Sunday, April 19, 2015

CUANDO LOS SERES QUERIDOS SE VAN DE VIAJE



Muchas veces se viaja por placer, para unas vacaciones, para conocer un lugar. 
Pero otras se viaja por trabajo, por una obligación contraída que surge del quehacer diario como profesionales.

Y entonces se parte, y se dejan atrás seres queridos, que quedan esperando el regreso, y que mientras tanto, están anhelantes cada día que pasa, de saber cómo están viviendo quienes han viajado.

Si el viaje es en avión, y les lleva lejos, con más razón aún se les extraña, se les echa de menos, y sobre todo, se está pendiente de que les vaya bien en todo, de que no tengan ningún inconveniente, ningún percance, y que regresen tal cual les vimos ir, sólo que con una experiencia más en sus vidas, y una anotación más en sus currículos profesionales.
Es parte de la vida y de la dinámica actual.

¡Dichosos quienes estando activos lo pueden hacer y lo tienen que hacer!  

Después de todo, es consecuencia de la profesión que ejercen, de la carrera que una vez eligieron, y de las demandas que la misma tiene.

De paso se nutren de la experiencia de la actividad en la cual han de participar, de conocer nuevas ciudades, nuevas personas, culturas diferentes, etc.


En tanto, quienes les hemos despedido, y oramos por ellos mientras están ausentes, debemos confiar en que estarán protegidos, que se sabrán cuidar, y que volverán a nosotros, y tendremos la alegría de abrazarles nuevamente, y de sentir más fuerte que lo habitual, todo el cariño que nos une permanentemente.

Si algo queda como corolario de todo esto, es que cuando existe un auténtico y legítimo sentimiento de afecto, de cariño, de amor, de pertenencia, ¡no hay nada más gratificante que el reencuentro!. 

Nada más hermoso que volverse a ver, estar juntos, escucharse mutuamente, dialogar, oír las anécdotas de viaje que nos traen, y ver sus rostros felices de que estamos reunidos.



enigma
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