Thursday, April 2, 2009

CUANDO FALTAN LAS PALABRAS


¿Acaso no les ha ocurrido alguna vez a ustedes?

Cuando una emoción es muy fuerte, muy intensa, muy profunda, cuando conmueve todo nuestro ser, cuando nos sacude por dentro, ¿acaso no han descubierto que no existen palabras para describir eso que se está sintiendo?

Así me encuentro yo en esta instancia. Decir "felicidad" describe parte pero no todo. Decir "esperanza" es otra descripción parcial. Decir "paz interior" también es un reflejo, pero pálido, de lo que hay en mi corazón.

Ciertamente el lenguaje es muy rico, y habemos (¡qué pretensión!) quienes lo podemos manejar más o menos holgadamente.

Pero quizás sólo los ojos son capaces de trasuntar todo lo que hay en nuestro interior, cuando las palabras faltan, o se quedan cortas.

Y eso es lo que me pasa en estos momentos.

Claro que --al regreso de un mes de vacaciones-- puedo trazar un himno a la amistad, a la amistad fuerte, leal, que no se pierde con el tiempo, y que se renueva en cada encuentro, aunque sea anualmente. Y en ese aspecto, me siento deudor de todos/as mis amigos/as que me recibieron y me agasajaron. Ellos saben cuánto les quiero y tengo siempre presentes.

Son amistades auténticas, en las que siempre está presente el cariño mutuo. Aún el desacuerdo o la discrepancia respecto de algo, es expresado si cabe, con altura, con nobleza y sobre todo, con cariño.

Claro que también puedo hablar del buen tiempo que me acompañó, y del disfrute del sol y el cielo azul, de las largas caminatas y del encuentro accidental con múltiples personas, la amabilidad de los vecinos, y las tertulias con parroquianos en un restaurante.

Pero por sobre todo ello, permeándolo todo, traspasándolo todo, hubo un gran sentimiento que me acompañó siempre, y por el que doy gracias al Ser en Sí.

Y ese es el que torna a las palabras insuficientes.

enigma

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