Friday, January 25, 2013

Una lección de vida

¿Serías capaz de aplicarle un golpe a Jesús, de herir sus mejillas, de colocarle la corona de espinas y azotarlo?

Seguramente, la respuesta inmediata sería un rotundo y sonoro ¡no!.

Ya sé que en el perturbado, alterado y desquiciado mundo de hoy, la falta de respeto al mismo Jesús y a quienes le intentamos seguir (y digo esto con mucha humildad) hace que algunos individuos se gasten chistes de pésimo gusto, a costa de su pesona. ¡A esos extremos hemos llegado!

Todo en aras de la "libertad de expresión". Nunca he visto un derecho más mal entendido que este. Pero hoy todo se tergiversa, y lo que antes era una aberración, ahora se quiere hacer pasar por "normal", y lo que antes era mal visto, ahora se le reviste de "derecho civil" y se plasma en ley.

Las sombras cada vez dejan ver menos la luz.... y un mundo en sombras se encamina firme y decidido hacia su autodestrucción. 

Mientras nos queda tiempo, aún respiramos, aún nos vinculamos entre los seres humanos, o que suponemos, (al menos por su forma exterior) que lo son.

Pero es evidente que asistimos a una gradual y progresiva des-humanización. A la falta de sensibilidad ante otro ser humano. A no importarnos inferir sufrimiento, generar angustia, dolor, desgracia. A destratar al prójimo, al que ni siquiera consideramos tal, o sea: próximo.

Es evidente que cada vez somos menos solidarios con los pobres, los infelices, los discriminados, los que la sociedad margina y trata como escoria.

Es evidente que se nos ha ido formando un callo, una costra de insensibilidad, que nos permite tolerar y hasta ser parte activa de la violencia en la sociedad. Desde la violencia doméstica, física o psicológica, a la violencia criminal, o de los locos sueltos y armados. Y el terrible flagelo de la guerra.

Y entonces, cuando alguien rápídamente contesta "¡no!" a la pregunta con que inicio este artículo, tendrá que pensar en estas palabras del Maestro de Galilea:  

"Porque tuve hambre, y me dísteis de comer; tuve sed, y me dísteis de beber; fui forastero, y me recogísteis; estuve desnudo, y me cubrísteis; enfermo, y me visitásteis; en la cárcel, y vinísteis a mi." 

Y los justos preguntaron ¿cuándo habían hecho esas cosas? y la respuesta que recibieron fue esta:

"...en cuanto lo hicísteis a uno  de estos mis hermanos más pequeños, a mi lo hicísteis."

El más pequeño, ese ser humano que atraviesa cualesquiera de esas circunstancias o parecidas, es quien define lo que harías con Jesús. 

Si tu trato es de amor, de afecto, de calidez, de comprensión y de compasión, lo que hagas por ese ser humano,  se lo estás haciendo a Jesús. 

Por el contrario, si no procedes de esa manera, agregas heridas, y llagas sobre Jesús mismo. Porque te has transformado en alguien insensible al dolor, a la angustia, al sufrimiento de cualquier tipo que sea. Porque te has encerrado en ti mismo/a, porque tu egoísmo supera toda intención declarada con la boca, pero no vivida con los hechos.

El bien que hagas por un ser humano concreto, no pasa desapercibido al Ser en Si. Tal vez no lo sepas, ni lo imagines, ni lo pienses, pero todo lo que haces o deshaces, está todo registrado y conectado. 

Tu amor está registrado, tu desprecio también.  Tu humildad está registrada, tu soberbia también. Tu sensibilidad, tu capacidad para ponerte en el lugar del otro o la otra, está registrada, tu dureza o indiferencia, también.

Cada actitud tuya, amiga amigo, benevolente o malévola, se refleja en la sociedad toda, más allá de lo que supones, y se refleja en el Ser en Sí que todo lo abarca y es y está en todo.  Nada queda aislado, todo está conectado. 

Por eso, analizate, mírate a ti mismo/a, ¿cuál es tu trato para con tu prójimo?, ¿cuál es tu actitud, cuáles son tus palabras, cómo encaras una situación dificil o gravosa? 

Tus palabras (dichas o escritas), y tus acciones, tienen consecuencias y reacciones que van más allá de lo que te imaginas, repercuten lejos...y vuelven de maneras muy diversas y a veces insólitas, a ti. No te quepa la menor duda de ello. 

Yo sé --por otro lado-- que hay ateos y agnósticos muy buenos, de nobilísimos sentimientos, que viven tanto o más acorde a las enseñanzas de Jesús, que muchos que dicen conocerle. 

Gracias por leerme. Háganme llegar sus comentarios. Por favor.

 

enigma

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