Tuesday, September 11, 2012

Enterrando el pasado

El pasado siempre estará presente en nuestra memoria. Más de una vez he escrito el lema: "Perdonar es facil, olvidar es dificil".

Si, lo que nos ha dado inmensa felicidad, jamás se olvida. Lo que nos ha provocado profundo dolor, tampoco.

Pero el pasado no puede determinar, marcar, dominar, regentear, o acotar el presente. El presente hay que vivirlo como la antesala del futuro, y el pasado forzosamente tiene que quedar atrás.

Porque de nada sirve atarse al pasado y rememorar hechos, acontecimientos, circunstancias, que nos van a traer memorias diversas, pero que nos anclan a lo que ya no es, a lo que ya no está o no existe más tal cual era.

Hay que vivir el presente con intensidad, y planificar en lo posible, el futuro.

Hay que vivir el presente dinámicamente. Un libro que se escribe, una serie de disertaciones, viajes internacionales, nuevos contactos, nuevas amistades, darse, darse, gastarse pródigamente en transferir a otros todo lo que se ha acumulado hasta ahora de conocimientos y experiencias, para que a otros les resulten provechosos. Sin mengua, sin egoismo, con la mira sólo puesta en hacer el bien.

Dar es amar. A veces uno puede equivocar el objetivo del dar, pero nunca erra la intención de hacerlo.

En determinado momento de mi vida, quise darme entero a una familia. Eso significaba dejar Estados Unidos donde estoy viviendo desde hace 23 años, para ir al Sur. Eso significaba vender mi casa para comprar otro bien inmueble en otro lado, y formar allí un hogar. Yo, quien soy y todo cuanto tengo iban conmigo.

No pudo ser, no se quiso que fuera. No fue. Punto. A otra cosa.

Tengo otras maneras mejores de darme y de ser. Especialmente transfiriendo experiencia, conocimientos, etc.

En eso estoy y en eso estaré.

Lo que no fue pertenece al pasado.

Tendrán memoria de mi, lo sé. Me recordarán muchas veces...frases que dije, hasta chistes, mi impronta personal, mi risa, mis anécdotas de viajes, mi voz, mis gestos...y tal vez en alguna oportunidad lleguen a echarme mucho de menos.

Pero eso ya está atrás. Mirando hacia el frente, con la vista puesta en el horizonte, "prosigo al blanco" como escribió San Pablo.

De todo lo vivido siempre se extrae una experiencia, y ésta siempre es provechosa.

Yo agradezco las múltiples atenciones recibidas, agradezco momentos únicos vividos con intensidad, agradezco la compañía amable, la sonrisa afable, el diálogo fluido, las comidas y paseos compartidos.

Ahora ya me ubico en el presente, y a otra cosa. Es como desengancharse del ayer. Y eso es bueno y positivo. Especialmente cuando el pasado no merece influir en el presente, o cuando su influencia termina siendo nociva.

¡Para todos siempre deseo lo mejor!. Tanto como lo deseo para mi mismo.



enigma
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