En un tiempo en que la participación profesional en los medios estaba muy dividida, existían el periodismo escrito (diarios y revistas), el periodismo oral (las radios) y el periodismo televisivo.
Quienes hacían radio, se calificaban a sí mismos como "hombres de radio".
Y fue en CX-14 "El Espectador" en su edificio de Soriano y Yaguarón, donde comencé a ser "hombre de radio".
Hasta entonces, desde 1965, había conocido y practicado profesionalmente el periodismo escrito.
En "El Espectador" la emisora mayor de Difusoras del Uruguay, iba cada semana a entregar una cinta grabada con un programa creado por el Centro de Investigación de Objetos Voladores Inidentificados (CIOVI), que la emisora ponía al aire los sábados de noche.
Por el tema OVNI, más de una vez me hicieron entrevistas en un progama largo de la mañana que se titulaba "Palabras Mayores".
Fué allí que tuve el placer de dialogar con el Profesor Pittaluga Vidal, un gran docente de historia, a quien le pregunté si se sabía qué le había pasado al Capitán de Fragata José Posadas, que dirigiera las tropas españolas derrotadas por Artigas en la Batalla de Las Piedras.
Porque hasta ese momento, sólo conocía la famosa frase "Clemencia para el vencido" por la cual Posadas se libró de haber sido muerto a espada.
Fue entonces que el Prof. Pittaluga me contó que fue desterrado y enviado a la Patagonia (Argentina) hasta que luego de largo tiempo allí, fue recogido por un navío español.
Fue entonces que conocí al gran periodista y Jefe de Prensa, Horacio Mayer, y a algunos locutores como Juan Carlos Florit, que tenía el privilegio de leer al mediodía un artículo editorial bajo el título de "Opina El Espectador", que Florit ensayaba momentos antes de grabarlo, yéndose solo a la Radioplatea.
Fue por entonces que pensé en que de pronto podría hacer un
programa pequeño en la radio, que se titularía "Reportaje a la Ciencia".Comencé a reunir material de las embajadas de Estados Unidos, del Reino Unido, de Francia, de Alemania. Allí había mucha información sobre avances científicos, experimentos, etc.
Entonces consulté con personas de la radio con quienes ya nos conocíamos, cómo podría hacer para presentar mi idea, y me indicaron que pidiera hablar con el Sr. Beisso, que era el Jefe de Programación.
Beisso, una magnifica persona, me recibió muy bien, y me dijo: prepáreme un cassette con lo que sería su programa, lo voy a escuchar y luego le diré.
Así lo hice, presenté el cassette, me pidió un par de dias para escucharlo, y cuando le fui a ver nuevamente, me recibió, me dijo que había escuchado el programa y me preguntó: "¿cuándo empezamos?"
Aquello fue un espaldarazo enorme para mi. Era la primera vez que iba a trabajar profesionalmente en una radio de la calidad y prestigio de "El Espectador".
Como no quería que el progama de 15 minutos, con espacio para publicidad en el medio fuese un monólogo, preparé un libreto para ser leído a dos voces, hecho sobre la base de preguntas y respuestas.
Y ¿quién iba a ser mi interlocutor?, nada menos que el hijo del propietario de la radio, el entonces joven Héctor Oscar Amengual, que con los años se recibió de abogado, y fue Presidente de AEBU.
Lo otro importante que ocurrió, es que de ser un programa que iba una sola vez por semana, un día el Sr. Beisso me llama a su despacho, y me pregunta si no me animaría a hacer el programa tres veces por semana. Por supuesto que acepté el desafío, y entonces salíamos al aire los lunes, miércoles y jueves.
Tejimos con Héctor Oscar una hermosa amistad. Y un joven de apellido Fernández (de cuyo nombre no puedo acordarme) con quien también fue un gusto trabajar juntos, seleccionaba música que pensaba podía servir para el programa, y me la hacía escuchar de modo que yo pudiera elegirla.
Así comencé mi tarea periodística en el ámbito radial. Y tengo --como se podrán imaginar-- un agradecimiento eterno a la magnífica oportunidad y el recibimiento que me hizo "El Espectador", que por supuesto me puso en planilla, pues me remuneraba por mi labor.
Para mi un recuerdo hermoso, de una querida radio, donde había una pequeña cantina y allí se reunía la gente del deporte, que discutía a veces apasionadamente, entre quienes estaba Luis Víctor Semino, titulado "el máximo comentarista deportivo". Semino se jubiló, pero siguió participando de esa mesa donde el fútbol era siempre el tema principal y personalmente, era su pasión.
¡Qué lindo "hacer radio", y qué hermosa experiencia trabajar con personas de calidad.
Milton W. Hourcade