Wednesday, July 27, 2016

EL VALOR DEL DIÁLOGO

Amigas, amigos: nunca me canso de decir que el amor es el sentimiento más excelso del ser humano, que la amistad es luego del amor, el otro sentimiento casi semejante, que es capaz de unirnos por lazos más fuertes que los de la propia familia, y que el diálogo y el encuentro son dos elementos indisplensables en el relacionamiento humano.

Como que somos falibles, y sin ninguna mala intención, cometemos errores. A veces nos persuadimos de que estamos en lo cierto, que nuestra manera de pensar o de sentir es la mejor, que nos asiste toda la razón, y perdemos de ver que nuestro/a interlocutor/a es tan humano y falible como nosotros.

Entonces viene el encontronazo, la controversia, y hasta se abrigan sentimientos que nos abajan, que nos destruyen por dentro. Es la rabia, la furia, el rencor y hasta el odio...

Y no debe ser así, no tiene que ser así. Pero muchas veces eso ocurre cuando nos encerramos en nosotros mismos, cuando nos arrollamos como un caracol, cuando sólo cuenta el mundo interior forjado de toda esa infame animosidad que nos transforma en inferiores.

Y entonces hablamos con furia, y actuamos con rabia. Y nos fastidia que las cosas no sean o salgan como queremos. Y siempre proyectamos nuestras propias falencias en los demás. El bien conocido mecanismo de proyección del que nos habla la psicología.

El resultado no puede ser más deplorable.

Es una cadena de situaciones dentro de un proceso de deshumanización, que no hace bien a nadie. A nadie.

¡Cuántos errores, cuántas equivocaciones, nuestras y de otros, podrían evitarse si hubiese diálogo!  Si en vez de hablar por teléfono descargando furia, somos capaces de controlarnos, de escuchar al otro u otra, y de disponernos a un discurrir inteligente de ideas, sentimientos, propuestas, planes, proyectos o realizaciones.

Tal vez, y sin tal vez, lográsemos un acuerdo digno para todas las partes. Un acuerdo en que hay avenencia, sintonía, "buena onda" como suele decirse, y donde finalmente reina algo que nos vuelve en lo mejor que somos: paz. Una paz del alma, una paz interior que nos envuelve y enaltece.

Nos sentimos entonces, y sólo entonces, realizados. Hemos tal vez cedido en algo, la otra parte también, pero hemos llegado a un entendimiento, a un acuerdo. 

Y en ese acuerdo ambos ganamos y ninguno pierde. Ambos podemos andar juntos, y no divergentes. Ambos podemos entonar un himno a la amistad y haber dejado las miasmas del rencor y el odio.

El diálogo jamás es imposible. Y por el contrario los frutos que produce, son maravillosos. 

El diálogo reconstituye por dentro a cada quien.  El diálogo nos hace más y mejores.

Mucha cosa que nos disgusta, que nos cae mal, que quisiéramos no fuese realidad, termina siéndolo, porque en el camino, se perdió el diálogo, se perdió la búsqueda intencional de la otra parte, para entenderse, para ponerse de acuerdo, para sentar las bases de un relacionamiento provechoso.

Nunca es tarde para retomar el diálogo, para lograr un acuerdo, y tal vez, para sorprenderse de los resultados, y poderse sentir feliz con los mismos.

Que implica voluntad, sí. Que implica esfuerzo, también. Pero que vale la pena, ¡siempre!

Si en lo personal alguien se siente ofendido/a por algo que he dicho, escrito, o una forma de proceder mía, que no se quede rumiando la rabia o la furia. Que se contacte conmigo y me lo diga con calma, y buena voluntad, expresamente. Que se abra al diálogo. Porque estoy dispuesto a modificar o cambiar aquello que haya podido ser motivo de discordia. 

Pero ello sólo es posible si el diálogo y el encuentro se hacen realidad. Es el único camino.

Un ser humano incapaz de dialogar, cerrado en sí mismo, se deshumaniza, se atrofia, vive en la amargura, y probablemente enfrenta situaciones desagradables de las que podría haberse librado de haber dialogado a tiempo.

Pero nunca, nunca es tarde, si hay buena voluntad.



Estén atentos: pronto Compartiendo estará en YouTube. Lectura de los textos de los blogs, prosa y poesía.
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Monday, July 25, 2016

¡CUÁNTO LOS QUISIÉRAMOS CON NOSOTROS!

Nos los han arrebatado en un ataque terrorista de los que ahora --desgraciadamente-- estamos acostumbrados a enterarnos, y por los cuales, debemos estar tomando consciencia y medidas de precaución.

Les hemos perdido en un accidente aéreo y se cuentan por cientos.

Nos dejan porque arriesgaron demás, o no se quisieron lo suficiente, y cayeron víctimas del crímen organizado.

Nos dejan luego de luchar con cuerpo y alma contra una cruel enfermedad, o de pronto, tan instantáneamente como un rayo, por una falla del corazón.

Son de todas las edades. Pero todos tienen una madre, un padre, hermanos, primos, tíos o sobrinos, algunos hasta nietos, y un grupo de amistades.

Son como nosotros, los que seguimos estando, los que aún quedamos. 

Pero todo quien llora la partida definitiva de uno de ellos, siente en lo profundo de su ser, cuánto los quisiéramos con nosotros. Cuánto daríamos porque las cosas hubiesen sucedido de otra manera.

Miro un retrato que pinté de mi padre. Me parece que me voy a encontrar con él. Que nos vamos a dar un apretado abrazo cual solíamos hacerlo, y que luego tendremos como siempre, aquellas largas horas que dedicábamos a "pasar revista al mundo", en un diálogo esclarecedor y fecundo.

¡Caramba, cuánto le extraño!

Pero cuánto extraño también a los amigos que se fueron, con quienes compartí miles de horas de vida, planes, ideas, iniciativas, acciones, en torno a un tema que nos fue común.

Y me digo sinceramente, en más de una ocasión, ¡cuánto me gustaría reunirme nuevamente con ellos! 

La historia no se repite. Quienes se fueron son insustituibles, únicos.

Nosotros también lo somos.

Tal vez por esta misma razón, y porque el tiempo corre y hasta apremia, es bueno que quienes podemos ser amigos, quienes podemos tratarnos de diversas formas, quienes podemos comunicarnos y reunirnos, lo hagamos. Y haciéndolo, valoremos a quienes aún están, a quienes aún nos acompañan en esta aventura de existir. 

Y nosotros mismos, nos demos generosamente en lo mejor que tenemos, para que también otros se sientan complacidos con nuestra existencia.

Para que cuando nos toque irnos, otros también puedan decir: ¡cuánto los quisiéramos con nosotros!.


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Saturday, July 23, 2016

UN PUEBLO ESPECIAL

Soy consciente de que lo que voy a escribir puede levantar polvareda.  Desde ya les digo que no me perturba en absoluto.

Lo primero que requiero de quien lea esta nota, es dejar todo fanatismo, todo hinchismo, todo nacionalismo, sectarismo, localismo. Lo que sólo demando es humanismo.

Los que me conocen personalmente, y quienes me siguen de tiempo en este blog, saben que me declaro seguidor del Maestro de Galilea, de Emmanuel, más conocido por Jesús.

Éste Jesús, formó discípulos, y les instruyó en un estilo de vida. Jamás pretendió formar una religión más en el planeta. Su meta era mucho más sencilla y más profunda: hacer que el hombre y la  mujer de fe, la vivieran auténticamente y con todo su ser, ¡nada menos!.

Él anunció una buena noticia para su pueblo: Dios está con ustedes, Él es amor, es darse, es ser solidario, es no discriminar. Y lo ejemplificó con su propia vida. 

Sus discípulos --quienes convivieron con Jesús-- iniciaron una verdadera vida colectiva. Nadie decía ser suyo nada delo que poseía, sino que lo compartían entre todos. Pero ese sentido colectivo iba más allá de lo material. Implicaba que la vida de uno importaba a la vida de todos. Eso es lo que en griego se llamó koinonía.

Como lo explica un diccionario:  "La palabra proviene del griego κοινωνία (koinonía), que traduce ‘comunión’ o ‘participación en lo común’. Este término aparece en la Biblia diecinueve veces como sustantivo (koinonía) y ocho como verbo (koinonéo), en el sentido de ‘compartir’; ambas, a su vez, derivan de la voz griega κοινωνός (koinonós), que significa ‘compañero’ o ‘participante’." 

Muy lamentablemente, --diría, deplorablemente-- aquellos seguidores de Jesús perdieron su koinonía, para ser puestos en el brete teológico e institucional de lo que devino en ser iglesia, una estructura humana con todos los defectos que ello implica, con una normativa de verticalidad, con un sentido de sumisión a autoridades humanas, que definitivamente traicionaron el verdadero espíritu del Maestro.

Vaya todo esto como preámbulo a lo que quiero decir a continuación.

En todo el mundo, hay un pueblo --y hasta donde sé, uno solo-- que ha hecho realidad hasta el día de hoy la koinonía.

Disperso, vuelto a reunir, nuevamente disperso, perseguido, torturado y muerto, brutalmente discriminado, soportó el holocausto y la persecución de nazis y comunistas, ese pueblo ha sido capaz de darse instituciones en cada lugar donde está presente (keilahs), de reunirse en pequeñas comunidades, y de ser la gran comunidad en cada país, unida entre sí por un lazo muy especial: el de la fe común, el de una tradición común y también la consanguinidad.

Se lo odia, porque se le envidia.

Sí es cierto que algunos de sus integrantes amasan fortunas, sí es cierto que como todo grupo humano tiene criminales, tiene prostitutas, etc., sí es cierto que hay varias "ovejas negras",  pero...tiene lo que ningún otro grupo humano tiene: ser uno. Especialmente a la hora de defender derechos inalienables, especialmente a la hora de sufrir, especialmente a la hora de luchar.

Sus integrantes saben ser solidarios entre sí, saben sostenerse para que ninguno caiga. Saben socorrerse cuando hay necesidad. Saben que cuentan entre sí unos con otros y por otros. 

No conozco ningún otro grupo humano así. 

Los seguidores de Emmanuel perdieron eso completamente.  Si no, el mundo sería otro, ¡por cierto que sí!

Ellos en cambio, sostienen una llama inagotable.

Que los hay de izquierda y de derecha, conservadores y liberales, ortodoxos y reformados, por supuesto, si no no serían seres humanos. Pero...ninguna de esas divisiones huamanas son más poderosas que una unidad fundamental. Y cuando esa unidad fundamental está en peligro, todos son uno, y saben reconocerse y aceptarse entre sí, porque primero que nada, pertenecen a la única colectividad mundial que funciona y es realidad como tal.

Se les conoció primero como "hapiru" (hebreos), gente nómada que andaba de lugar en lugar buscando donde su ganado tuviese pasturas. Luego conocieron el sedentarismo de la agricultura. Tuvieron luchas entre ellos, veleidades humanas de ser reyes cuando había que reconocer al único Rey --Dios mismo. Pero los del Norte y los del Sur, siglos después, pudieron volver a su tierra, y ser un solo pueblo, una sola nación: Israel.

Una nación que descuella, en el ámbito de todo su entorno geográfico, por todos sus logros. 

Y una colectividad que internacionalmente, puede sentirse orgullosa de todos sus aportes en ciencia, tecnología, arte en todas sus expresiones, y cultura en general.

No son perfectos. ¿Y quién lo es? Pero dan un ejemplo de una forma de vida, a todos los demás pueblos del mundo. 

Soy crítico del gobierno de Israel cuando hace cosas que merecen condenación, y aplaudo cuando hace cosas que merecen reconocimiento. Pero no confundo: el gobierno es una institucionalidad política de un país. Un pueblo diseminado por todo el mundo, es una realidad humana que supera totalmente a ese circunstancial gobierno.

En un balance final, lo que hay de  positivo, supera largamente lo que haya de negativo.

Este artículo no quiere ser un elogio a esta formidable comunidad mundial, sino un humilde reconocimiento a su existencia, realidad, y vigencia. 

Un reconocimiento al ejemplo que ella da, del cual los discípulos de Emmanuel --un integrante excelso de ese pueblo--  deberíamos aprender.

Termino esta nota con una canción tradicional, transformada a una versión muy actual y muy vigente. ¡Disfrútenla!


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Thursday, July 21, 2016

ESTA NOCHE: ¡EL AMOR!

Estoy profundamente emocionado, y me siento muy feliz.

Porque esta noche, he tenido nuevamente la demostración palmaria de lo que significa una verdadera amistad.

Mi buen amigo César Buenrostro, y su programa de TV por Internet, "Evidencia X" me entrevistó acerca del libro "El Amor de Frank y Laura - Un romance del Siglo XXI".  Nunca tan oportuno, con una nota totalmente espontánea, que creo salió muy bien.

César en cierta medida me hizo emocionar al evocar esa hermosa experiencia de amor vivida por Frank y Laura.

El amor, siempre el amor, como el valor supremo del ser humano.

Pude pues discurrir sobre la novela, su origen, lo que tiene de realidad y de ficción, la alternancia de textos en prosa que integran sus capítulos, y de algunos poemas de Frank y citas a los de Laura, pero transcripciones directas de partes de mensajes electrónicos y de chats que la pareja intercambió durante 21 meses, manteniendo la llama de su sentimientos que se fue acrecentando hasta su primer encuentro en Ciudad de México.

Espero que los lectores hayan quedado suficientemente interesados en obtener la novela que ya está como libro en papel y que se puede adquirir de Amazon, pero también como libro electrónico, para Kindle.

Considero que una vez que la gente lea la novela, y guste de ella y de mi estilo de escribir, me abriré paso en el mundo de la literatura, en el que me inicio.

Eso espero de ustedes, mis amables lectores de este blog.

Para no perder esa hermosa atmosfera de romance, les dejo con esta bella música de uno de mis preferidos, Yanni. 

 

Tuesday, July 19, 2016

¿POR QUÉ ESCRIBÍ UNA NOVELA?

Algunos se estarán preguntando. ¿por qué escribí una novela?

¿Acaso no tengo tantas cosas escritas casi a diario en este blog, que necesitaba demostrar mi capacidad como literato?

Y sin embargo, la cuestión no es tan facil.

Trataré de explicarme. En primerísimo lugar considero al amor como el sentimiento que nos define como humanos. 

He dicho muchas veces --a pesar de que incluso alguien pretendió persuadirme de que no era posible-- que soy un enamorado del amor. Y sí lo soy, porque para mi el amor es un excelso valor humano. El máximo. Es un valor que se aprecia como tal, que se respeta, pero sobre todo, ¡que se vive!.

Doy gran importancia a los sentimientos. En mi experiencia de vida, los coloco por sobre el pensamiento, a pesar de que éste también nos distinga y personalmente me adhiera en forma pragmática a la racionalidad.

A lo largo de décadas, he sido conocido por una actividad a la cual he dedicado gran parte de mi vida. La investigación y estudio de un tema en particular. Por ello estoy internacionalmente reconocido, se me considera un experto. 

Agradezco profundamente todo ese reconocimiento, pero he llegado a un punto en que he sentido que me era imprescindible demostrar que soy más que un ente pensante, un investigador y estudioso.  

He llegado a la instancia en que me planteé a mi mismo el desafío de demostrar que por sobre todo soy un ser humano que siente profundamente, que tiene un corazón que late, y una pasión capaz de manifestarse. Y pretendo que se me considere como tal.

Nada mejor entonces que demostrarlo a través de una novela, porque esta implica personajes, vida, circunstancias, conflictos, alternativas. 

Y particularmente una novela romántica implica nobles sentimientos de amor, de afecto profundo, de comprensión de situaciones, de empatía, de aquello que lleva a dos seres a sentirse íntimamente ligados en un momento de sus vidas.

Es el amor el que hace que nos preocupemos por la otra persona, que la tengamos presente desde la mañana a la noche, que no podamos vivir prescindiendo de ella, que ella sea el motor de nuestro propio existir; que ella determine nuestro presente y nuestro futuro.

Y de eso precisamente he querido tratar, abordar, y discurrir escribiendo la novela. 

Novela que por otra parte, tiene como sustrato fundamental una realidad. Lo vivido concretamente por una pareja. 

La novela apela a la ficcion sólo para cubrir los nombres de los protagonistas, para modificar sus personalidades hasta cierto punto (lugares de encuentro, sus trabajos, etc) y para imaginar situaciones no ocurridas, pero que son pretextos para dar pautas reales de los sentimientos que las fundamentan.

Sé que la novela está bien escrita. Sé que tengo una forma de escribir diferente a la de muchos. No es intrincada ni pasada, hace pensar y hace sentir por simpatía con lo que ocurre. Y sobre todo, logro atrapar al lector, que quiere seguir leyendo, a quien le intriga qué pasará con los personajes. 

Esto no lo digo por mi. Es lo que me han dicho algunas personas que han podido leer la novela antes de publicarse.

Por eso confío en su éxito, por eso confío en que Uds. también la disfruten, y paralelamente confío en que se pueda verme como el hombre integral que soy.

Finalmente, ofrezco la novela como una forma de solaz y esparcimiento, para quienes gustan de la lectura. Una manera con la cual quiero llegar a los lectores, para que estos sientan placer leyéndome. Para que saboreen el producto que tienen en sus manos.

Desde ya les agradezco que lean mi novela, y les pido la comenten.
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Wednesday, July 13, 2016

LO SERIO NO ES "VIRAL"


Lo viral siempre estuvo referido a virus, a esos microorganismos capaces de generar una epidemia o una pandemia, por su rápida transmisión.

Por extensión, ahora se usa el adjetivo "viral" a una imagen o información que circula rápidamente en la Internet, de un usuario a otro.

Jamás he pretendido que este mi blog fuese viral, o que alguno de mis artículos se transformase en tal.

Pero constato reiteradamente que lo serio no es viral. Un
buen chiste, una broma, una foto atrevida, o francamente lo guarango, eso sí, se transforma rápidamente en viral.

Es obvio que se ha ido formando una sub-cultura de individuos no cultivados y con bajo nivel de educación, que disfrutan de esos niveles de inter-relación y de rápida difusión de lo sorprendente, escandaloso, o francamente repugnante.


Eso tiene éxito. Eso se propaga como incendio forestal. Un fulano le lanzó un fuerte insulto a otro, una fulana casi se desnudó en público, a mengana se le escapó un seno, zutanito y zutanita rompieron relaciones....eso es "viral".

Pero la opinión de un humanista, la reflexión de un filósofo, el análisis de un técnico, el descubrimiento de un científico, la obra de un escritor, la opinión de un erudito, el pensamiento o la información de un periodista, en una palabra, lo serio, eso dificilísimamente se transforme en "viral". 

Para el grueso de los habitantes del planeta, lo serio no ocupa un lugar importante en sus vidas. Para lo serio no hay cabida. Para lo trivial, lo sin importancia, lo que "divierte" o entretiene, lo que apela al morbo, ¡ah, eso sí!, eso da dividendos para los explotadores comerciales. Eso es "viral".

Y si no lo es, se le hace, a poco de comentar en algún medio notorio de que lo es. Entonces muchos, masivamente van a averiguar de qué se trata, y ahí entonces en la realidad, lo transforman en "viral".

Con esto quiero decir que lo "viral" también se fabrica. Y que es menester darse cuenta de los intereses que pueden estar  detrás.

Si algo hay que perder --lamentablemente-- en la vida, para poder manejarse con la realidad, es la inocencia. 

Como adulto envidio la inocencia de los niños. Porque esa debería ser la forma superior de relacionarnos entre los humanos, pero el habitar en sociedad, a fuerza de golpes nos obliga a perder la inocencia. 

Sin llegar a aquel extremo del lema usado en la serie "Los Archivos X", de "No le creas a nadie" (Trust No One), es menester ser prudente y suspicaz.

Y esa suspicacia también debemos aplicarla ante lo que se nos presenta o vende como "viral".

A mi parecer, concluyo que lo "viral" es un subproducto de la infracultura de masas, que se nutre de la mediocridad.

Lo serio no es "viral" y no puede llegar a serlo, porque nunca es masivo, sino selectivo.

Podría pensar: ¡qué hermoso sería si me leyeran millones!, pero me conformo con ustedes, lectores de calidad, cuyo número ciertamente va a ser mucho menor.

En lo personal, lo que siempre procuro y me importa es la calidad, no la cantidad.

Ustedes son calidad.  La cantidad se la dejo al resto.
 
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Monday, July 11, 2016

SOLEDAD Y COMPAÑÍA

Es necesario quedar solo --luego de enviudar-- para captar en toda su dimensión la diferencia entre estar acompañado, y no estarlo.

El ser humano es gregario por antonomasia. No somos solos, no crecemos solos en nuestra humanidad, nos formamos junto a otros, con otros. El diálogo, es fundamental. Nadie puede sentirse completo si está aislado, si el diálogo se interrumpe, si los mecanismos de comunicación se cortan.

De ahí que quedar de pronto solo, demanda un esfuerzo diario por valorar la vida, por apreciar todo aquello con que contamos, familia, cuidado de la salud, amigos, techo, comida, transporte, e infinidad de cosas más.

Pero por más que tratemos de ocupar creativamente nuestro tiempo, escribiendo, pintando, sacando fotografías, intercambiando correo electrónico o participando activamente en alguna red social, nada, absolutamente nada sustituye al ser que puede estar con nosotros, día a día.

Esa persona con la cual el diálogo  es el intercambio natural de ir viviendo lo cotidiano, y también lo extraordinario, como recorrer lugares no conocidos, hacer un viaje, etc.

Sólo una compañía así nos lleva naturalmente a una revalorización del vivir, y a sentirnos que de alguna manera volvemos a la plenitud de nuestro ser, que las cosas de pronto vuelven a acomodarse en un orden que habíamos perdido. 

Sólo una compañía así, nos sostiene y da el ánimo de seguir viviendo, haciendo cosas creativas, y poder servir a otros.

Por estos días, una gran amiga --alguien con quien nos conocemos desde los tempranos tiempos de la juventud-- ha venido a  visitarme y compartir un tiempo conmigo.

Y realmente la diferencia es notable. Me siento halagado con su presencia, me siento animado, me siento enriquecido.

Lindos diálogos, disfrute de música o películas, salidas a distintos lugares, y sobre todo, el afecto que nos une en nuestra amistad y su compañía permanente.

Le estoy profundamente agradecido el haber venido, y este tiempo de verano, que con ella, me resulta mucho más disfrutable.

Es la gran diferencia entre vivir en soledad, y vivir en compañía. 

Naturalmente, en lo que a mi respecta, opto por lo segundo, reconociendo que el ser humano tiene una capacidad extraordinaria de adapatarse a distintas circunstancias, y que yo soy hábil para poder mantener mi hogar y todas las cosas del diario vivir aún estando solo. 

Por otro lado, sigue siendo cierto aquello de que "es preferible estar solo que mal acompañado". Y hay gente que acompaña mal, o en realidad está, pero no acompaña.

Pero nada se compara a estar bien acompañado. Y doy gracias a Dios por ello.

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