Entre las cosas que
tengo que decidir llevar conmigo a Iowa City o simplemente desprenderme de
ellas para siempre, hay un conjunto de cartas que –desde que llegué a Estados
Unidos de América— en 1989, envié a mis padres.
Mi querida madre las
coleccionó, y he aquí que las estoy leyendo ahora.
No sólo me sorprendo
de algunas cosas que no recordaba en detalle, sino que verifico que a través de
las mismas puedo ir trazando una línea histórica de cómo fue mi vida, primero
solo y luego con mi familia -hijo y
esposa- durante los primeros años en el
Norte.
Y si algo me impacta,
y en una carta inclusive lo digo expresamente, respaldado en hechos concretos,
es lo bien que fuimos tratados, cuánto se nos ayudó por parte de gente que no
nos conocía para nada, y qué rápido accedimos no sólo a servicios, sino a
empleos, a estudios universitarios, y al desarrollo de la personalidad de cada
quien.
Lo que en nuestro
país de origen habría sido imposible, o llevado décadas, allí fue posible
concretarlo en el término de dos años. Yo tuve un significativo ascenso en mi
empleo, mi hijo con su estupendo talento logró no sólo el reconocimiento
expreso de las autoridades de enseñanza a nivel de Secundaria, sino que esos
triunfos le valieron poder obtener una Beca Presidencial de la American University, y mi esposa, que tuvo que
aprender inglés, también pudo obtener empleo.
Y ya siendo
estudiante universitario, mi hijo pudo lograr un excelente empleo en una
importante compañía, durante el período de vacaciones.
Tuvimos nuestro
primer vehículo y pudimos comprar un apartamento.
Sin duda que todo
requiere esfuerzo, dedicación, responsabilidad, calidad personal. Pero cuando
esos factores están presentes, la sociedad estadounidense permite el avance
rápido de quienes son capaces.
En otros lugares, no
importa cuán capaz se sea, vale más la envidia de los mediocres, o simplemente
el peso de la antigüedad de algunos, para que no se pueda avanzar, cuando no el
acomodo político u otras “razones” más espurias aún.
De modo que tengo
fundados motivos para estar sumamente agradecido a todos quienes hicieron
posible que nuestra vida fuese más plena y disfrutable. Y francamente considero
que eso sólo ocurre en los Estados Unidos de América.
Si me equivoco, que
me corrijan.
enigma
Textos protegidos por derechos de autor
No comments:
Post a Comment