Violaciones, asesinatos, secuestros, descuartizamientos, muerte a granel en todas las formas. Desde la simple criminalidad de las bandas de ladrones y asaltantes equipados con armas de fuego, cuchillos o machetes, hasta la bestialidad extrema de los cárteles de la droga y los jefes narcos, pasando por el fanatismo religioso de los terroristas islámicos.
No se salva nadie, bebes o ancianos, mujeres u hombres, da lo mismo. Lo sufrimos cada día. Lo padecen comunidades enteras, y sociedades en América Latina y en otros continentes.
Por un momento dejamos de ver las noticias que nos trae la televisión, o dejamos de leer el diario que tenemos en nuestras manos, apabullados por tanta desgracia y tanto horror, y nos preguntamos ¿qué está pasando?,¿qué le está sucediendo a la humanidad?
Enseguida saldrán quienes nos recuerden de las despiadadas brutalidades cometidas en la Edad Media, y en tiempos remotos, cuando pueblos enteros eran arrasados, para decirnos que siempre hubo violencia en el mundo, que al parecer es algo inherente a nuestra especie.
Si fuese así, como un destino inescapable, entonces tendríamos que concluir que nuestra especie es maldita.
Pero cuando nos introyectamos, cuando sabemos que nosotros no somos así, que somos incapaces de cometer tales actos, y que conocemos mucha gente que al igual que nosotros busca vivir dignamente, en paz, con tranquilidad, con seguridad, y sin quitar ni bienes ni la vida a nadie, entonces tenemos derecho a concluir que hay un espacio para pensar y ser diferentes; que hay un espacio para la esperanza y para rescatar a la especie de esa vorágine de violencia y destrucción.
Entonces tenemos que empezar por lo elemental: ¿qué le estamos dando a la niñez?
Hasta hace poco, los padres tenían mecanismos de control sobre lo que los hijos podían ver usando una computadora. Ahora, el teléfono celular ha puesto en manos de cualquiera, y sin posibilidad alguna de control, que niños y jovencitos, estén expuestos a cualquier cosa.
Desde ser ellos mismos objeto de burla, persecución, o el llamado "bullying", hasta el vejamen de jovencitas tontamente expuestas desnudas, y luego, los juegos electrónicos, una verdadera droga con altísima cuota de violencia, que es la forma más eficaz de inculcar esa maldición que debemos extirpar de nuestra especie humana.
Es cierto que los padres pueden ejercer su control sobre el celular de sus hijos, pero no de los de otros, de padres indolentes o irresponsables. Es obvio que el riesgo es enorme.
Los progenitores que no saben ejercer una paternidad responsable, llegan a descansar en el "entretenimiento" de esos juegos que absorben a sus hijos, como para ellos estar tranquilos. La tranquilidad aparente que hoy tienen, al momento en que sus chicos se ocupan con los juegos, es la total intranquilidad, angustia y sufrimiento que les puede devenir más adelante en la vida. Porque es irresponsable no averiguar qué contenido tienen esos juegos, y qué es lo que se les inculca a través de ellos a los niños y jovencitos.
Es absurdo no darse cuenta que esos son métodos de inducción y formación de futuros monstruos sociales.
Porque los juegos electrónicos enseñan que cuanto más se destruye más puntos se ganan. Que cuantos más "enemigos" se matan, más pronto se está cerca del triunfo. Y las formas de destrucción además de ostentosas, son varias y todas ellas perniciosas por igual.
Darse cuenta de esto es esencial para comenzar desde abajo, desde la base, a cambiar nuestras sociedades violentas.
Por supuesto que tiene que haber un grado mayor de combate a la violencia, al ensalzamiento de la destrucción, y al goce de matar: la educación. Y para eso, los gobiernos tienen que proveer una educación continuada, precisa, con planes de calidad, y un control estricto respecto de asistencia, así como exigencia de rendimiento académico a cada nivel.
Pero además, concomitantemente, los padres tienen que transmitir valores positivos a sus hijos, tienen que fomentar y premiar el servicio, la solidaridad, el valor de ayudar a otros, etc.
Y las organizaciones religiosas, cualesquiera seran ellas, deben junto a los padres y en respaldo a los mismos, fomentar los valores que forman seres humanos íntegros y de calidad.
Este es el desafío que tenemos planteado con verdadera urgencia en la actualidad. Y todos desde todas las organizaciones y desde todos los ángulos, tenemos que ser capaces de ponernos de acuerdo.
Boicot a los juegos electrónicos que fomentan y ensalzana violencia y destrucción. Apoyo y fomento de los que enseñan valores, sentido solidario, y espíritu constructivo.
Seguiré abordando este tema con ejemplos concretos en mi próximo artículo, trayendo además la opinión de expertos sobre el daños que estos juegos electrónicos hacen a la niñez y juventud.
enigma
Textos protegidos por derechos de autor.
Ya está en YouTube "COMPARTIENDO en VIDEO". Un pueblo especial
https://youtu.be/e_kuuyBmESQ
Amistad: Roca Sólida
https://youtu.be/-8eL4Z0Z-Po
La Importancia de la comunicación
https://youtu.be/aBv6-xAHdRU
Continuaré subiendo videos en YouTube a razón de uno por semana.
No comments:
Post a Comment