Friday, September 19, 2014

LA SEMANA MÁS FELIZ: Septiembre 20 al 25 de 2010



Este 20 de Septiembre, señala el inicio de una semana en ciudad México, que fue LA más feliz de mi vida en estos últimos cuatro años. Porque lo que viví entonces, fue algo único, maravilloso. Yo diría sin exageración, que para mi fue un verdadero regalo de Dios.


Un regalo, porque interrumpió mi soledad, porque me sacó de la pesadumbre y el dolor del luto por el fallecimiento de mi esposa, me levantó el espíritu y me dio ánimo para vivir.


Fue como abrir una ventana al alma y dejar entrar la luz del sol, y ver un cielo hermosamente azul.



Del 20 al 25 de Septiembre de 2010, llegué solo a la ciudad capital de México, pero a mi llegada al aeropuerto, me esperaba una dama que supo ser mi cicerone, y mi eficaz acompañante durante esos 4 días y medio que allí pasé.

Conocí entonces a una persona amable, gentil, servicial, con un gran sentido solidario. Una persona sensible, tierna, firme luchadora por su vida, intensa trabajadora, y muy madre de sus hijos.  


Una mujer inteligente, que ejerce con gran calidad su profesión periodística. Y en medio de su trabajo, valoré muchísimo que tuviese la amabilidad de hacerse tiempo para dedicarlo a mi humilde persona.


Me impresionó su afán de llevarme a conocer lugares, y parte de la historia de su país, y trazarme un poco mi agenda, para que andando solo, o en su compañía, no dejase de ver esto y aquello.


Así, fui a la parte antigua de la ciudad, recorriendo la Plaza de la Constitución, más conocida como El Zócalo, la Catedral, una Basílica que está a su lado, y a la vuelta un museo con piezas de arqueología que los expertos seguían extrayendo.

Tres horas me insumió la visita al Museo Nacional de Antropología, una verdadera maravilla mundial. Algo único. Me cansé de sacar fotografías.



Visité la Torre Latinoamericana desde donde se obtiene una vista espectacular de la ciudad de México. 



Y me quedé extasiado con las obras de los muralistas mexicanos, en el Palacio de Bellas Artes que en sí mismo, es un estupendo monumento arquitectónico.



Entre medio tuve un reportaje radial que me hicieron los periodistas Héctor Sampson y César Buenrostro.  



Y otro día, a la noche en el hotel, un encuentro con el Ing. Luis Ruiz Noguez con quien platicamos sobre publicaciones.


Pero hubo dos verdaderos hitos en esa visita: uno, fue ir a las pirámides de Teotihuacán, la del Sol y la de la Luna,  en medio de una inmensa explanada. Un encuentro con la magnificencia de las construcciones  indígenas que son parte de la más brillante historia del México autóctono. Allí fui acompañado.


El otro, --también acompañado-- visitar el Santuario Nacional de Nuestra Señora de Guadalupe, la virgen venerada por todos los mexicanos.  Se trata de un estupendo templo modernísimo, con una estructura y una acústica formidables, donde está la imagen original de la Virgen de Guadalupe. También allí hay una estatua del Papa Juan-Pablo II que recuerda su histórica visita a ese Santuario.


Los diversos momentos vividos, como tomar mate, -- mi acompañante me pidió que llevara “la jícara y el popote” (léase el mate y la bombilla) lo que me obligó además a llevar yerba, porque estaba curiosa de conocer lo que era--; los almuerzos a las tres de la tarde –como se usa allí—y  las múltiples pláticas y emociones vividas, no tienen parangón. 


A partir de ese encuentro, quedamos como amigos. Una relación que se ha ido perdiendo –lamentablemente—por lo muy ocupada que dicha persona está.


No puedo pasar por alto tampoco, lo que fue la emotiva despedida en el Aeropuerto Benito Juárez, entre abrazos y lágrimas. 


Tuve otras visitas a la ciudad  de  México. Podría señalar a la segunda, como estupenda también. Pero esta primera, ha de quedar imperecedera y para siempre grabada a fuego en mi memoria.  


Y para la bella persona que entonces supo acompañarme, tengo sólo una palabra, sencilla en su decir, pero profunda en su contenido: ¡¡gracias!! 


Hoy abro mi PC y me llega el mensaje de una línea aérea que dice: “Travel, the cure for Winter blues”,   “Viajar, la cura para las tristezas de invierno”.


En todo este año, excepcionalmente, no he ido a México. ¡Quisiera volver! 




enigma

Textos protegidos por derechos de autor


No comments:

Post a Comment