Wednesday, April 15, 2009

EL SER HUMANO Y EL ESPACIO

"¿Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos,
La luna y las estrellas que tú formaste,
Digo: ¿Qué es el hombre,
para que tengas de él memoria,
Y el hijo del hombre, para que lo visites?"

Salmo 8:3-4

El poeta de la antigüedad bíblica, alaba en el Salmo al Ser en Sí, y reflexiona ante la magnitud del cielo que tan sólo percibe con sus ojos, acerca de su propio ser, y se pregunta por sí mismo.

¿Qué somos nosotros como seres humanos?, ¿qué papel y destino nos está reservado en medio de la inconmensurable magnitud de todo cuanto existe y es recreado permanentemente en un incesante ciclo transformador?

Mirar al Espacio, hoy ya no con nuestros simples ojos, sino ayudados por poderosos telescopios en tierra y en el mismo Espacio, no sólo nos abre interrogantes que aún esperan respuestas, sino que de alguna manera nos ayudan a tener humildad, a redimensionarnos.

Sí a sabernos y sentirnos importantes pues somos seres pensantes, pero...a ser muy humildes, pues desde nuestra limitada tercera dimensión, ni siquiera podemos percibir la magnitud y complejidad de todo cuanto existe.

Nos lleva a no desechar formas de vida e inteligencias que no podemos siquiera concebir, inclusive debido a nuestra limitación de tamaño físico.

¿Alguna vez nos hemos puesto a pensar cuál es el universo de una hormiga? Aún si estuviese dotada de una inteligencia como la nuestra, ¿podría una hormiga desde su dimensión física real siquiera concebir nuestra existencia, nuestros gustos, sensibilidad, problemas, interesess, confictos?

Así somos nosotros, cuando nos cotejamos con el Espacio. Ni siquiera hormigas, tal vez somos seres nanoexistentes.

Por eso muchas veces he pensado que para adquirir una dimensión real de nuestro valor por un lado, pero de nuestra relativa importancia por el otro, es buen ejercicio espiritual observar el Espacio --si es posible con un modesto telescopio no más sea-- y tener en nuestras manos una Biblia.

Es un desafío a sintetizar en nosotros ciencia y fé. Es un desafio a armonizar ambas fuentes diversas del conocimiento y experienciación.

Y ¡por supuesto! es la belleza de extasiarnos ante una noche estrellada, si tenemos la fortuna de estar en un lugar sin polución lumínica (lejos de centros poblados), para encontrarnos más cerca de todo lo que existe, en medio de lo cual, estamos nosotros mismos.

enigma



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