Monday, August 25, 2014

HOSPITALIDAD: Hermosa y Posible

"No se olviden de mostrar hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles." 

Así se puede leer en la Biblia, en la carta a los Hebreos, capítulo 13, versículo 2.

Hay mucha gente sola en el mundo, en nuestras ciudades, en nuestro vecindario.

Y mostrar hospitalidad, ser hospitalarios, recibir personas, agasajarles, llevarles a conocer lugares que no conocen, a que tengan experiencias que no han tenido, es realmente una actividad que provee enorme dicha a quien la realiza.

He tenido el placer de tener por unos días en mi casa a una querida amiga uruguaya.

Su visita significó no sólo una ruptura de mi soledad desde el fallecimiento de mi esposa, sino que me brindó el justificativo y el impulso para salir a diversos lugares, volverles a ver o descubrirles por vez primera.

Fue una agradable experiencia, aunque breve en el tiempo.

Ahora, regreso a mi rutina, a mi soledad, que por cierto no es mi zona de confort, sino todo lo contrario.

Pero quiero poner énfasis en lo hermoso de la hospitalidad. 

Y en ese sentido, para mis auténticos/as y verdaderos/as amigos/as, las puertas de mi casa siempre estarán abiertas para recibirles. Sólo dependerá de que no excedan la capacidad que tengo para hospedarles.

Hay algunas personas a quienes he invitado a venir, y lo han hecho. Hay alguna otra que ha estado renuente. Pero pienso que con el tiempo se dará cuenta de cuán estupenda puede ser la experiencia de venir a conocer Washington DC y Virginia, porque hay cosas únicas y espectaculares.

Me gusta además que quienes vienen, elogian la paz y tranquilidad del barrio donde habito, donde no hay perturbación siquiera por ruidos molestos.

En fin. Feliz y contento por practicar la hospitalidad, y por haber disfrutado la compañía de una buena amiga que está ya en viaje de regreso a Montevideo.

Además, la hospitalidad es recíproca. 

Yo no tengo más que palabras de gratitud infinita, para quienes que me han cobijado en sus casas, me han invitado a comer juntos reunidos en una larga mesa rodeada de amigos, o a un almuerzo o cena personal, donde hemos dialogado estupendamente.

Yo no me olvido de quienes han sido cicerones míos, llevándome a conocer lugares únicos en el mundo e increíbles de no haber estado allí. La bondad de disponer de horas para acompañarme, y de elegir los lugares y los medios para ir, todo ello, es algo que atesoro en mi corazón. 

Y la comidas compartidas, y los temas abordados, y las canciones cantadas al unísono...en fin. Experiencias que enriquecen nuestras vidas, que las llenan de sabor y color.

Les exhorto a ustedes, a que practiquen la hospitalidad. A que inviten a la gente que conocen bien, la gente de confianza, la gente con la cual hay diálogo y entendimiento, a que les visiten en sus casas. Por horas, por un par de días o un par de semanas.  Sé que saldrán reconfortados. Que se sentirán muy felices de haberlo hecho, como yo me siento ahora.

 enigma
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