Lo que sostengo es que lo que se ha dado desde cierto tiempo no más, en llamar "políticamente correcto" antenta contra la libertad de expresión, y por tanto es intrínsecamente incorrecto.
Afirmo lo anterior porque nadie tiene derecho a dictar --excepto por razones de decoro u ortográficas-- las expresiones de otra persona, sea que le gusten o le disgusten.
Que a algún político, partido político, o movimiento (generalmente liberal, o de izquierda) le parezcan inconvenientes o no sean de su gusto las expresiones con que otros se manifiestan, no les adjudica ningún derecho a establecer "normas" de lo que políticamente, o ideologícamente, es aceptable o no.
Si llamo negro a una persona de ese color, no le estoy insultando, ni disminuyendo, ni discriminando en absoluto respecto de otras razas. Estoy simplemente refiriéndome a una realidad.
La persona misma o sus congéneres no tienen por qué sentirse ofendidos por la mera mención del adjetivo. Distinto es si al referirme a la persona, luego agrego conceptos que van en desmedro de la misma.
Así, y para hablar de un país donde hubo y se venció la esclavitud, y donde los negros tuvieron que luchar por su igualdad con los blancos, en Estados Unidos de América, hay clubes de negros, universidades de negros, camarillas políticas de negros, y así se habla de Black TV, Black Club, Black Universities, Black caucuses.
Como blanco, podría sentirme discriminado por mis hermanos negros. Pero no lo siento así. Sé que ellos tienen sus propios asuntos que tratar, que muchas instituciones surgieron como parte de su lucha por adquirir sus derechos en pleno, y eso me merece total respeto.
Pero vería con mejores ojos que no hubiese una Black TV, sino una TV hecha por negros pero para todos, y donde participaran personas de todas las etnias.
Porque también está la discriminación al revés. Si no eres negro no puedes venir a mi club, actuar en mi tv, publicar en mi revista. Y eso lo hallo contraproducente a la mismísima causa negra, que es la de reivindicar la igualdad.
Cuando un grupo se marca serparadamente en medio de la sociedad, se auto-discrimina, y me parece que va en su propia contra.
De modo que al negro lo llamo negro, en lugar de "afrodescendiente", un neologismo como tantos otros, inventado para decir sustancialmente lo mismo, como queriendo adornar la expresión. Pero no pasa de eso.
Otro invento de los afiliados a la práctica de lo "políticamente correcto" es inventar o usar adjetivos que denuestan a una persona, y que en sí mismos suenan horrorosos, como para crear una barrera, e inferir daño. Así lo de "homofóbico". Mal empleado porque la palabra fobia viene del griego, y significa temor.
Nadie teme a una persona homosexual. Al menos no yo. ¿y por qué habría de temerle?
Otra cosa es si la persona tiene conductas que pueden ser lesivas a la moral y buenas costumbres, o si la persona es escandalosa. Pero eso va más allá de su ser en sí mismo, eso se relaciona con su comportamiento social. Y ciertamente la homosexualidad no es condición para conductas inadecuadas o escandalosas.
Muchos individuos que no son homosexuales, caen en conductas antisociales, escandalosas y condenables.
De modo pues que no acepto que se me aplique el rótulo de "homofóbico" si critico a ciertas manifestaciones del mal llamado "orgullo gay", donde se da pie a la morbosidad, al atentado público al pudor, ahí sí, con total desparpajo y como queriendo agresivamente herir la susceptibilidad de otras personas.
No les hace ningún bien a los homosexuales llevar a cabo semejantes manifestaciones públicas. Sí podrían reclamar derechos, sí podrían protestar contra la discriminación, sí podrían denunciar públicamente a empresas que no les aceptan como empleados por su condición de tales. Y en eso los acompañaría con gusto.
Tengo amigos homosexuales, he trabado por años con algunos de ellos, y ninguno jamás podría quejarse de que le he discriminado.
Ahora, hay un problema tal vez con el léxico que se emplea.
Por muy largo tiempo, en inglés, la palabra "gay" significó alegre, o vistoso. Tanto es así que hay varias canciones en las cuales aparece ese adjetivo, con ese sentido.
Hace pocos años, la palabra se la aplicaron ellos mismos (no lo sé) o se les aplicó a los hombres homosexuales. Y así se le traduce del inglés al español. Porque no todo homosexual es afeminado.
Otro ejemplo: he criticado públicamente al actual gobierno israelí. Netanyahu para mi es un personaje nefasto en la política de esa nación, y con él es dificil que se alcance la necesaria paz en la región.
Pero eso no significa que yo sea "antisemita" y no le da derecho a nadie a calificarme de tal. Otra vez, el terrorismo verbal aplicado para atacar a quien piensa diferente, o siente diferente, por el mero hecho de formular una crítica puntual y precisa sobre un gobierno o sobre una persona.
Tengo amigos judíos, y he tenido compañeros de trabajo de la misma etnia, y he participado con ellos en reuniones de trabajo, y todo ha sido hecho con naturalidad y con placer.
El terrorismo verbal --no criticado por los adalides de lo "políticamente correcto", muestra la esencial falencia de su postura.
Cuando quieren meternos en el brete de su propia manera de pensar y atacan con epítetos a quien piensa diferente, no hacen sino perder la mismísima razón de su causa. Me están discriminando, me están acorralando, y me están insultando.
Eso, ¡no lo tolero!
Por eso mismo, en nombre de la libertad de expresión, no puedo aceptar el cepo de lo "políticamente correcto".
Afirmo en cambio el valor de cada quien, con respeto, a expresarse libremente sobre el tema que sea, a compartir lo que sus pensamientos y sentimientos le dictan, con transparencia y honestidad. Porque eso dignifica a quien así se expresa, y también a quien le lee o escucha.
Como bien dijera el Prócer de los uruguayos, el Gral. José Artigas: "Con libertad ni ofendo ni temo".
Estén atentos: pronto COMPARTIENDO estará en YouTube
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