Saturday, October 10, 2015

¿QUÉ HACE UN INTELECTUAL EN SUS 70s?

Como mis asiduos lectores saben, me he mudado, de Virginia (Annadale) a Iowa (Iowa City), estoy a 1.456 kilómetros de distancia de mi punto de partida.

Trece horas de viaje por tierra, o 4 horas en avión, con escala en Chicago y cambio de aparato. 

Llevo a esta altura casi 4 meses de intenso ejercicio físico, y también mental. Seleccionando lo que iba a llevar y vendiendo, donando o tirando lo que no. Llenando cajas, algunas muy pesadas por cierto, y apilándolas. ¡Cuánto les facilité a quienes hicieron la mudanza! Pero era necesario, porque si no, ellos vienen y arrasan con todo, se llevan todo. Yo quería que se llevaran sólo lo que me importaba. La selección debía hacerla yo.

Y ahora, llegado al nuevo lugar, tengo que nuevamente mover las cajas, levantarlas, apilarlas, porque en un apartamento no hay tanto espacio como en una casa, y luego ver dónde ubico cada cosa. Y otra vez sigue el ejercicio físico fundamentalmente. Gracias al cual, entre otras cosas, los pantalones me quedan flojos. Notoriamente he adelgazado. 

Y ciertamente sufro en los dolores musculares la consecuencias de una actividad que no me es propia. Una cosa es practicar gimnasia, y otra pasar horas, casi días enteros, haciendo ese tremendo esfuerzo que impone el cambio de lugar, para el cual, además, estoy solo.

Pronto espero tener mi apartamento en condiciones de uso total, sin más cajas a la vista, abierto a recibir amistades, a reunirme con gente interesada en dialogar de ciertos temas. 

Porque me considero un intelectual. Mi profesión de periodista es prueba de ello, los libros que he escrito, las conferencias públicas que he dado, los simposios que he coordinado, todo ello me coloca en una situación especial, con un bagaje de experiencia muy provechoso por cierto. 

Estaba reflexionando en eso, cuando un amigo  me plantea:¿Qué hace un intelectual en sus 70s?

La tentacion es a rememorar, a traer al presente anécdotas, situaciones, personajes o temas del pasado. 

No es lo mío, me interesan el presente y el futuro. Me interesa el ser humano, el que está y quienes van a venir, le respondi.

Y es ahí donde coloco mi interés en poder establecer un diálogo inteligente, ser un referente, y a la vez un promotor de pensamiento diferente al común, le contesté.

Quiero se ser capaz de demostrar que ciencia y fe no son antagónicas sino complementarias, y que partiendo de cualquiera de ellas, podemos llegar al punto óptimo en que ambas convergen. 

Darse cuenta de que la Física Cuántica nos presenta una realidad diferente de la que pertenece a la Física tradicional o clásica. Y que la realidad que descubrimos nos proyecta a un reconocimiento de fenómenos que ocurren y que no percibimos por nuestros sentidos, pero que sí somos capaces de experimentar en el ejercicio de la fe. 

Desde cuando estaba pensando en mudarme, me surgió en forma creciente el desafío de embarcarme en un diálogo fecundo y hermoso, con las personas que estén interesadas en procesar el conocimiento que nos aporta por un lado la ciencia, a través de la Física Cuántica, y la fe, en las experiencias de oración, de expectación, de inspiración y de devoción.

Convencido estoy de que si se entra en este plano, todo otro planteo, todo otro tema, por importante que sea, no alcanza, no es suficiente, y no llega a ubicarnos en la dimensión y situación adecuadas que es la única realmente provechosa y derivada de la cual cobran sentido otros asuntos.

La experiencia religiosa --cualquiera sea su práctica-- es subsidiaria de un conocimiento superior que es capaz de ubicarnos en contacto con una verdad que no captamos por nuestros sentidos, pero que se corresponde a una realidad que nos abarca y trasciende, que implica conciencia y conocimiento, y que nos pone en contacto directo con Ser en Sí. Y ahí ciencia y fe se unen y funden totalmente. 

Pienso que es un enorme desafío para mi, que encaro como una tarea de dar lo mejor que tengo en bien de otros, para que a su vez otros también obren así, y compartan lo que han podido llegar a comprender y vivir.

Pero, inmediatamente abro una enorme señal de advertencia: que nadie se confunda. El diálogo que planteo no pretende sino ampliarle la fe a quien la tiene, y pesuadir a que la tenga quien carece de ella. En manera alguna se trata de una excusa, o un pretexto para la creación de una secta como hay tantas. Aquí parto del total respeto a la religión de cada quien.

Esto es otra cosa. Y primero que nada, es un encuentro humano, con el uso de la inteligencia, de la razón, del conocimiento que nos aporta la Física Cuántica, que viene en auxilio de la fe para potenciarla con amplitud. En último término se trata de una acción para ampliar conciencia y conocimiento. 

Eso espero poder hacer:

enigma
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