Thursday, September 4, 2014

UN SENTIDO DE MISIÓN

Estoy de acuerdo con Santa Teresa de Jesús que se ha de "Vivir la vida de tal suerte que viva quede en la muerte."

Viva quede en el recuerdo de todos quienes tuvieron contacto con uno, de quienes compartieron partes de nuestra existencia, de aquellos con quienes hemos estudiado, trabajado, hecho deportes, bailado, amado. De la familia, amigas, amigos, conocidos, vecinos, público, lectores, audiencias en salas, en fin.

¿Qué otra cosa puede ser la vida de un periodista, de un escritor, sino el poner su talento y su empeño en servicio de la mejor información, del mejor decir, la cultura, y sobre todo, del cariño al ser humano como tal y porque tal?

A estas alturas, tengo y mantengo tres blogs, y por si ello fuera poco, diariamente dialogo, contesto o planteo temas en Facebook y Twitter.

Leo mucho, particularmente aquellas temáticas que me nutren de información que proceso y compagino dentro de mi para luego volcarla ordenadamente, tamizada, y valorada, de tal manera que sea util a quien la escucha o lee.

Preparo charlas y conferencias. Me gusta el encuentro con el público, especialmente cuando éste está ávido por conocer, por entender, y sabe escuchar con atención y disfrutar de aquello que recibe.

Expresándome, comunicándome, en lo privado como en lo público, siento que soy. Que dejo a mi paso mi sello, mi impronta personal. Algo que a algunos les puede fastidiar --lo que me tiene sin cuidado-- pero que a otros les vale y lo aprecian.

Es halagüeño cuando uno recibe expresiones de apoyo, es placentero cuando hay reconocimientos, y más aún, cuando se llega a ser hombre de consulta. Cuando se nos requiere o reclama nuestra opinión.

Y es así, porque todas esas son expresiones que reflejan algo esencial; yo nutro mi existencia con un sentido de misión.

Mi misión no es hacerme rico, no es explotar la ignorancia ajena, no es manipular al público. Mi misión es darme en bien de otros. Disponer de mi tiempo, mi capacidad, experiencia, pericia y talento, sin precio, sin ganar nada, por el mero pero maravilloso gusto de dar de cuanto sé. Y también para decir "de esto no sé", cuando algo ignoro.

A eso lo llamo honestidad intelectual.

Me impulsa el deseo de ser util, de servir. Creo que lo que hago es una forma de filantropía. Mi tesoro no es material, no reparto dinero, pero conocimiento.

Y nada más hermoso que verificar cuánto y cómo responden personas amigas, cuando planteo una iniciativa y me ayudan a llevarla adelante.

Lo hacen con generosidad y desprendimiento. Con el gusto de "poner el hombro", y eso para mi tiene un valor humano estupendo. Ante eso, me brota del corazón un enorme agradecimiento.

En un planeta que se ve sacudido por violencia, atrocidades y fanatismo, poder vivir así, y ser así, creo que es un remanso y una señal de esperanza para todo quien quiera recibirla.

Hallo en la simpleza de mi existencia, la clave de una felicidad muy especial.

Ojalá también la encuentren ustedes. Para ello, cuenten conmigo.

Para la apertura del corazón, para el diálogo abierto, sincero y profundo, para embellecer las relaciones interpersonales, aquí estoy.


enigma
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