Saturday, April 11, 2015

LA MÚSICA QUE ESTREMECE



Todas las veces que escribo en este blog, acompaño siempre cada artículo de un tema musical.


A veces inclusive, una canción que consideré interpretaba mi sentir, ocupó el lugar de las letras, en algo que he dado en llamar “Canciones que dicen Mensajes!”.


En este preciso momento, estoy escuchando a uno de mis favoritos, el  pianista y compositor mexicano Ernesto Cortázar (cuyo fallecimiento siempre lamentaré), en un tema que me resulta muy especial. Se titula “Be my Valentine”, que podría traducir como Sé mi Enamorada, y que pertenece a un álbum a su vez titulado “Just the two of us”, "Sólo nosotros dos". 


¡Qué música, cómo alienta, cómo inspira, cómo hace rememorar momentos felicísimos, como hace añorar muchas cosas que opto por no decir, no porque no pudiera compartirlas, sino porque están muy en lo profundo de mi corazón!


Esta música me acompañó alguna vez cuando con lágrimas en los ojos, escribí un poema. Lo recuerdo perfectamente.


Es que la música en general–y algunas composiciones en particular—tienen un tremendo poder.


¿Por qué creen que los militares usan marchas al ir al combate?, ¿por qué la música se hace de tonos casi imperceptibles o muy especiales, si se trata de meditar?, ¿por qué la música alcanza niveles exquisitos cuando lo que transmite es amor?
 

Ah, sí, ese el poder comunicante de la música, una música que como en este caso, sinceramente, me estremece.


Sólo alguien que me conozca muy bien, podrá entenderme, podrá saber por qué esta música me llega tanto, y podrá al menos pensar, ¡qué clase de alma es la que tengo!


A veces no sé, no logro explicarme por qué tanta sensibilidad, por qué me llega tanto, por qué es capaz de conmover mis fibras más íntimas. 


Tal vez la respuesta no está en la música en sí, sino en lo que ella evoca. En lo que ella suscita en mi ser. 


¡Maravilla de la música!. 


Anoche fui a un concierto de una sinfónica. Beethoven y Haydn eran los compositores de lo que se ejecutó, y realmente fue una  fiesta para el espíritu. Particularmente disfruté del Concierto No. 5 “El Emperador”, de Beethoven,  que requiere por otra parte, una destreza espectacular al piano.


El Maestro, Director y pianista argentino Horacio Lavandera, brilló como director de la sinfónica, y como director y solista en “El Emperador”. Realmente magnífico.


A él desde aquí mis calurosas felicitaciones, lo mismo que a la sinfónica. ¡Que todos continúen sumando éxitos!.


enigma
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