DOS TIPOS DE AMOR

"¿Y que pasa si nuestra apertura emocional nos pone en riesgo?... ¿por qué no enfrentar ese riesgo, y disfrutarlo al máximo?,¡además!...

"...hay quienes merecen conocernos tal cual somos, porque además hay muchas cosas hermosas en lo que somos... y hay lugar, siempre hay un lugar aquí adentro, en la suma de lo que somos y queremos ser, para alguien que vale la pena..."

"... A tí, ¿te ha llegado tu milagro?... ¿lo has reconocido?... ¿lo atrapaste?... ¿o lo dejaste ir?..."

Las palabras que preceden las leí en un libro. Las anoté en una hoja aparte, pero confieso no me acuerdo de qué libro las tomé ni quién es su autor.

Pero tienen un valor intrínseco, y vienen al punto del tema que hoy quiero tratar con ustedes. 

 

No me voy a referir a la insólita propuesta de quienes hablan de "poliamor", para querer significar que podemos tener una especie de harén, una cantidad de personas a las cuales amar indistintamente.

En cambio, me voy a referir a una pregunta que se me ha hecho llegar y que se plantea en estos términos: ¿se puede amar a dos personas al mismo tiempo?

Buscando respuestas a este planteo, encontré dos que me parecieron legítimos aportes al tema.

Así por ejemplo, la periodista de Fox News, Ivonne K. Fulbright escribió:

En “Por qué Amamos”, la Dra. Helen Fisher se refiere a la capacidad humana de amar y desear a más de una persona. Ella señala que tenemos tres factores que nos conducen a unirnos: el deseo, el amor romántico, y estar juntos.

Los tres circuitos cerebrales detrás de estos factoers conductores no siempre cooperan entre si. Ellos funcionan interactivamente, pero independientemente. No todos pueden enfocarse en la misma persona a veces, aún cuando seamos monógamos y nos sintamos bien con nuestra relación primaria. Como escribe Fisher, parece que los seres humanos están “neurológicamente capacitados para amar a más de una persona al mismo tiempo."

Por su parte en el shwedarling.com.blog, encontramos el siguiente texto:

"¿Podemos estar enamorados de más de una persona al mismo tiempo? Muchos argumentarán que si uno está profundamente enamorado de una persona, no tendrá interés en ninguna otra. Sin embargo, estudios han demostrado que las personas a menudo son capaces de estar enamoradas de más de una persona. Según una encuesta efectuada “on line”, el 69% de un total de 1.168 votantes contestó “Sí” a la pregunta “¿Puede Ud. estar enamorado de más de una persona?".

Por  supuesto que estoy refiriéndome al amor de pareja, no a las categorías de otros tipos de amor como el de padres a hijos, el de hermanos, el de amigos, etc.

La primera inclinación es a decir que amar a dos personas al mismo tiempo no es posible, ya que si se está enamorado de una no se lo estaría de la otra.

Pero…y aquí un gran pero, quiero terciar en ese rígido esquema planteando una visión que parte de la base de lo que dice la Dra. Fisher, y de lo que las estadisticas refrendan.

La solución pasa por entender o interpretar que se trata de amores de diferente categoría, o de dos formas de experienciar el amor de manera distinta.

En cierta medida, ambos amores terminan por resultar complementarios, y no, como muchos pueden pensar, excluyentes.

Nadie tiene que sentirse compelido a dejar el amor que tiene por el nuevo amor que está sintiendo, sino que la sabiduría consiste en lograr amalgamar ambos en una realidad que por supuesto no tiene nada de tradicional, no guarda relación con viejos tiempos sino que es muy del vivir en ciudad, es muy del ajetreado y agitado Siglo XXI.

Tal vez uno de esos amores  capitaliza  más en la seguridad de cada día, en el orden de la vida cotidiana, en formar parte de lo que con el correr del tiempo deviene en rutina familiar.

En tanto el otro representa la satisfacción a la necesidad de sentir. De vibrar, de embelezarse con la atmósfera romántica que puede surgir del encuentro y la relación de dos seres muy especiales que de pronto se descubren mutuamente como factores que encajan en una armonía maravillosa.

Ninguno va en demérito del otro. Ninguno es superior al otro. Ambos son genuinos y legítimos, pero cada uno en su lugar, en su andarivel, en su ámbito.

Son ámbitos definidos e  independientes. Son áreas de vida separadas y cada una válida por sí misma.

Pero ambas las experimenta dentro suyo una sola y misma persona, con la otra parte, en cada ámbito.

Por ello, me inclino por pensar que sí, que es posible, viable y real que una misma persona tenga dos amores al mismo tiempo.

Por supuesto que ello no es una condición necesaria y que se tiene que dar.

También una persona puede tener hasta ayer un amor y despertar hoy con uno nuevo. Y su opción será continuar con ambos, o definirse inclinándose más favorablemente por uno de los dos.

Pero a veces no es necesario remover tanto las aguas, --que pueden enturbiarse innecesariamente—  para ser feliz, y disfrutar de la vida con las opciones que esta nos presenta y con las cuales –ciertamente—a veces, nos sorprende.

Uds. ¿qué piensan? Háganme llegar sus comentarios a enigma0458@gmail.com

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Los 4 pasos del caballero del amor

Cuatro pasos da quien es caballero del amor. Y son pasos muy importantes.

El primero es estar enamorado del amor. Es reconocer que el amor es la expresión máxima del ser humano, no hay nada superior que podamos desarrollar como no sea el amor mismo.

Cuando amamos el amor como valor en sí, estamos realmente en condiciones de amar hermosa y profundamente a alguien.

El segundo paso es el encuentro. Un encuentro que --si no es buscado-- tanto mejor. Surge espontáneamente, se da sin haberlo planificado ni pensado. Dios pone en contacto a dos personas que jamás se conocieron antes, y de pronto, surge una empatía entre ambas, despierta un interés mutuo por conocerse mejor, y a medida que transcurre el tiempo y se van conociendo mejor, surge entre ellas la dulzura del romance, y se van profundizando los sentimientos, hasta llegar al amor mismo.

El tercer paso es concretar esos sentimientos tan intensos en una relación seria, responsable y permanente. Si todo el camino está despejado, a ella se llega, ya sea como unión libre, viviendo como pareja simplemente, o yendo al matrimonio y formalizando dicha unión con un contrato legal que protege a la pareja y garantiza a las partes ciertos derechos a la par que establece ciertas obligaciones.

El cuarto paso ocurre cuando el camino no está despejado y  hay escollos insalvables o insuperables, que no se pueden soslayar. Entonces el caballero del amor, da un paso al costado, deja que la situación dada continúe, y finaliza la relación potencial que tenía con la novel pareja. Ya sea quedando como un buen y fiel amigo, o retirándose por completo y no sabiendo nunca más de la persona en cuestión.

Pero en el cuarto paso, la decisión no es unilateral, sino que tiene que ser de ambos. Analizar todo lo que hay en el entorno de la potencial relación de ambos, concluir su inviabilidad, y decidir si continuar como amigos, o desconocerse totalmente.

Las más de las veces, perdura una amistad sincera, grata, y firme, que continúa a lo largo del tiempo como tal, y que por cierto brinda paz interior y a la vez un agradable sabor a lo dignamente humano que tenemos en cada uno de nosotros.

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SEXO Y AMOR: NO CONFUNDIR

Alguien que  ha venido leyendo mis anteriores cinco artículos, puede haberse preguntado, ¿dónde quedó el hombre romántico, el autor de poemas y el que gusta de la poesía, del romance, de dos corazones que laten al unísono?

¿Dónde esta ese hombre sensible, capaz de sufrir por amor, de soportar angustia y estrés, por estar enamorado, o de sentir que casi está en el cielo, cuando quien ama le corresponde comunicándose dulcemente con él?

Bueno amigos, aunque sea duro de decir y más duro de admitir, el amor llega a uno, lo envuelve totalmente, lo abarca totalmente, lo impulsa totalmente....pero si la otra parte falla, o no quiere continuar la relación, o la altera sustancialmente, el amor se mella, se hiere, sufre, disminuye, sangra como herida abierta, va perdiendo vitalidad....y se acerca a su muerte.

Porque para amar se necesitan dos, y no una sola parte.

Para mi sigue siendo algo muy dificil de entender que una persona pueda --sin motivos que lo justifiquen-- dejar un amor, como se deja un curso que se está siguiendo, o como se abandona la lectura de un libro. 

Y cuando digo motivos que lo justifiquen, no me refiero a factores exógenos, sino endógenos. Es decir, cuando no hay motivos en la relación de pareja --strictu sensu-- que lo justifiquen. Que haya situaciones alrededor o por fuera, es otra cosa, pero entre la pareja en sí, cuando hay verdadero amor de ambas partes, eso no puede terminar, ni puede disminuirse, sino cada vez hacerse grande, más profundo, más hermoso.

Claro que a veces hay una gran confusión, y en esa confusión caen algunas personas. Se entusiasman con alguien, se apasionan por ese alguien, son capaces de hablar el lenguaje del amor, porque en ese momento ese alguien deviene en importante para sus vidas.

Pero factores de fuera de la relación misma de la pareja, determinan que eso finalice, no continúe, se termine, y se extinga. 

En realidad si la persona admite, acepta, y se doblega a esos factores externos, es porque en realidad no está amando y nunca amó. Fue a lo más un capricho, una obsesión del momento, una bella ilusión, una especie de espejismo...de sueño hecho casi realidad...que luego se desvaneció.

Muchas personas a lo largo y ancho del planeta sufren de este tipo de confusión. En realidad confunden pasión, "metejón" como le llamamos en el Sur de América, deseo de poseer a alguien físicamente y gozar de esos momentos, con el verdadero y profundo sentimiento del amor.

Y amar, amigos, es otra cosa. Amar toca a los sentimientos más hondos. Y cuando se ama de verdad, no hay situaciones ni "razones" externas que puedan matar, constreñir, o hacer abandonar ese amor.  Por ese amor se lucha, por ese amor se  sufre, y por ese amor se muere, pero por ese amor hay que jugársela, si ese ser amado lo representa todo en la vida de uno.

¡Claro! cuando no es así, vuelvo a decir, es como un espejismo, no es una realidad. Se asemeja a ella, es algo superficial, que tiene su duración contada.

Las parejas, todas las parejas deberían preguntarse si lo que les une es amor, o sólo deseo. Si quieren estar juntos para vivir sexo y nada más, o quieren estar juntos como compañeros de vida. Con el gusto de estar el uno con el otro. 
Con el vivo anhelo de compartir todas las vicisitudes que la vida puede presentar, los momentos más felices y los más tristes, y entre medio, la cotidianidad. 

Si hay una verdadera valoración mutua de los integrantes de la pareja, si se quieren bien, si se desean lo mejor, y por sobre todo, si quieren desarrollar una vida juntos. 

Si se preocupan genuinamente uno por el otro. Si tienen una urgencia por servirse eficazmente y rápidamente en lo que sea, baste que uno de ellos necesite o solicite algo. 

Si hay respeto mutuo en el trato, y no frialdad, insultos, o desprecio. 

Si no se anda con rodeos o con mentiras.  Si cuando se empeña una palabra se cumple. Si se es responsable de dichos y hechos y no se niegan los mismos como si no hubiesen existido.

¡Vaya si el amor exige responsabilidad, coherencia, constancia, firmeza, gusto y ganas!

Como puede apreciarse, es una cuestión de carácter, de valores. 

¿Qué tal es realmente la persona que declama amor?

Importa menos que haya o no poemas, o lindas palabras que pueden terminar siendo huecas, meras lisonjas dichas al momento para conquistar o salidas del entusiasmo pasional. 

Importa sentir lo que muchas canciones cantan, ese "no puedo vivir sin ti". Ese sentir que el otro o la otra --en la pareja-- le es imprescindible, que la vida misma no tiene sentido si la otra parte no está. 

Amar se convierte en algo serio, maduro, que va mucho más allá de la atracción física y del sexo. Va en sentir que se quiere vivir con la otra persona, que uno se siente feliz y orgulloso de tenerla en la propia vida como alguien importante. 

Y esencialmente que uno está dispuesto a darse por entero, cuanto uno es y tiene, por esa persona.

Pero otra vez, eso requiere madurez, entendimiento claro de lo que uno mismo siente, considerar lo que ha sido la vida de uno hasta entonces, y lo que está siendo una vez que surge la nueva relación, y decidir qué clase de vida quiere para su futuro inmediato.

Claro que eso reclama capacidad de decisión, y coraje. Como suelo decir: "hay que jugársela". Y quien no se la juega, pierde. Asi de sencillo. Pierde en toda la línea, y pierde para siempre.

Y...--por si acaso-- vale también decir que ni la distancia geográfica, ni la diferente cultura o edad juegan un papel decisivo. La experiencia de miles de parejas, demuestra fehacientemente lo contrario.

Ahora, amigas, amigos, ustedes deciden. ¿Están verdaderamente enamorados, o sólo es un entusiasmo pasajero?, tal vez un flirteo, ese gusto por sentir por un tiempo un romance, para terminar luego en la nada...

La respuesta es de cada uno/a de ustedes. ¡Ojalá elijan lo mejor!

enigma

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