Thursday, January 24, 2013

La vida es corta, el mundo se ha vuelto peligroso

La vida es corta. 

De niños nos parece muy extensa, pero cuando llegamos a los 40s la vemos en su real dimensión.

Y cuando se avanza de esa edad, no se piensa tanto en cuánto falta, sino en cuánto queda.

Vivir pues intensamente, con los ojos bien abiertos, con la conciencia despierta, con el latir del corazón, cada tiempo, cada momento, es lo que va dando sentido al transcurrir de nuestra existencia.

Que la vida no nos pase sin que nosotros seamos los dueños de ella, los que en la medida de lo posible decidamos quiénes queremos ser, y qué queremos hacer.

Que la vida no se nos vaya, sin nosotros hacerla nuestra por completo, en cada instancia, en cada oportunidad.

Que la vida no se nos pierda como arena escurriéndose de las manos, sin consciencia, sin proyectos, planes, metas, objetivos, sueños, anhelos, esperanzas, realizaciones. 

Porque la vida es corta. No la tenemos comprada, y puede terminar en cualquier momento. No depende de la edad, tan sólo de las circunstancias. 

Por esa misma razón, hay una urgencia de vivirla cuanto más podamos, de extraerle el mayor provecho, de que cada día nos dé todo de él. Por eso de alguna forma, aunque no sea perfecta, ni la mejor, tenemos que hacer realidad nuestros sueños. 

¡No dejemos esta vida quedándonos con las ganas de hacer algo que ha estado en nuestras posibilidades a poco que pusiésemos voluntad para que ocurriera!....porque mañana puede ser tarde...mañana podría ser...¡nunca!.

Y como digo más arriba, la vida puede terminar en cualquier momento. Eso depende sólo de las circunstancias. Un accidente, y nos pasa definitivamente para el otro lado...
Pensemos: ¿qué madre o padre del pueblito de Newtown, pudo pensar que su hijita o hijito iba a morir por las balas lanzadas a mansalva por un muchacho enloquecido?

Y esos inocentes, que fueron a su escuelita de todos los días, felices, tranquilos, confiados...¿qué podían imaginar que iba a ser el último día de sus vidas...que nunca más verían a papá, mamá, y la hermanita o hermanito?

Pero ocurrió. El mundo se ha vuelto muy peligroso.
Hoy leía que unos maleantes asaltaron una Galería comercial en el Departamento de Canelones, Uruguay, en zona balnearia, donde --en pleno verano-- como cabe suponer, hay montón de gente.

Los criminales cubrieron su retirada a balazos lanzados indiscriminadamente, y hubo un total de cinco heridos. 

La mezcla de alcohol, o drogas, y armas, es el cóctel más peligroso que pueda existir, y lamentablemente, cada vez es más frecuente en una sociedad occidental que ha perdido completamente su brújula, sus valores. Los padres no saben educar a sus hijos. 

Cuando éstos llegan a la pubertad, los padres rescinden sus responsabilidades pues declaran que no los pueden controlar. 

Las muchachitas de 13 o 14 años y los varones de 15 o 16 se les escapan de las manos, para entregarse a una vida que los va a terminar mucho antes de tiempo, pero terminan también con la vida de sus padres, abrumados por los problemas que les crean a diario.

En una sociedad así, nadie tiene ganada su vida...cada día es una aventura, entre existir o dejar de ser.

En medio de eso, se juega quiénes somos y qué hacemos. 
Cómo vivimos cada día, cuánto de nosotros mismos tiene nuestra existencia, y cuánto de una dependencia de otros, y de estar regida por otros.

¿Cómo rescatar el tiempo perdido, el tiempo dado a otros, para ser nosotros por nosotros mismos?

¿Cómo hacer para que en ese tiempo nuestro, podamos desarrollar lo mejor de nosotros mismos, de nuestras capacidades intelectuales, de nuestra artesanía, de nuestros gustos, de nuestros sentimientos, y volcarlos a otros?

Amar, querer, compartir, sentir la silenciosa felicidad de un encuentro muy humano, en una rueda de amigos, en un encuentro de pareja, en jugar con nuestros niños...todo eso nutre a otros y nos nutre a nosotros mismos. 

En momentos así, realmente ¡somos!

Por eso, valoremos cada nuevo día en que despertamos. Cada nuevo día en que tenemos a nuestra familia, a nuestros amigos, nuestra tarea, el techo que nos cobija, y el vehículo que nos transporta. Y aprovechémoslo al máximo.

No hay tiempo que perder. ¡La vida es corta, y el mundo se ha vuelto peligroso!


enigma
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