Tuesday, March 16, 2010

¿QUÉ TEMA PODRÍA ABORDAR HOY?

Eso me he estado planteando por horas. No porque no haya cosas que quisiera decir, muchas de las cuales he elegido no mencionar.

Pero doy vuelta la página con el tema del perdón. Ya dije más que lo suficiente, y sigo pensando que “no hay peor sordo/a que quien no quiere oir”.

Hay momentos en que me siento sobrepasado por el cúmulo de cosas a hacer y de asuntos a atender, y eso no sólo me cansa físicamente, sino que se cobra una buena cuota anímica y emocional, en que la angustia, es tal vez uno de los mejores vocablos para definirla.

Pero hoy es un día soleado, luego de varias jornadas grises. Y entonces el espíritu se anima, y el alma se entona como para seguir la lucha diaria, enfrentar lo que venga, y mirar para adelante con renovada fe y esperanza.

Tal vez porque me sé en las manos del Ser en Sí. Tal vez porque confío. Tal vez porque apuesto a valores esenciales, y apuesto a que sé captar la esencia de la gente y, aunque puedo equivocarme, cuando se trata con gente de “buena madera”, se puede estar seguro de su compañía.

Hoy también es un día en que nos visitaron entrañables amigos. Más que amigos, como de la familia. Hermanos en la mejor acepción del término. Gente cuya existencia hace mejor este mundo.

Y vinieron a vernos, a mi esposa principalmente, y a mi. A estar juntos. A darnos ánimo. A decir “presente”. Y no es que vivan cerca nuestro. Venían viajando desde Nueva York –donde visitaron a familiares— y en su automóvil, seguían rumbo a Palm Beach, Florida, donde viven.

Así se comportan los auténticos amigos.

Y mientras siguen llegando cartas, y tarjetas, y llamados telefónicos nacionales e internacionales, y mensajes electrónicos, sentimos que la constelación de amigos –como alguna vez la he llamado—está más viva y más presente que nunca.

Y esos son frutos legítimos que se recogen en la vida, según como uno sea.

Quienes me han tratado personalmente por años, o aún de unos dos años a esta parte, quienes han trabajado conmigo en distintas actividades, quienes han visitado mi hogar, en fin, aquellas y aquellos que han tenido de mi esa impronta personal que es fundamental, constituyen esa constelación.

Y aún se añaden a ella amigas y amigos con quienes no hemos tenido casi o ningún trato personal, pero nos consideramos y respetamos por nuestras ideas, maneras de pensar, enfoques de temas que nos son comunes, y con el andar del tiempo ha ido calando hondo una sincera amistad, donde por sobre todo, existe mutua confianza.

Y eso es altamente positivo.



enigma

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