Saturday, September 1, 2012

Una felicidad muy íntima

Refiérome a una felicidad silente, no ruidosa. Sin risotadas ni alharaca.
Una felicidad callada, muy de adentro...profunda, pero que se siente con verdadero placer.

Es la felicidad de ser honesto y sincero. Es la felicidad de ganarse la confianza de otros.

Es la felicidad de poder dar una mano cuando otros la necesitan, de hacer posible ciertos "milagros" que ocurren porque uno pone en funcionamiento mecanismos que están al alcance de todo ser humano pero que la mayoría de los congéneres desconocen y no practican.

Es la felicidad de ver brillar los ojos en otro rostro, y ver dibujarse en él una sonrisa, y sentir una voz que nos dice simplemente: "¡gracias!"

Es la felicidad de saber que se nos quiere y mucho, de saber que podemos contar con ese cariño, y que nos lo hemos ganado por nuestra conducta y nuestra forma de ser. Pero también, por la sensibilidad de la persona que nos lo depara.

Es la felicidad del encuentro de almas gemelas, que se saben unidas por un hilo de plata inmensamente fuerte, capaz de vencer todo obstáculo.

Es la felicidad del respeto mutuo, de la dignidad no atropellada, de la valoración del prójimo por quien y cómo es.

Es la felicidad de orar por otros, y saber con certeza, que algo bueno y mejor de lo que imaginan les va a ocurrir.

Es la felicidad de sabernos juntos con otros, en este planeta uno.



enigma

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