Wednesday, July 2, 2014

¡NO!...NO PRETENDAS NADA A CAMBIO

Sostendré hasta el último hálito de mi existencia, que el AMOR es la fuerza más poderosa a nuestra disposición, y lo que nos distingue como HUMANOS.

Por amor se vive, se entrega, se da, se ríe, se goza, se es feliz, se sufre, se muere.

Porque el amor nos saca de nosotros mismos para darnos enteros hacia otros.

Porque el amor no es egoísta, ni egocéntrico. Su centro está en la otra persona, no en uno. 

Por otra parte, el amor nos vivifica, nos vitaliza, nos da energía, empuje, ánimo para emprender proyectos, razones para soñar, promueve nuestra creatividad, nuestra solidaridad, nuestro sentido de compañerismo y de amistad.

Vaya todo esto dicho, como base fundamental para entender algo: el amor no lleva cuentas. 

Cuando te des por amor, y des por amor, no pretendas nada a cambio.

El amor no espera recompensas. La recompensa está en sentirlo, está en el darse, en servir a otros, en hacer el bien, en proyectarse y prodigarse en las mejores intenciones y acciones.

Y por todo ello, no pretendas nada a cambio. Ni siquiera pienses que quien recibe de ti está obligado/a a algo. 

Hiciste lo tuyo, hiciste lo que te dictó tu conciencia, hiciste lo que tu corazón te movió a hacer, ¡bástete eso, es más que suficiente, te puedes sentir realizado/a! 

En todo caso, el amor genera amor, la solidaridad genera solidaridad, el compañerismo da lugar al compañerismo, la ternura a la ternura, la intimidad a momentos únicos e inigualables. 

Pero todo eso puede o no suceder por añadidura. Como una respuesta natural y lógica de la otra parte.

Sin embargo, recuerda la regla básica: ama, sin esperar nada del otro o la otra.
Ama, y ¡no pretendas nada a cambio!.

Después de todo, ese es el más auténtico, genuino, y verdadero amor.
Porque el amor es desinteresado, no busca ni piensa en conveniencia alguna. 
El cálculo no tiene lugar en el amor.

El amor es espontáneo, surge, se desarrolla, alcanza su pináculo, y luego se mantiene eternamente, si es tal. Y si no, no es amor. Es un remedo ínfimo de tal, es un entusiasmo pasajero, es una infatuación, pero no amor... Y a veces, lamentablemente, ¡se confunden!

El amor auténtico, se manifesta en los ojos, en la mirada, en los gestos concretos, en hechos que son consecuencia del mismo, en decisiones que nos llevan a hacerlo pleno. Porque el amor demanda decisiones --y no dudas. Acción, y no quietismo. Ir hacia adelante, y no echarse atrás. 

Así es el amor, así se siente el amor, así se vive el amor. 

Ahora, amiga, amigo, pregúntate: ¿qué sientes tú?


enigma
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