Wednesday, November 27, 2013

VIAJERO DEL TIEMPO ( I )

Seriamente, me considero un viajero del tiempo.

Vengo desde el pasado y he llegado a este presente, con innumerables experiencias, vivencias, todas ellas anidando en mi "disco duro". 

Pero además, con los rasgos típicos de un viajero del tiempo.

No encontrarán en mi cuerpo un atisbo de tatuaje, menos una perforación, y jamás entró en mi torrente sanguíneo ninguna droga ilegal, ni siquiera la marihuana que algunos legalizan actualmente.

Y este ser puede comunicarse, usar todas las herramientas y medios de que hoy disponemos todos en el mundo, pero tiene consigo los conocimientos acumulados que otros nunca tendrán, y que otros --en algunas áreas-- han comenzado a tener.

De modo que a partir de hoy, voy a traer ese pasado al presente, y voy a ir recordando anécdotas, lugares, y sobre todo gente...porque lo que más importa siempre, es el ser humano.

Sé que a lo largo de este periplo voy a nombrar a muchas personas que quizás ya no estén con nosotros, que han partido hacia la eternidad. Pero me reconfortaría sobremanera si sus hijos, sobrinos, nietos, etc. pudieran reconocer a quienes nombro y si lo desean, se comunicaran conmigo.

La molestia del besuqueo

Cuando era pequeño --3 o 4 años de edad-- mi madre tenia por costumbre regularmente visitar a un grupo de amigas. Iba a sus casas, allí tomaban un té, supongo, algo recuerdo que comían y mientras tanto, conversaban....y conversaban....y conversaban...dos o tres horas eran las promediales de visita.

Y me llevaba consigo...entonces yo tenía que pasar por una de las experiencias que más me molestaba...todas las mujeres decían algo de mi y venian a darme besos en las mejillas. Y me llenaban de besos...porque además ninguna se conformaba con un beso solo, como de cumplido, eran dos o tres cada una...

Yo deseaba que terminara ese ritual, y luego, muy buenito, me sentaba en el lugar que me adjudicaran y ahi me aguantaba la perorata femenina.

La IIa. Guerra Mundial  

Durante esa mi niñez, se desarrolló la IIa. Guerra Mundial. En un país de un rincón del mundo, como era Uruguay, lo que más se vivían eran las noticias. 

Había claro una esfervescencia solidaria con los Aliados (Estados Unidos de América, el Reino Unido y Francia). 
De ese entonces, recuerdo algunas cosas que no sé si tenían o no que ver con la guerra.

Por ejemplo, una tarde, volviendo a casa con mi abuelo materno, noto que las luces del alumbrado público hacían una guiñada.  Pregunté por qué, y mi abuelo me dijo que todos los días a las cinco de la tarde, la luz hacía ese guiño.

Otro dia, caminando por la principal avenida, 18 de Julio, con mi tía Violeta (hermana de mi padre) recuerdo los inconfundibles sones de la marcha "Victoria", que emergian de parlantes colocados en los árboles. ¿Acaso se celebraba la reconquista de Francia por los Aliados?

Otra vez, no sé si antes o después del precedente episodio, lo recuerdo muy patente. Esa noche todo Montevideo debía estar a oscuras. 
Se iba a hacer un simulacro de ataque aéreo y defensa.

Yo estaba con mi abuela paterna que vivía a los altos de mi casa, y por una pequeña ventana de la cocina, veía pasar los aviones que arrojaban bengalas mientras rugían sus motores, y reflectores en tierra que trataban de iluminarles y hacerles blanco de un ficticio fuego antiaéreo. 

También de esa época, recuerdo que en mi casa se escuchaba al mediodía, el informativo de Radio Ariel, con la inconfundible voz de Mario G. Bordoni.  Noticioso radial que comenzaba y culminaba justamente con la marcha Victoria. 

Y Montevideo tuvo el privilegio de ser la ciudad que vio el estallido del acorazado de bolsillo alemán Graf Spee, al que barcos británicos aguardaban a la salida del Rio de la Plata para atacarle. 

El capitán alemán dio esa orden. Según cuentan los mayores, el estallido resonó en toda la ciudad. Yo no lo escuché, pero muchos años después, fui al puerto de Montevideo, cuando se filmó una película sobre ese hecho histórico. El filme se llamó "La Batalla del Río de la Plata" y francamente fue muy malo.

Entre tanto, cuando caía la noche sobre Montevideo, se escuchaban los pitidos de los policías, haciendo su ronda por el barrio.

Mañana y en dias siguientes, continuaré trayéndoles anécdotas de mi viaje por el tiempo.

enigma
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