Saturday, April 11, 2009

¡¡¡RESURRECCIÓN!!!


No puede ser, dicen los que se creen “inteligentes”.

Mejor eliminemos este relato bíblico, piensan los sedicentes “teólogos”, que cada vez entienden menos del Orden Divinio, y sólo piensan como terrestres enfatuados.

Lo que estos “sabios” no llegan a comprender, a procesar en sus mentes, pero fundamentalmente a sentir en sus espíritus (muy venidos a menos), es que para comprender ciertos hechos, certeramente y cuidadosamente narrados en la Biblia, hay que tener una mente actualizada con la ciencia.

Y entonces se llega a saber que la realidad física, no es esta tercera dimensión en la cual nos movemos, somos y actuamos, sino que hay 11 dimensiones. Y que esos universos paralelos interactúan con esta tercera dimnsión cuando quieren y se lo proponen.

Si llegasen a comprender eso, entenderían muchas otras cosas.

Bástenos a nosotros saber que entre el Viernes Santo y el Domingo de Resurrección, los ángeles –un orden superior de criaturas— operaron la resurrección de Emmanuel (Jesús), lo cual implicó tenerlo que llevar a su dimensión para traerlo luego a la nuestra.

Por eso María Magdalena –la primera testigo-- encuentra a un hombre al que cree a cargo del huerto donde había sido sepultado Emmanuel,(o sea, que no le puede reconocer de inmediato) hasta que ese hombre le dice: “¡María! Volviéndose ella le dijo: ¡Raboni!” (expresión en lenguaje arameo equivalente al hebreo Rabí, o sea Maestro). *

Y ante la natural reacción de ella de abrazar a Emmanuel, él le dice: “No me toques, porque aún no he subido a mi Padre”.**

O sea, el retorno completo a nuestra tercera dimensión aún no se ha producido, y por eso no le puede tocar.

La resurrección es pues una proyección en nuestra dimensión de un acto realilzado en otra dimensión, a la cual le podemos llamar la Dimensión Divina, o el Orden Divino.

La resurrección es una revitalización, y una transformación.

Sustancialmente, lo que nos indica, es que la muerte no tiene la última palabra sobre nosotros. Lo que nos dice es que se equivocan quienes piensan –como lo dice un tonto aviso publicitario de una pastilla contra la osteoporosis—que tenemos “una sola vida”, queriendo significar ésta, tridimensional. Nuestra vida esencial, no termina aquí, así como no se termina la vida, al abandonar nuestra estancia intrauterina cuando nacemos.

La muerte es un pasaje hacia otra dimensión donde seguimos siendo con conciencia de ser nosotros.

Y ese es el más maravilloso anuncio que Emmanuel pronunció con su propia persona, desde su Resurrección y para todos los siglos.

Resurrección es transformación.

Por ende, también podemos aplicar lo esencial de su significado a nuestra vida cotidiana.

El Ser en Sí pretende una transformación (metanoia) de nosotros. Pretende que seamos capaces mediante la meditación, la oración, de alcanzar esa Su dimensión, de conectarnos, de vibrar en Su onda, lo cual nos coloca en mejores condiciones luego, de abordar los problemas y circunstancias de cada día.

El Ser en Sí pretende que tomemos conciencia de nuestro propio ser integrado a la totalidad de lo que Es. Un sentido holístico de nuestra existencia, del cual se desprenden la búsqueda de armonía, de la paz, el cuidado del medio ambiente, el amor por la naturaleza toda, y el amor al amor.

De ese Amor a lo grande, se desprenden la capacidad de perdonar, de reconciliarse, y de estar en paz con otros seres humanos.

Entonces crecemos en estatura, vamos siendo cada vez menos humanos para aproximarnos más al plano de lo Divino. Vamos formando parte de ese ambiente (ethos) en el cual el Ser en Sí todo lo abarca y lo permea, nosotros incluídos, ¡por supuesto!

El Ser en Si no es un otro, un ajeno o fuera de nosotros, sino que es en nosotros y nosotros en Él.

La fé no es pues una creencia obstrusa, sino una vía dinámica de Conocimiento, y es a través de ella, que podemos acceder a comprender lo que el simple raciocinio tridimensional, humano, de corto alcance, nos lo impide.

Celebremos pues, la Resurrección: anuncio de Transformación, demostración palmaria de que la muerte no tiene la última palabra.


¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!

* Jn.20:16
** Jn. 20:17 (citas del Evangelio según San Juan)



enigma


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