"Ojalá Dios me
deje conservar mi corazón, y que los golpes de la vida no aquieten mis ansias
de amar jamás. Ojalá pueda yo conservar estas ganas de amar siempre, pero
ojalá que en ese tiempo tenga yo a quien amar."
Amar --realmente amar-- es abrirse al otro y es darse. Es poner para la otra parte, cuanto se es y cuando se posee. Es el deseo más vehemente de estar juntos, de decidir juntos, y de permanentemente tener una comunicación fluida y fructífera, para edificar la vida de cada día en común acuerdo.
Tal vez a ustedes ya les haya llamado la atención, pero en la frase que reproduzco hay algo muy evidente: no es un mensaje pensando en la otra persona, real, o potencial. Es un mensaje centrado en quien lo piensa y dice.
La otra parte aparece como válida sólo en la medida en que: "me deje conservar el corazón", en que estén satisfechas "mis ansias de amar", "pueda yo conservar estas ganas" y "tenga yo a quien amar".
Es notorio un tremendo egocentrismo. Los posesivos "me", "mis" y dos veces el "yo" patentizan esto.
Es obvio que esas no son bases correctas para experimentar el amor en toda su maravillosa dimensión. Esta persona está amándose a sí misma, no a la otra persona real o potencial. Esta persona quiere satisfacción propia, y la otra persona sólo obra como un aditamento a su favor en cuanto le permita esa satisfacción.
No habla de buscar, comunicarse, compartir, darse.
Sólo espera tener lo que desea para sí misma, porque aparentemente necesita amar.
Pero entonces habría que preguntarse qué es lo que considera que es amar. Da más bien la impresión que lo que quiere es tener alguien con quien pueda hacer el amor --que es una cosa bien distinta. Alguien con quien mantener relaciones afectivo-sexuales, si llegasen quizás a ese nivel.
Al final de la frase parecería asaltarle a esta mujer un cierto temor: no tener ya a quien amar.
Es un temor real. No es ficticio. Y hace bien en tenerlo, porque si va por el camino que expresa, va a llegar un momento en su vida en que no va a tener a nadie a quien amar, porque nadie se va a interesar en amarla.
Entonces se va a quedar vacía. Su corazón va a arrugarse de viejo, y la soledad más abyecta haría presa de su existencia.
Sólo le quedaría recordar momentos pasados muy felices, que le sumirían en una tremenda angustia existencial por ya no ser suyos.
Muy triste final para una vida que podría ser muy diferente, si el encare de la misma hiciese un giro de180 grados.
Amiga, amigo: este texto que da pie a este artículo de hoy, es real --no imaginado por mi. Lo escribió una mujer que por otras cosas que leí, deduzco es talentosa, sensible y capaz de llegar a cúspides de pensamiento y expresión.
Pero...al parecer, abandonó toda esa maravillosa trayectoria.
Se pensó sin sangre, al decir de Mario Benedetti, el escritor uruguayo, y de ahí en más habría comenzado una trayectoria de descenso a un abismo oscuro: buscando amar a tientas y a ciegas, sin dar verdaderamente con el amor.
Se pensó sin sangre, al decir de Mario Benedetti, el escritor uruguayo, y de ahí en más habría comenzado una trayectoria de descenso a un abismo oscuro: buscando amar a tientas y a ciegas, sin dar verdaderamente con el amor.
Siempre hay que alentar esperanza. Siempre hay que intentar una segunda vez. Siempre hay que saber perdonar y reconstruir la vida. Siempre hay un mañana y un amanecer.
Quiera el Ser en Sí, que esta persona lo encuentre.
enigma
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