que ejerce el periodismo, asume personalmente la misma actitud que las dictaduras, bloqueando espacios, prohibiendo otros y generando incomunicación.

No es esa la forma inteligente y respetuosa que nos debemos los seres humanos en nuestras relaciones. 

No dignifica asumir actitudes semejantes, cuando además no se dan ni se tienen razones para las mismas.

Sólo un grave error de concepto sobre las interrelaciones humanas, o lo que es peor, un empequeñecimiento del espíritu, puede conducir a semejantes conductas.

Aún yo espero que se rectifique ese camino errado, y que --por así decir-- las aguas vuelvan a su cauce. Al cauce del que nunca debieron haber salido.



enigma
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