Libertad para desplazarse, para expresar su pensamiento, para decir su palabra, para hacer aquello que su inspiración le dicta, pero fundamentalmente, libertad para ser.
Ser quien se es, sin restricciones, sin corsés, sin cepos ni cadenas.
Ni la cadena del consumismo absurdo y enajenante, ni la cadena de los socio-convencionalismos y la tradición, ni la cadena de una religión cuando ésta se convierte en elemento de asfixia del espíritu, ni la cadena de un estado civil, cuando este determina un sometimiento.
Libertad para realmente vivir, libertad para ser, libertad para crecer.
Por supuesto que se trata de una libertad responsable, no anárquica y desquiciante.
Se trata de una libertad vivida con conciencia, saboreada con gusto, sostenida con pasión.
Y por sobre todo: libertad para amar, el más excelso de todos los sentimientos que el ser humano puede experimentar y compartir.
No es ajeno a este mi blog, que de pronto reproduzca poemas, frases, ideas, que hallo en otros lugares de la Internet.
Asi encontré a Karina, --a quien no conozco-- y su blog titulado: Porque Soy Mujer.
Un blog que recomiendo. Con una hermosa presentación y con sustancioso contenido.
Y justamente porque es una mujer la que escribe, como hombre, me complazco doblemente en darle su lugar, reproduciendo lo que ella escribió bajo el título de: VIVIR EN LIBERTAD
@ 2012-06-04 – 06:35:44
La vida consiste en vivir por cuenta propia”, escribe Thomas Merton en su magnífico “Aprendiendo a vivir”. Pero, ¿Cuál es el sentido de estas palabras? Vivir por cuenta propia significa conocer quién se es realmente, significa saberse definir de forma real, objetiva y auténtica. Se trata de no autoengañarnos con una definición arbitraria sobre nosotros mismos, una visión sin duda prefabricada por el mundo en que vivimos. Porque para vivir en libertad es necesario aprender a vivir. Aprender a vivir nuestra propia vida en relación con nuestra esencia, con nuestra raíz.
Porque una vida orientada al auténtico conocimiento nos lleva a la libertad. Libertad para elegir la propia vida y encontrarse a uno mismo en el nivel más profundo posible. “La libertad”. No la libertad en letra menor del “haz lo que quieras”, “eres libre”, aquella que nos proponen los mensajes publicitarios que nos bombardean constantemente. No se trata de la “libertad” que nos propone un mundo donde todo se cree que se puede comprar y vender
Una persona no es LIBRE en el sentido real de la palabra porque no conlleva el enfrentarse al riesgo de descubrirse a uno mismo. Y descubrirse a uno mismo siempre es un riesgo, para algunas personas, quizá intolerable. ¿Por qué sino el excesivo consumismo? ¿Por qué el ir de un lado a otro, desplazarse mucho, correr siempre? ¿Por qué cotillear la vida de los demás? ¿Quizá si nos detuviéramos momentáneamente no lo soportaríamos? Con tanto correr, tantas prisas y tanto ruido es imposible el autodescubrimiento, es imposible la clase de libertad de la que estamos hablando.
Descubrirse, ir a la raíz para ser libres, todo ello necesita coraje por nuestra parte. Coraje, rigor y paciencia. Ellos son la base de la simplicidad, la simplicidad necesaria que nos va a permitir vivir aquella parte de nosotros mismos que sólo se vislumbra cuando, gracias al poder de la meditación o de la oración, accedemos a ese silencio. Un silencio que nos hace percibir la realidad, que nos la hace respetar ahí donde las palabras la habían profanada. Y este silencio, ese ir a la raíz es lo que nos aporta la necesaria libertad para ser vivida. Aquella libertad que nos empuja a vivir!!!
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