Tuesday, June 2, 2009

LA OPORTUNIDAD DE VIVIR


La vida no la planeamos nosotros, no la predeterminamos nosotros.

No elegimos quiénes ser, ni dónde nacer, ni cuándo, ni quiénes habrían de ser nuestros progenitores, ni qué nombre tendriamos.

Eso todo nos vino dado sin que lo pidiéramos, sin que tuviésemos arte ni parte.

Ahora somos. Y en tanto que somos, constituímos material precioso, porque somos seres humanos.

Y tenemos un plazo, un período, para existir, para ahi sí decidir quiénes queremos ser, qué queremos hacer, con quién nos vamos a unir, quénes nos van a descender, a qué vamos a dedicar nuestras horas, qué vamos a aprender, qué va a cautivar nuestra atención, qué causa noble perseguiremos.

Pero lo que no podemos decidir por nosotros mismos, lo que nos está prohibido, lo que jamás debemos siquiera pensar, es poner fin a esta existencia.

Eso no depende de nuestra decisión, sino de factores ajenos que se irán dando aún en nuestro cuerpo, y que determinarán a la postre, nuestro fallecimiento.

Por eso el suicidio es la negación misma de lo intrínsecamente humano que somos.

Es el más violento antentado contra nosotros mismos.

Ni la mayor amargura, ni la peor desesperación, pueden llevarnos a que decidamos terminar con nuestra vida.

Lo primero que tenemos que darnos cuenta es que no estamos solos.

Si aprovechamos bien esta nuestra existencia, habremos hecho muchos amigos y ellos son y serán siempre, nuestro sostén en los momentos difíciles, para que no perdamos el tino, para que no caigamos, para que nos mantengamos fuertes, sanos de mente, alegres de espíritu, aún en medio de la adversidad.

Ciertamente hay circunstancias que nos provocan profunda tristeza: la muerte de un ser querido, la pérdida de un empleo, el romance que se trunca de golpe y no se puede concretar.

Son experiencias en cierta medida frustrantes. Nos duelen muy hondo. No tienen consuelo facil.

Lo peor que pueden hacernos, es llevarnos parte de nuestra salud, es bajar nuestras defensas naturales, es hacernos caer en un estado depresivo, es acelerar nuestro envejecimiento.

Son circunstancias para las cuales a veces no estamos preparados, no pensamos que nos van a ocurrir y sin embargo se dan.

No apelo a que nos formemos una coraza, a que se nos cree una callosidad mental o en nuestros sentimientos, para transformarnos en seres duros e insensibles a la tristeza, la soledad, o la rutina.

Apelo a que busquemos en los amigos el aliento que necesitamos, para seguir adelante, sin desmayar, sin claudicar, sin fallarnos a nosotros mismos.

Siempre pensando positivamente. Siempre anhelando un tiempo mejor.

Y tal vez, cuando ese tiempo mejor nos llegue, miraremos hacia atrás, y nos reiremos de nosotros mismos. De cuando entonces estuvimos tristes, taciturnos, melancólicos.

Porque habremos una vez más apostado por la vida. Esta que tenemos y que bien vale vivirla intensamente.

enigma

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