Saturday, February 20, 2016

REPASANDO CARTAS




Entre las cosas que tengo que decidir llevar conmigo a Iowa City o simplemente desprenderme de ellas para siempre, hay un conjunto de cartas que –desde que llegué a Estados Unidos de América— en 1989, envié a mis padres.

Mi querida madre las coleccionó, y he aquí que las estoy leyendo ahora.

No sólo me sorprendo de algunas cosas que no recordaba en detalle, sino que verifico que a través de las mismas puedo ir trazando una línea histórica de cómo fue mi vida, primero solo y luego con mi familia  -hijo y esposa-  durante los primeros años en el Norte.

Y si algo me impacta, y en una carta inclusive lo digo expresamente, respaldado en hechos concretos, es lo bien que fuimos tratados, cuánto se nos ayudó por parte de gente que no nos conocía para nada, y qué rápido accedimos no sólo a servicios, sino a empleos, a estudios universitarios, y al desarrollo de la personalidad de cada quien. 

Lo que en nuestro país de origen habría sido imposible, o llevado décadas, allí fue posible concretarlo en el término de dos años. Yo tuve un significativo ascenso en mi empleo, mi hijo con su estupendo talento logró no sólo el reconocimiento expreso de las autoridades de enseñanza a nivel de Secundaria, sino que esos triunfos le valieron poder obtener una Beca Presidencial de la American University, y mi esposa, que tuvo que aprender inglés, también pudo obtener empleo.

Y ya siendo estudiante universitario, mi hijo pudo lograr un excelente empleo en una importante compañía, durante el período de vacaciones.

Tuvimos nuestro primer vehículo y pudimos comprar un apartamento.

Sin duda que todo requiere esfuerzo, dedicación, responsabilidad, calidad personal. Pero cuando esos factores están presentes, la sociedad estadounidense permite el avance rápido de quienes son capaces.

En otros lugares, no importa cuán capaz se sea, vale más la envidia de los mediocres, o simplemente el peso de la antigüedad de algunos, para que no se pueda avanzar, cuando no el acomodo político u otras “razones” más espurias aún.

De modo que tengo fundados motivos para estar sumamente agradecido a todos quienes hicieron posible que nuestra vida fuese más plena y disfrutable. Y francamente considero que eso sólo ocurre en los Estados Unidos de América.

Si me equivoco, que me corrijan.


enigma
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