Cuando nos referimos a lo afeminado que es un hombre o lo "machona" que es una mujer, estamos catalogando según categorías que corresponden a lo masculino y lo femenino, pero que aparecen cambiadas, o cruzadas.
Tenemos adjudicado tradicionalmente un papel para el hombre, uno para la mujer. Pretendemos hoy que sean intercambiables, pero cuando ello ocurre, ¡escándalo!, aunque, --ciertamente-- cada vez menos.
¿De dónde nos vienen esas definiciones tan tajantes?, ¿de dónde se extrae que corresponden al hombre ciertas tareas, especialmente las que demandan esfuerzo físico, y a la mujer quedar en la trastienda, pariendo hijos, amamantándolos, y cuidando de ellos, preparándole la comida al hombre, lavando sus ropas y manteniendo el hogar en condiciones higiénicas, confortables y teniendo sexo?
Eso nos viene de miles de años atrás, donde textos religiosos varios, coinciden en darle a la mujer un papel secundario, sometido y dependiente del hombre.
Para Occidente, la mujer no tiene arte ni parte en la vida cotidiana, y en la toma de decisiones. Eso compete exclusivamente a los hombres.
El judío fariseo Saulo de Tarso (más conocido luego como"San Pablo") el único discípulo de Jesús que nunca estuvo con el Maestro, se roba el Nuevo Testamento con sus cartas a distintas congreciones que fue suscitando en sus viajes y a las que volvía a visitar para ver qué tal les iba. Él fue el artífice de la organizacion iglesia. Eso jamás estuvo en los planes de Jesús.
Y es este fariseo, perseguidor de cristianos, que luego dijo haberse convertido, quien delinea la verticalidad de la relacion entre el hombre y la mujer, y acorrala a la mujer a un segundo plano obligatorio.
Ahora le han salido eruditos a defenderle, diciendo que ciertas epístolas le han sido atribuidas a Pablo ¡pero fueron escritas por otros! Linda forma de "pintarlo lindo" y dejarlo bien parado. Pero la realidad es una, el estilo de la escritura es uno, y la forma de pensar es también una.
En su carta a los Efesios, Capítulo 5 escribe: Las mujeres estén sometidas a sus propios maridos como al Señor. 23Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, siendo El mismo el Salvador del cuerpo. 24Pero así como la iglesia está sujeta a Cristo, también las mujeres deben estarlo a sus maridos en todo.… Es muy claro el sentido de verticalidad y la comparación Cristo-Iglesia, marido-mujer. Pablo plantea el sometimiento de la mujer a su marido, y la sujección al mismo.
Y en su I epístola a los Corintios 11:3, escribe: "Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer". La cabeza, o sea lo que está arriba, lo principal. Ese es el criterio de Pablo en sus cartas.
A su colega y aprendiz de misionero, Timoteo, le escribe ( Ia. Epístola a Timoteo, Cap.1:11-15 "La mujer aprenda en silencio con toda sujeción, porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio." Otra vez, sujeción, silencio. Pero lo verdaderamente aberrante es la razón esgrimida para ello por Pablo. Dice: "Porque Adán fue formado primero, después Eva, y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión. Pero se salvará engendrando hijos..." Así que como primero fue formado Adán, la mujer --según Pablo-- es un ser humano de segunda categoría, y le achaca además de haber cometido transgresión, de la que sólo la salva el tener hijos. O sea que tener hijos ¡es una especie de condena que permite que la mujer se salve!
Y otra vez, en Ia. Corintios 14:34-35 escribe: "Vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice. Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación." Y aquí Pablo se muestra realmente como quien es: no un discípulo de Jesús, el Maestro que libera, sino de la Ley (la ley judía) que es injusta y ata.
Escribe la autora Esperanza Bautista en su obra "La Mujer en la Iglesia Primitiva": "La mujer judía de los tiempos de Jesús: sin derechos, en eterna minoría de edad, repudiada por su marido, confinada en la casa y con muy escasas posibilidades de mantener contactos sociales, alejada del templo en determinados días a causa de las leyes de pureza ritual, y relegada en todo momento a un recinto especialmente señalado para ella en el templo y fuera del atrio de la casa de Israel, sin derecho a la enseñanza de la ley, y por tanto incapaz de merecer; la mujer judía, pobre, pecadora y pequeña, se encontraba en una situación que la constituía en un paradigma de marginación."
Esa era la realidad de la mujer judía, en aplicación a la Ley que esgrime como argumento Pablo: un ser marginado.
Aún peor, las adolescentes se podían vender y comprar. El gran erudito bíblico Joachin Jeremías en su libro "Jerusalén en tiempos de Jesús, estudio económico y social del mundo del Nuevo Testamento" dice: "se podían vender también las muchachas israelitas, pero únicamente las menores y sólo hasta la edad de doce años. En virtud de Éxodo 21:7, la patria potestas concedía al padre el derecho de vender a sus hijas menores a un judío. En la práctica, la venta de una hija menor significaba la mayoría de las veces que estaba destinada a convertirse más tarde en mujer del comprador o de su hijo".
Cierto, cuando en sus viajes --algunos de ellos azarosos-- hay buenas mujeres que ofrecen sus casas como lugar donde Pablo va a refigiarse, y donde se van a llevar a cabo reuniones (en general eran mujeres de clase social alta dentro del imperio romano), entonces Pablo va a mencionar en sus cartas su gratitud a Aquila y Priscila, a Febe, y a Junia. Pero tan sólo a ellas, en el vastísimo mundo poblado de entonces, habla a las claras de que muy pocas podían contar con el privilegio de que Pablo les considerara. ¿no había acaso más mujeres en las congregaciones que Pablo visitaba?...
Perdóneseme este un tanto extenso excurso, pero me era necesario fundamentar desde dónde viene afirmada la primacía del hombre sobre la mujer, y el destino de esta a parir hijos, a estar sometida y sujeta a su marido, y hasta a ser vendida de jovencita, como una esclava cualquiera.
Como se verá, el malhadado machismo, no es un invento latinoamericano. Viene de muy lejos, y tiene arraigo en esa manera de ver, considerar y enfocar a la mujer.
De modo que el hombre se va a servir de ella, sin darle derecho alguno.
Fueron de avanzada las sufragistas que reclamaron el derecho de la mujer al voto.
Fueron de avanzada las primeras obreras que salieron a trabajar en fábricas, --la necesidad tiene cara de hereje-- y eso sucedio cuando los hombres iban al frente de batalla.
El punto culminante, empieza allí, cuando la mujer sale a trabajar. Aún en el trabajo va a estar sometida al hombre. No va a llegar a ocupar puestos de mando, jefaturas, o cargos ejecutivos hasta la actualidad muy reciente. Y aún las mujeres hoy están luchando por un principio básico: a igual tarea, igual remuneracion.
¡Vaya si queda camino por recorrer!.
Entonces, el "macho", el dominador, el pisoteador de la mujer, va viendo reducido su campo de acción, va quedando marginado él, va teniendo menos andamiento su protesta o su rebeldía.
Sólo en la relacion matrimonial, hay hombres que aún pretenderán dos cosas: que su mujer es su propiedad, y por tanto pueden hacer con ella como se les antoje, y que en la relacion íntima, él la somete a ella. Él la ata y la viola, si es sádico, y siente en ello placer. Él la penetra violentamente y no le importa provocarle dolor o herirla. Él se posiciona arriba de ella. Es todo un símbolo. Tampoco le importa si su mujer está cansada luego de haber trabajado todo el día fuera de su casa, y al regresar aún atender a los hijos y preparar la comida. Si él quiere tener sexo, poco le importa que ella lo quiera o no. Tendrá que tenerlo.
De esta frustración del "macho" con cada vez menos prerrogativas, surge la violencia doméstica, que es un gravísimo problema social. Violencia física, y violencia psicológica. En el fondo, la búsqueda del sometimiento.
Afortunadamente, se acabó la mujer sometida, sujeta y callada. A Dios gracias, la mujer se ha independizado (a veces tiene mejor salario que el hombre) hace su vida, tiene sus planes, establece sus prioridades, y todo en el hogar habrá de hacerse en armonía y de común acuerdo, con un hombre que ha debido "bajarse del caballo" y dialogar de igual a igual.
O sea, el esquema tradicional, el papel tradicional de la mujer y el hombre, procedente de la antiquísima sociedad, se ha trastornado, se ha cambiado, ya no es más. Sólo en sociedades atrasadas económicamente, socialmente y culturalmente, aún se pueden dar esos papeles fijos. Pero en el mundo moderno, eso ya no sucede más.
Esa mujer independiente, comenzará a conocer y andar mundo. A conocer a otros hombres y a otras mujeres, a interrelacionarse. Y de esa interrelación pueden surgir muchas situaciones.
Pero de esto, escribiré en mi próximo artículo. Ahora les dejo una buena música, y recuerden, escríbanme a enigma0458@gmail.com Estoy a vuestras órdenes.
enigma
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