Estaba tratando de
acordarme su nombre específico, pero no importa. Creo que era un antitusígeno,
el cual era dulce al paladar cuando recién se le ingería, pero luego terminaba
en un amargo intenso.
Mi vida se parece
mucho a ese remedio.
Hay circunstancias,
situaciones y vivencias que son dulces, muy dulces. Que dan satisfacción, que
producen felicidad, que traen paz al alma.
Especialmente con las
amistades, cuando veo el cariño que me deparan, cuando veo cuánto me valoran,
cuando encuentro cómo expresarles todo mi afecto, cuando nos reencontramos y
celebramos esa circunstancia, todo ello tiene un sabor dulce, agradable.
Pero hay otras
circunstancias y situaciones que me desgarran el corazón.
Ahora mismo, estoy
por dejar el país que me vio nacer y en el que viví por 47 años. El país al
cual, estando en el extranjero, volví cada año, me reencontré con familiares,
con amigos, di conferencias públicas, accedí a reportajes, etc.
Pero esta vez, mi
partida es para siempre…es definitiva.
Ya no tendré morada propia, como hasta
ahora. Si acaso vuelvo algún día, --a menos que alguna amistad me provea de
cobijo— tendré que usar los servicios de
un hotel.
Me voy de mis
vecinos, de mi barrio, de la gente que me saluda amable y con la que dialogo en
los comercios cercanos.
Me voy del río como mar, de las gaviotas en la costa, de los centros comerciales, de las caminatas nocturnas durante el verano, del repique de tambores, también del “chivito”, la pizza con muzzarella, los ñoquis los 29 de cada mes, una buena parrillada, los bizcochos de la panadería, el fútbol, y tantas cosas muy típicas, de esas que estando lejos siempre se extrañan.
Me voy del río como mar, de las gaviotas en la costa, de los centros comerciales, de las caminatas nocturnas durante el verano, del repique de tambores, también del “chivito”, la pizza con muzzarella, los ñoquis los 29 de cada mes, una buena parrillada, los bizcochos de la panadería, el fútbol, y tantas cosas muy típicas, de esas que estando lejos siempre se extrañan.
Ciertamente también
me alejo de otras cosas de las que prefiero no hablar, porque de esas, me
felicito en estar lejos.
Pero no puedo negar
que todo esto es un desgarrón en el corazón, lo siento por primera vez porque
volví todos los años, pero esta vez es diferente.
Hay otras situaciones que
también han desgarrado mi corazón, cosas que prefiero no traer al presente, pero
que también en su momento me han herido.
Y estos son los
sabores amargos que la vida a veces nos presenta.
Lo importante, es que
el jarabe quitaba la tos.
Y lo importante es
que luego del trago amargo, sabemos que vamos a estar más retemplados para
seguir con nuestra vida de la mejor manera posible, queriendo, amando,
comprendiendo, perdonando, sirviendo a otros, procurando el bien de todos.
Así lo encaro, así lo
veo, y para todos aquellos que me han proporcionado la parte dulce, mi eterno
agradecimiento. Sus nombres están escritos en el libro de oro.
enigma
Textos protegidos por derechos de autor
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