LA CARGA POR LA HONESTIDAD

 Ser honesto, ser sincero, hacer y decir lo que corresponde exactamente a la personalidad propia, sin artilugios, sin disimulos, sin falsificaciones, demanda responsabilidad, decisión firme, y sobre todo coraje.

Cuando se procede así, se lleva encima una carga. Una que a veces se torna muy pesada. 

No se nos entiende, no se nos comprende. O se nos discute, rebate y hasta insulta.

No gusta lo que pensamos, sentimos u opinamos, y eso basta para que algunos se lancen a pensar sobre nosotros cosas no sólo desmesuradas, sino totalmente erróneas.

Si hay algo que considero sustancial, muy importante, es que quien nos salga al paso discutiéndonos, y plantándose como adversario u opositor, comience por conocer quién es uno, qué vida ha llevado, qué trayectoria tiene como persona, como profesional, etc.

Nadie --y menos alguien con vida pública-- está fuera del riesgo de sobrellevar la carga por la honestidad. 

Pero es justo reclamar, que esa carga que siempre se está dispuesto a llevar, sea la que corresponde a uno, y no una distorsión por malentendidos, malas interpretaciones, o definitivamente, por malevolencia. 

Me uno aquí a todas aquellas y aquellos que a diario deben tal vez soportar esa carga de cosas indeseadas, ni buscadas, por el mero hecho de ser honestos, de actuar con rectitud, de bucar el bien de otros, y de no callar ante la injusticia, ante la violación de principios fundamentales, ante una sociedad que algunos pretenden volcar y dejar patas arriba, subvirtiendo el orden natural de las cosas tal cual se tienen que dar en la cultura, en la sociedad, y sobre todo en una nación.

No sólo en el gran ámbito público e internacional, sino en el mucho más restringido pero importante de las relaciones personales, llevar esa carga por ser honestos, es algo de lo cual sentirse orgulloso. Nuestra responsabilidad primaria si somos creyentes es con el Ser en Sí, y si no lo somos,  pues con nosotros mismos. 

No podemos dejar de ser quienes somos, y por tanto ser, hacer y decir, tal cual somos. 

¡Ojalá se nos entienda claro y bien! 

 

enigma
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