Discurría en mi
último artículo respecto a que la libertad debe ejercerse con responsabilidad.
Que la alternativa a un régimen represivo, no es la anarquía, el abuso de
prerrogativas personales que afectan el vínculo con los congéneres y la
sociedad toda.
Tampoco la
alternativa es someter la Constitución y las leyes de un país, a las veleidades
de un determinado partido o movimiento político, y reprimir la libertad de
expresión, para sólo alentar y facilitar aquellas expresiones que respaldan a
un gobierno dado.
La responsabilidad
que le cabe a todo gobernante, es justamente asegurar la libertad en toda su
extensión, y en particular, la libertad de expresión.
Cuando una y otra vez
verificamos que hay regímenes que se quejan de la prensa o las redes sociales,
y quisieran poner una mordaza a las expresiones de libertad en esos medios, nos
damos cuenta qué importante es mantener la
vigencia de la libertad de expresión como un derecho fundamental.
Basten algunos ejemplos
para ilustrar el problema al que me refiero.
La ex presidente de
la Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, declaró públicamente: “Clarín y La Nación son una "fábrica de mentiras y operaciones
políticas". Eso lo dijo el 27 de
Julio de 2015, refiriéndose a dos importantes diarios de su país.
Afortunadamente
esta señora ya no ocupa más su cargo.
El presidente de
Venezuela, (o mejor debería decir, el dictador institucionalizado) Nicolás
Maduro, acusó a los
medios de comunicación de su país de azuzar las compras de pánico
y de originar el desabastecimiento de
algunos productos básicos, el cual se ha intensificado en los últimos meses.
El mal manejo de la
economía de ese país, de lo cual es responsable su gobierno, es culpado a los
“medios de comunicación”. No sólo es
buscar un chivo expiatorio, sin asumir la responsabilidad que le cabe por el
desastre económico en que ha sumido a su país, sino que de paso indica
claramente su desagrado con una prensa que refleja la realidad, y no la oculta.
Evo Morales, en el
poder desde 2006 y a quien se le cerró la posibilidad de candidatearse para la
gestión 2020-2025, culpó al "imperio y a las redes sociales" por el
resultado de la consulta, con el 51,29% de los votos en contra, al 99,82% de
votos escrutados.
Morales se llevó un
merecido castigo, ya no engaña a nadie, y está envuelto en escándalos de
corrupción que le vinculan a su ex mujer, y una compañía china, donde están
involucrados cientos de millones de dólares.
Pero otra vez, en
lugar de reconocer sus falencias, y que la demagogia ya no funciona, prefiere
acusar “al imperio” (el pobre no se actualizó desde los años70) y a las redes
sociales (¡faltaría menos!), por su derrota.
Siempre los malos son
los otros. Los gobiernos que fracasan y fallan, los gobiernos corruptos o
ineptos no asumen responsabilidades. Y les molesta que se les señalen.
No es extraño que en
algunos países latinoamericanos haya planes “mordaza” con deseos de
aplicárselos a la prensa.
Típico de estos
regímenes es canalizar fondos oficiales a programas radiales, de TV y
publicaciones que les son favorables, que les son obsecuentes, a amanuenses
(que no son periodistas en el verdadero sentido de la profesión), en tanto que
desean dificultar si es que no pueden cerrar por decreto, aquellos medios de comunicación que les
molestan por decir la verdad.
De esto no escapan
las redes sociales, los twitteros y blogueros, que también son perseguidos
cuando no arrestados.
Y la disyuntiva es
bien clara. El contraste es diáfano.
De un lado, quienes
darían su vida por defender el derecho a la libertad de expresión aunque no les
fuese favorable, y del otro, quienes prefieren el ocultamiento, el esconder sus
miserias, y gustan sólo de medios serviles, cercenando totalmente la libre
expresión.
La libertad se ejerce
con responsabilidad.
Y la responsabilidad
de todo gobierno democrático es asegurar la amplia libertad de expresión.
enigma
Textos protegidos por derechos de autor
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