Ya se ha transformado en una especie de rutina: Facebook nos recuerda quiénes cumplen años y les enviamos nuestros deseos de felicidad.
Francamente, me acuerdo de muy pocos cumpleaños y sus fechas, de modo que me viene muy bien que FB me los recuerde.
Todos nos deseamos mutuamente "feliz cumpleaños". Y sin embargo, algunos se olvidan completamente. Y cuando se trata de nuestro cumpleaños, sentimos ese olvido.
Personalmente, envío por FB mis saludos y siempre acompaño una foto de la persona que cumple años, de quien hago además especial referencia.
Por otra parte, hay familias que tienen ya como una tradición festejar bien los cumplaños, darles importancia. Después de todo, un año más de vida, es un año más de vida, no importa la edad que tengamos.
Cierto que en los bebés, los cambios año a año son notorios, y por eso tienen un encanto especial sus festejos.
En la adolescencia, las quinceañeras y los dieciocheros, son marcas que indican un pasaje en que comienza una vida de más responsabilidad. Deberán tomar decisiones por sí mismos/as, deberán planificar su presente y su futuro. Tendrán que llevar al día un calendario de conciertos, bailes, reuniones con amigos, etc. Y muy especialmente, marcar los exámenes que deberán salvar para avanzar en sus carreras.
La vida empieza a complicarse.
Tal vez por eso, cuando se es adulto, cuando el día del cumpleaños es un día laborable, la celebración se posterga para un sábado o un domingo, o finalmente, no tiene lugar. Pienso que esto último es lamentable.
Se me ocurre que en el simple ámbito de la pareja, él puede invitarla a una buena cena, y allí entregarle el regalo si --por ejemplo-- es una alhaja, o un pasaje de ambos para un lugar que ella había dicho le gustaría pasar sus vacaciones.
Si él cumple años, ella puede esperarle con una cena, una mesa hermosamente puesta, y algo exquisito para comer, allí a los postres, hacerle entrega de un regalo que puede ser una pelota de fútbol firmada por uno de sus jugadores favoritos, un juego de camisa y corbata, un buen perfume, o algún ingenio electrónico de última generación.
Si hay hijos, la mesa hogareña será el lugar de celebración en ambos casos, tanto para ella como para él. Y ha de haber buena música, alegría, hasta baile, presencia de familiares, de amistades, en resumen, una buena fiesta.
En ambos casos, la relación íntima culminará como broche de oro, la celebración.
Pero seamos realistas. Para quienes las cosas no andan bien (inseguridad en el empleo, un despido reciente, un salario que no alcanza, problemas con los hijos adolescentes, etc.) el festejo pierde sentido, aún más, no hay ánimo para festejar. Alguien podría decir --no sin cierta cuota de cinismo-- "un año más, ¡qué importa!".
Y sin embargo, cuando pensamos en el valor de la vida y de estar viviendo, cuando pensamos en cuántos nos quieren y nos tienen presente, cuando tomamos conciencia de que nuestra vida no nos pertenece y que mañana podemos no estar, entonces, aún en la mayor modestia, no dejemos de celebrar el cumplaños.
La persona que cumple años y pasa por un momento dificil, lo necesita, tal vez mucho más que muchas otras.
Por eso, pienso que siempre hay que festejar los cumpleaños.
¿No les parece?
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