Monday, November 17, 2014

"¿Para quién escribes?": ¡para todos!

Hubo un tiempo, bastante cercano, en que escribía este blog teniendo en mente en particular a una persona. Y si bien mi discurrir de temas podía interesar y llegar a todos, más me importaba que le llegase a ella.

Había un entendimiento tras las palabras, en que ella sabía el mensaje contenido en el blog, y yo sabía lo que ella me decía en el suyo.

Fue un diálogo de blog a blog. ¡Hermosa y fructífera experiencia cibernética!

Y a veces todavía escribo cosas, teniéndole en mente, con la esperanza de que las lea, y que le ayuden a pensar, a reflexionar, o le impulsen a tomar decisiones.

Pero hoy  como desde que lo inicié, pero más que nunca, este blog es para todos, y escribo pensando en todos.

Luego de lo que escribí ayer, una querida amiga leyó mi blog y me mandó un correo preguntándome "¿para quién escribes?".

Supongo aludía a que las descripciones que hice de algunas de las más importantes opciones de cirugía plástica y cosmética tanto para mujeres como para hombres, son muy costosas. 

Parecería entonces que hubiese escrito para personas de alto nivel económico. Pero no fue así. No tuve en mente a nadie en particular, y sí, a todos en general.  Porque algunas de las cosas que detallo, las conozco por amigas o amigos que se las han hecho. 

Y no son gentes de gran poder económico. Son gente de clase media, y hasta de media baja.

¿Acaso no es sabido --y no estoy diciendo que esté bien-- que hay madres que como regalo de 15 años, les obsequian a sus hijas con el pago de una cirugía para aumentar los senos?

Tengo dos amigas, una en Montevideo, y otra aquí en Virginia que se hicieron "face-lift". Un familiar de una de ellas se hizo agrandar los senos. 

Un amigo colega periodista que trabaja en radio y TV, venía de su casa todos los días maquillado. Como se ve, son realidades más comunes de lo que algunos pueden pensar.

Tal vez si alguna dama fuese a un consultorio de cirugía facial se sorprendería de encontrarse quizás con alguna amiga. 

Sé muy bien --por otra parte-- que todos esos procedimientos, efectuados en clínicas serias, responsables, a cargo de profesionales de alto nivel, se cobran muy caros.
Estamos hablando de miles de dólares, y de decenas de miles también.

Y alguien me dirá, ¿y qué esperanza nos queda a nosotros los que no podemos pagar eso?. Pues dos o tres cosas muy básicas y prácticas: 1) tratar de cuidar la línea no comiendo en exceso, e ingiriendo menús sanos, eliminando las grasas y los carbohidratos; 2) haciendo gimnasia regularmente. Por lo menos caminando 30 minutos 3 veces por semana, pero cuanto más se pueda, mejor. 3) siendo limpios, prolijos, vistiéndonos bien, proyectando una imagen agradable.4) derramando simpatía y dinamismo, siendo una persona activa, coherente, responsable, y bien dispuesta.

Si a todo eso se le agregan dones personales, valores con que nos manejamos en la vida, sinceridad, honestidad, lealtad, respeto, afecto, cariño, ternura, capacidad para perdonar, paciencia, comprensión y hasta amor, todos estos factores juntos, harán de nosotros una pesonalidad suficientemente atractiva e interesante como para que alguien repare en nosotros. 

Voy a terminar con una anécdota: una vez me invitaron a la celebración de un cumpleaños. Toda la fiesta discurrió bien, entre sandwiches, saladitos y una rica parrillada hasta que llegó la hora del postre. 

Apareció entonces una torta rectangular de considerables dimensiones, toda cubierta de crema chantilly con adornos de la misma crema y en colores escrito "Feliz Cumpleaños".
Luego del ritual de las velitas y el consabido cántico, se partió la torta, que era en dos capas, con relleno al medio, y se repartió. 

Cuando la vi, se me fueron los ojos. Lucía hermosa, apetecible por demás. Me dije: "esto debe estar delicioso". Cuando la comí tuve dos decepciones: la masa no era un bizcochuelo, que es la que suele usarse. Y a pesar del relleno de dulce de leche, y la cobertura de chantilly, la masa en la parte inferior tenía sabor a algo salado. 

Me di cuenta que en la misma asadera habían hecho al horno algo con verduras, y evidentemente, no la limpiaron bien. Moraleja: no te guíes por las apariencias. No todo lo que luce bien termina siendo tal. 

Más hubiese valido una torta más modesta, sin tanto adorno, pero con buena masa, buen relleno y el sabor único que debía tener. ¡Una como las que hacía mi madre!.

enigma 
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