Saturday, April 18, 2015

A CINCO AÑOS DE SU PARTIDA

Sé que es algo muy personal, pero tal vez el impacto de la muerte de un ser querido, es también algo universal.

Todos sabemos que ese es nuestro destino. Abandonar este mundo tal cual estamos, despojarnos de este envoltorio de carne y hueso que nos permite interactuar con la biósfera que nos sostiene, y ser libremente, entrando en la dimensión tiempo, disfrutando la eternidad.

Si hay quien piensa que no es así, le recomiendo que investigue y lea más. Tal vez cambie de parecer y se convenza que la muerte no tiene la última palabra y que nuestra vida, que anteriormente fue intrauterina, se continúa con esta, y luego con la otra, siempre manteniendo la consciencia de quienes somos.

Hoy tengo un recuerdo especial para quien fuera en vida Alicia Trillo Alvariza, mi esposa. Nacida en la Argentina, llegada a Uruguay muy niña, y siendo una uruguaya más, donde cursó todos sus estudios que le llevaron a la docencia, siendo primero maestra de varios grados, hasta llegar a ser Directora de Escuela Primaria.

Alicia partió en un día como hoy, hacia la eternidad. Llevo tras ello, cinco años de soledad, sólo parcialmente paliada por la compañía de amigas que me han visitado o a quienes he visitado, y que son mis interlocutoras válidas, personas con quienes compartir largas conversaciones, visitas a lugares, museos, conciertos, etc.

Aquí en mi apartamento en Montevideo, recuerdo el tiempo en que vivimos como familia junto a nuestro hijo. 

Al volver a Estados Unidos dentro de unos días, intentaré estar más cerca de mi familia --hijo, nuera y nieto-- de quienes me apartan cuatro horas de viaje en avión.

La impronta personal de Alicia continúa en muchas cosas. La disposición de los muebles en la casa, o de utensilios de uso diario. Pero es obvio que falta su persona, ese ser luchador infatigable por la vida, que no se dio por vencida ante un cáncer devastador. Esa mujer de un temple extraordinario, que se dio a su hijo y luego a su nieto con ejemplar dedicación.

Una mujer independiente en su pensar  y en sus criterios, que jamás siguió a la masa. 

Muchas veces, miro su foto, y reflexiono con perplejidad ante el hecho de por qué le tocó irse cuando razonablemente, le quedaban muchos años por delante. 

En los inescrutables designios del Ser en Sí, es una osadía pretender entender tan pronto,cosas que tal vez requieran más tiempo para comprenderlas a cabalidad.

Mi alma tiene paz y la tendrá siempre, porque hice por ella todo cuanto estuvo a mi alcance y más. Y le acompañé hasta su último hálito.

Esa es la misma paz y tranquilidad que pueden tener ustedes mis lectores, si cuando enfrentan la lucha de un familiar con una enfermedad, y hay un desenlace de fallecimiento, ustedes han hecho con amor, con mucha paciencia, y con verdadero espíritu de servicio, todo cuanto han podido por hacer que el enfermo se sintiera lo mejor posible en todo sentido.


enigma
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